Cicatrices de Agua Dulce y Agua Salá para conmemorar el acuerdo de paz
Con rituales ancestrales de pueblos indígenas y afros en el río Magdalena, se cerró una jornada para sanar las heridas del conflicto armado en el Caribe
A bordo de la embarcación Mita, navegando por el Magdalena, en Barranquilla, se realizó un ritual de pagamento de sanación por un mamo kogui para la transformación del río.
Esto durante el recorrido en el que la Comisión de la Verdad hizo el cierre de la ruta simbólica Cicatrices de Agua Dulce y Agua Salá, para conmemorar los cinco años del acuerdo de paz y los tres de la Comisión de la Verdad.
Asimismo, el grupo las Alegres Ambulancias, de San Basilio de Palenque, interpretó canciones de duelo en honor a las víctimas del conflicto armado en el Caribe y en el país.
La coordinadora de la Comisión de la Verdad en el Caribe, Ana María Ferrer, explicó que esta acción viva correspondía al cierre de una serie de actos públicos que se realizó durante la semana en Barranquilla, Santa Marta, Valledupar, Colosó, Sucre y Montería, en los que reafirmó el compromiso por la verdad, la paz y la no repetición del conflicto armado.
Participaron en esta jornada por el río Magdalena en Barranquilla, víctimas, líderes sociales, representantes empresariales y funcionarios de la Comisión de la Verdad de las cinco Territoriales que conformar esta macro, en el Caribe.
Durante una hora de navegación, de reflexiones y espiritualidad, se escuchó a los invitados de distintas poblaciones de la región, que explicaron el alcance de cada una de las Acciones Vivas realizadas en sus territorios y la importancia del proceso de escucha a distintos sectores involucrados en el conflicto y principalmente de las víctimas, que desarrolló la Comisión y así como el trabajo de búsqueda y esclarecimiento de la verdad en el Caribe.
El mamo kogui, en su ritual, hizo confluir las energías para la sanación del Magdalena, para que sus aguas que recorren el país y que fueron receptoras de la violencia que azotó (y aún azota) a la nación puedan liberarse de tanto horror, renacer y encontrar su purificación.
El grupo Alegres Ambulancias de Palenque interpretaron música del ritual de Lumbalú, tradicional ritual funerario de la cultura palenquera.
Tras el recorrido por las aguas del Magdalena, la embarcación llegó al Muelle del Gran Malecón del Río de Barranquilla, donde se realizó la performance El encanto de la Magdalena, obra ganadora del Portafolio de Estímulos de la Secretaria de Cultura de Barranquilla, en cooperación con el XX Tanz Theatre, de Alemania y el programa de Danza de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.
El cierre en Barranquilla de la ruta simbólica por el Caribe utilizó como elementos conectores el agua (sanación) y la luz-fuego-iluminación (verdad).
Recorrido de la ruta
Esta ruta fue desarrollada por las cinco Territoriales de la Comisión de la Verdad en el Caribe. Inició el 23 de noviembre en el barrio El Bosque de Barranquilla, con la Acción Viva denominada La palabra lleva a la luz en tránsito hacia la paz, que constó de dos jornadas.
Luego, en la Sierra Nevada se realizó un acto ritual (con luz y fuego) con los mamos kankuamos, arhuacos, wiwas y wayúu. Después en Montería se hizo un recorrido por el río Sinú para resignificar lo que ha sido el río, lo que representa como sustento económico y desarrollo de esta región golpeada por el conflicto armado.
En la bahía de Santa Marta, después, se hizo un recorrido por el mar Caribe, que llegó al corregimiento de Taganga, para llevar el mensaje del valor de la verdad en la búsqueda de la No Repetición.
Y el sábado pasado, llegó a Colosó, Sucre, donde se realizó una peregrinación con 35 líderes de los Montes de María, que participaron en el I Festival de la Memoria y el Reencuentro.
En el evento, que ocurrió en el municipio de Santa Lucía, Atlántico, participó el exjefe paramilitar de las Auc, Uber Enrique Bánquez Martínez, alias Juancho Dique, del bloque Héroes de Montes de María, con las víctimas del conflicto armado en los Montes de María.
Dique, quien pagó en prisión su condena de 23 años, por liderar actos violentos en esta zona, llegó convocado por este evento hablando con las víctimas de unión y paz. El exparamilitar pidió perdón a las víctimas y reconoció haber participado en una masacre, en la que murieron 28 campesinos.
Allí, una de las víctimas salió espontáneamente y pudo abrazar a Dique al final del encuentro como señal de perdón y reconciliación.
Al final de la jornada se cantó un lumbalú al interior de una embarcación y se lanzaron flores al canal del Dique, donde fueron arrojadas sin sepultura, muchas de las víctimas del conflicto armado en Colombia.
“El mamo kogui, en su ritual, hizo confluir las energías para la sanación del Magdalena, para que sus aguas que recorren el país y que fueron receptoras de la violencia que azotó (y aún azota) a la nación puedan liberarse de tanto horror, renacer y encontrar su purificación”