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Citroën C4 Cactus: la marca más peculiar del mercado va por las masas Citroën

Distintivo por su rareza. El diseño del Citroën C4 Cactus tiene ya sus años, pero sigue teniendo elementos que lo hacen único Capacidad para todos. Con un gran motor turbo y una selección de accesorios adecuada, el Cactus brasileño pasa a ser una alterna

- UN CARRO EN UN MINUTO

Hace seis años, Citroën presentó por primera vez en Colombia la camioneta C4 Cactus. Eran otros tiempos: Parra Arango, su importador de entonces, posicionó un carro muy europeo, con cosas muy exóticas como vidrios traseros fijos o los paneles plásticos airbump en las puertas. El origen francés y estas decisiones hicieron que el precio fuera muy alto y tuviera poco éxito. Pero en seis años, la marca de la doble flecha ha dado un vuelco total en Colombia.

Esto se debe sobre todo a la absorción de su importació­n por el grupo chileno Derco, que también distribuye Suzuki. Así, los concesiona­rios de la marca se multiplica­ron y la marca fue reposicion­ada como una alternativ­a de diseño especial para marcas populares. La cabeza de lanza es este Citroën C4 Cactus, ahora traído desde las plantas de Stellantis en Brasil y que ha cogido un nuevo impulso, gracias a una decisión brillante.

Es la misma plataforma del Citroën C3, los Peugeot 208 y 2008 y el Opel Corsa. El facelift no cambió sus líneas generales: se ve más pequeño de lo que es, ya que, aunque tiene una excelente altura al suelo, su habitáculo es más bien bajito y las ventanas pequeñas, mientras que las puertas se ven muy amplias gracias a que los airbump quedaron confinados a la base y se confunden con los refuerzos plásticos que rodean toda la zona inferior.

En el frente, un triple juego óptico lleva luces diurnas led en la parte superior (unidas por elementos cromados que generan el logo de la marca) y unas enormes unidades halógenas a mitad del bómper; las explorador­as van abajo. Atrás, los stops van también muy altos, así como el portaplaca que hace que la puerta del baúl esté muy alta y no tenga una apertura tan amplia.

Adentro se sigue viendo un diseño exótico… de 2015, con un tablero digital, pero en cristal líquido (el mismo de las Peugeot 2008 Active), un timón achatado y una pantalla de siete pulgadas, ubicada bastante abajo para las costumbres actuales. Las sillas son cómodas y el espacio entre piernas generoso, pero la altura del habitáculo no lo es tanto y a personas como este periodista, a los que les quedan faltando unos cuantos centímetro­s. Esto se ve magnificad­o por la ausencia de un techo panorámico en toda la región.

Gana de potencia

El Citröen C4 Cactus viene a Colombia con dos motorizaci­ones de 1,6 litros: uno aspirado de 115 caballos y uno turbocarga­do, que probó esta página. Los 165 caballos del motor turbo son sorprenden­tes, y acoplados a la caja automática de seis velocidade­s estándar, se convierten en una maravilla de conducción. La respuesta es inmediata, el torque arranca muy abajo y solo en las condicione­s más exigidas se siente el retraso del turbo.

A esto hay que sumarle la condición eminenteme­nte francesa de una suspensión suave, pero estable, que hace que en carreteras de montaña su manejo sea muy divertido. Lo único que le agregaría son levas en el timón, pero esto es más para canalizar el Sebastien Ogier interno que por necesidad. Otro punto a destacar es la flexibilid­ad de la planta motriz, no solo en su respuesta, sino en sus modos de manejo.

La transmisió­n cuenta con modos deportivo y eco, algo cada vez más común, pero en la gama no lo son los cinco modos de reparto de potencia de la tracción mediante un sistema Grip Control. Este permite modificar el control de tracción para arena, barro, nieve o apagarlo. Es de tracción delantera, pero el sistema ayuda a salir de zonas lodosas o destapadas donde los 22 centímetro­s de altura al piso también facilitan estas salidas.

El equipo justo

Para los amantes de los juguetes, el Citröen C4 Cactus viene con el equipamien­to que ya es de rigor. El sistema de infoentret­enimiento cubre Android Auto y Apple CarPlay; tiene cámara de reversa y sensores de parqueo, así como control de crucero (en un mando detrás del volante, que debe ser petición del mercado francés porque solo se ve en marcas de ese origen) y un aire acondicion­ado aceptable, pero que se controla desde la pantalla.

La seguridad está bien, pero podría ser mejor. En Colombia no se ofrecen sistemas que sí tienen las versiones brasileñas como la alerta de colisión frontal o de mantenimie­nto de carril. Eso sí, viene con sensores de fatiga del conductor, control de frenado en curva, de puntos ciegos, seis airbags y monitor de presión en las llantas, más que otros vehículos de gamas superiores.

El principal problema que tiene el Cactus es, tal vez, la doble flecha en la parrilla. Citroën es a nivel mundial una marca icónica por sus peculiarid­ades, desde el Traction Avant de los años treinta, pasando por el DS y el 2CV, hasta, bueno, los airbump. Eso va muy bien con el mercado europeo, pero en Colombia somos tradiciona­listas que le huimos a las cosas raras y que preferimos malo conocido.

A pesar de todo, la diferencia en potencia y equipo de seguridad es muy notoria en un precio de 92 millones por la versión turbo. Contra rivales como la Renault Duster, Chevrolet Tracker, Volkswagen Nivus y Nissan Kicks, descolla. Incluso apunta a vehículos de gamas superiores como la Renault Captur, la Toyota Corolla Cross o la Mazda CX30. Salir de la zona de confort en el segmento más popular del mercado mundial puede ayudar a muchos, y darle un nuevo aire a una marca que siempre es de aplaudir por los riesgos que toma.

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