¿Como quién jugaba Rincón?
Los que pudimos verlo jugar, por fortuna, no requerimos de comparativos como para poder dimensionar su fútbol. Pero cuando la idea es tratar de explicarle a alguien que no lo vio cómo era el cuento, la cabeza se pone a trabajar pensando en ese jugador de hoy con el que sería muy sencillo rotular a Freddy.
Ahí, al empezar ese ejercicio es que empieza a hacerse una valoración mucho más profunda de lo que fue Rincón. La pregunta de aquel que no lo pudo observar en cancha y los nombres que aparecen en mente son varios, teniendo un común denominador entre la baraja de nombres el de Paul Pogba, como potencial versión futurista del Coloso de Buenaventura.
Y Pogba, al menos en lo que a mí respecta, no se le parece ni una pizca. Porque Freddy, la mayor parte de su carrera, arrancaba un poco más adelantado que el francés en el campo. Pogba siempre ha sido un volante central de buen pase y de pegada precisa, pero ni siquiera en aquellos años crepusculares en los que Rincón, por una cuestión de veteranía y de experiencia, debió tomar ese lugar en la cancha, hubo parecido con Pogba. El fondo físico del colombiano y la pegada violenta fueron características que Pogba no puede exhibir tanto, porque su juego es distinto.
Más bien habría que buscar por el lado de los volantes mixtos si es que vale la pena ponerse en esas: entonces hay nombres que podrían guardar cierta cercanía, sin que tampoco se consiga hacer una copia offset. Pienso en los ingleses, en aquella línea fantástica que no pudo brillar en la Eurocopa de 2004 y en tres de sus cuatro integrantes: Paul Scholes, Steven Gerrard y Frank Lampard. Ellos sí compartían más características que Pogba, en el momento de sentarse a hacer el parangón. Los tres eran tipos extremadamente f ísicos, de ida y vuelta permanente, abiertos para ir al choque sin temor y con remate al arco preciso y letal. Y si había que marcar, se ponían el cuchillo entre los dientes.
Y la frase nos lleva a la némesis futbolística de Rincón –en el campo–. Diego Pablo Simeone. Tenían muchas cosas en común: no arrugaban nunca, eran volantes 8 –Simeone también se fue atrasando en el campo, pero en Vélez, Pisa, Sevilla e incluso Inter fue 8. En Atlético era 5 y 8 y 1 si era necesario–, llegaban bien a gol, y es en este punto de la escritura donde concluyo que estoy viejo y que Rincón fue único.