Tiroteos masivos en Estados Unidos, ¿imposibles de evitar?
La masacre en una escuela de Uvalde, Texas, ha provocado dolor e indignación en Estados Unidos y en el mundo, ¿pero es suficiente para evitar futuras tragedias?
“Muchos tiradores en masa se adelantan a sus ataques dejando publicaciones, mensajes o videos advirtiendo su intención. Inspirados por tiradores en masa del pasado, algunos autores buscan fama y notoriedad. Sin embargo, la mayoría están motivados por una ira generalizada. Su camino hacia la violencia implica el odio a sí mismos y la desesperación dirigida al mundo, y nuestra investigación descubre que a menudo comunican su intención de hacer daño por adelantado como un último y desesperado grito de ayuda”
JAMES DENSLEY
Cofundador de The Violence Project Research Center
A pesar de ser una pequeña comunidad de 16.000 habitantes, Uvalde, en Texas, protagoniza una de las historias más trágicas en Estados Unidos. El pasado 24 de mayo, un tiroteo en una primaria dejó 19 niños y dos adultos sin vida, sumándose a una creciente lista de tragedias nacionales.
Sin duda, los tiroteos masivos dejan tras de sí desesperación, angustia y trauma colectivos.
“Además de los que experimentan una pérdida directa, estos sucesos también afectan a otros, incluidos los que presenciaron el tiroteo, los primeros en responder, las personas que estaban cerca y los que se enteran –una vez más– a través de los medios de comunicación”, explica Arash Javanbakht, profesor asociado de Psiquiatría de la Wayne State University, en Detroit, Michigan, Estados Unidos.
Para Javanbakht, investigador clínico de traumas y ansiedad, los efectos de este tipo de violencia alcanzan a millones de personas.
El grado de trauma, estrés o miedo puede variar y, en el peor de los casos, un superviviente puede desarrollar un trastorno de estrés postraumático (Tept). “Es una condición debilitante que se desarrolla después de la exposición a experiencias traumáticas graves como la guerra, los desastres naturales, la violación, el asalto, el robo, los accidentes de tráfico y, por supuesto, la violencia armada. Casi el 8% de la población estadounidense padece Tept”, explica Javanbakht.
“Cuando el trauma es causado por personas, como en un tiroteo masivo, el impacto puede ser profundo. La tasa de Tept en los tiroteos masivos puede llegar a ser del 36% entre los supervivientes. La depresión, otra condición psiquiátrica debilitante, se presenta hasta en el 80% de las personas con Tept”, añade el especialista.
Para Christopher Poliquin, profesor adjunto en la Anderson School of Management de la Ucla, y cuya investigación determinó que los tiroteos ocurren con menor frecuencia cuando el tiempo de aprobación de las licencias de armas es más prolongado, los tiroteos se pueden evitar: “En Estados Unidos se producen más tiroteos públicos que en otros países, lo que sugiere que no son imposibles de prevenir. No creo que nadie pueda señalar una única explicación para el fenómeno; desafía una explicación fácil. El acceso a las armas de fuego es parte del problema, pero no es el único factor”, explica Poliquin a PUBLIMETRO.
“Después de los tiroteos masivos, gran parte de la atención se centra en el Congreso y en si promulgará nuevas leyes nacionales. Pero la mayor parte de la actividad en materia de política de armas se produce a nivel estatal (…) Mi investigación sobre los cambios en la política de armas a nivel estatal, después de los tiroteos masivos, sugiere que los políticos responden según las líneas de partido: los estados liderados por los republicanos relajan las restricciones sobre las armas de fuego después de los tiroteos masivos, mientras que los estados liderados por los demócratas no promulgan muchas más leyes después de los tiroteos masivos”.
Sin embargo, el tema de los tiroteos masivos puede continuar por mucho tiempo en la conversación pública, pues no hay estudios de calidad sobre cómo prevenirlos: “No sabemos con certeza qué combinación de políticas ayudaría a prevenirlos”, concluye el especialista.