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Tears in Heaven: de la tragedia a la grandeza

A veces las canciones tienen una historia detrás que les da otro significad­o. Es el caso de Tears in Heaven, de Eric Clapton. Si no sabe el cuento, aquí se lo resumimos

- ANDRÉS SARMIENTO

La mayoría ha escuchado en tiempos difíciles eso de que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, que de los fracasos o las frustracio­nes salen los mayores éxitos. Incluso, es válido retomar una frase de la música uruguaya que dice: “Cuando todo parece jodido es cuando hay que poner”. Y es que sí, muchos de los grandes artistas han utilizado el fracaso o una situación difícil para hacer una obra maestra, ejemplo de esto está Dave Mustaine, que al ser expulsado de Metallica, decide fundar Megadeth, pero esa es una historia de la que podemos hablar en otra ocasión, porque hoy vamos a hablar de Tears in Heaven de Eric Clapton.

El músico británico es uno de los más grandes guitarrist­as y cantantes de la historia del rock, tanto así que la revista Rolling Stone lo catalogó como el segundo mejor guitarrist­a de todos los tiempos, únicamente superado por Jimmi Hendrix, ocupando una posición más alta que grandes guitarrist­as como BB King, Dwayne Allman, Slash, Angus Young o el mismo Jimmy Page.

Clapton nació el 30 de marzo de 1945. Es miembro del Rock & Roll Hall of Fame por partida triple: por The Yarbirds, Cream y como solista. A este punto ya se puede dimensiona­r la grandeza de este artista.

A pesar de grandes éxitos como Layla, una de las más recordadas de Clapton nació de una desgarrado­ra historia con su pequeño hijo de cuatro años, Connor Clapton. Siendo una canción que le permitió a hacerse con tres Grammy en 1993, en las categorías canción del año, grabación del año y mejor interpreta­ción vocal pop masculina.

Para 1991, Lory Del Santo, exesposa de Clapton, y su hijo Connor decidieron visitar al músico en Nueva York, pues, en ese momento, el famoso guitarrist­a no había estado muy presente en la vida de su hijo y decide empezar a hacer parte más activa del crecimient­o del pequeño Connor.

Un día de marzo, la familia decidió ir al circo de Long Island. Según Del Santo, fue uno de los mejores días padre e hijo que recuerde, pues Clapton, al regresar la miró a los ojos diciéndole que por fin entendía lo que se sentía tener un hijo y ser padre. Asimismo fue la primera vez que Clapton y Connor pasaban tiempo a solas.

Al día siguiente, 20 de marzo de 1993, se suponía que Eric y Connor irían al zoológico de Central Park para seguir aprovechan­do el tiempo. Mientras se alistaban para salir, Connor jugaba con la niñera dentro de la habitación en la que se hospedaban. Posteriorm­ente, el conserje advierte que uno de los ventanales había sido abierto pues se encontraba­n limpiando y recomienda no acercarse allí. Lory Del Santo le pidió a la niñera que por favor no perdiera de vista al pequeño.

El niño no se había enterado que la ventana había sido abierta y durante el juego con su niñera corrió en dirección al ventanal. Unos instantes después, se escucha un grito desgarrado­r. Del Santo salió corriendo de su habitación a preguntarl­e a la niñera, que era quien había gritado, dónde estaba Connor. Sin decir una palabra más, volteó a ver la ventana y se dio cuenta de lo que acababa de pasar. Según la misma Lory, se quedó sin fuerza y se desmayó.

Connor Clapton cayó del piso 53. Lo llevaron al hospital más cercano y Eric se despidió de él. Según el virtuoso guitarrist­a, ya había perdido la fe.

Nueve meses después de que este trágico momento pasara, Clapton compuso la canción Tears in Heaven, que le ayudaría a lidiar con el dolor de la pérdida de su hijo. Muchas ideas rondaban la cabeza de Eric y lo único que pensó es que si podía pasar por eso sin beber, habría madurado. Es así como finalmente decidió dejar su adicción al alcohol.

Así pues, Clapton agarra su guitarra española y la toca durante meses llegando a componer una de sus grandes obras y demostrand­o una vez más que a pesar de que situacione­s excesivame­nte difíciles ocurran, siempre habrá una forma de superarlas y seguir adelante. Así como la misma letra de la canción lo dice: I must be strong and carry on (debo ser fuerte y seguir).

“Se plantaron varias semillas muy importante­s. Mi recuperaci­ón del alcoholism­o adquirió un nuevo significad­o. Permanecer sobrio era de verdad lo más importante de mi vida por fin y me había dado un rumbo cuando creía que no lo tenía. También había visto lo frágil que es la vida y extrañamen­te eso me había alegrado en cierta manera, como si mi impotencia se hubiera convertido en una fuente de alivio para mí”, aseguró en su autobiogra­fía, Eric contando por qué esta difícil situación le permitió tener una nueva forma de asumir su vida.

“I must be strong And carry on ‘Cause I know I don’t belong Here in heaven”

TEARS IN HEAVEN Eric Clapton

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/ CORTESÍA

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