Sher Herrera
3 PREGUNTAS A...
“Cuando se habla de opresiones de raza, las mujeres blancas también tienen mucho qué decir en su relación con las mujeres negras. No creo que simplemente deban callarse. Sí veo que hay muchas feministas negras que con justa razón esperan que las blancas se callen, pero también pienso que es hora de hablar de manera abierta sin tener que apropiarse de nuestra experiencia”
1 ¿Cómo fue el acercamiento hacia el racismo como vivencia y problemática?
—LMe crié en el Barrio La Paz, en Santa Marta y viví experiencias de colorismo por mi pelo, mi boca y mi color de piel. La raza es una idea que funciona dependiendo el contexto, porque la gente tiene una idea de que la raza es fija y no es así. En ese contexto de colorismo, hay muchas personas con pelo liso o piel clara que se identifican de otras formas. Y al ser mi familia de piel más oscura nos decían “los negritos”. Ahí vemos cómo estas dinámicas de la raza generan racismo incluso del contexto familiar. Ahora bien, en el colegio y universidad fue más difícil, me expulsaron de tres colegios por pelear cuando me atacaban por mi raza, y ahí me di cuenta de que en las instituciones, más que acabar con un problema de racismo que se vuelve sistémico, sacan al estudiante de las aulas (hay más probabilidades de que pase esto con un estudiante negro). Y este racismo se vuelve estructural e incluso es negado. En mi último colegio, mi maestra, también negra, me habló de racismo y se volvió mi abogada.
2 ¿Cómo llegó al feminismo?
—El hombre que se convertiría en mi esposo, que es profesor de Literatura, me veía siempre peleando con el mundo. Peleaba por cosas que en el sentido teórico no sabía cómo expresar. Así que leí “Todos deberíamos ser feministas”, de Chimamanda Adichie y ahí comencé a investigar más. Gracias a un hombre blanco tuve este acercamiento, aunque no me considero activista, a pesar de ser feminista antirracista. Mi postura política se forma desde la postura en que veo el mundo, pero no necesariamente tiene que estar sujeta a estas prácticas. Que yo vaya a una marcha de vez en cuando, no me hace activista. Pero, ahí conocí a unas amigas y mujeres que me hicieron entender el feminismo, y poco a poco mis publicaciones comenzaron a tener un tinte más político en relación al feminismo antirracista y decolonial.
3 ¿Cómo ve el afrofeminismo en Colombia?
—Hay movimientos de mujeres negras y barriales, y me siento muy identificada con sus procesos colectivos y políticos en Cartagena. Hacen actividades de recolección de fondos para sus propias comunidades. En Bogotá están pasando cosas interesantes con las mujeres negras, con La Tremenda Revoltosa y su Batucada Feminista. Hay mujeres del Pacífico colombiano. Están pasando muchas cosas con las mujeres negras, desde la defensa de su territorio y con la resistencia ante este Gobierno. Es un movimiento bastante vivo y va en consonancia con las académicas y con quienes tienen su práctica política en la calle. Yo me dediqué a hablar de haborto con mis primas, de darle posibilidades a mi hermana menor por su independencia económica. Y ahora, en mi maestría escribo mi tesis para socializarla con las participantes y espero que aporte al campo de los estudios afrocolombianos y de género.