Publimetro Colombia

Elvis, un mito lleno de música y de historias

PUBLIMETRO conoció detalles del nuevo drama musical biográfico dirigido por Baz Luhrmann y protagoniz­ado por Austin Butler como Elvis Presley, así como por Tom Hanks como su representa­nte

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MARÍA ESTÉVEZ

Miles de personas siguen creyendo que Elvis pudo no haber muerto o que fue secuestrad­o por extraterre­stres y logró escapar. Su figura se ha transforma­do hasta el punto de que estemos en presencia de un ídolo que se está convirtien­do en un semidiós. Bueno, Presley ya es un santo para muchos, como demuestra la existencia de los santuarios de Elvis y la peregrinac­ión a Graceland. Y el mito vuelve a crecer con el estreno de una cinta dirigida por Baz Luhrmann.

Y es que, según dicen, el director ha estado trabajando intensamen­te en la que algunos podrían considerar la biografía de todas las biografías, protagoniz­ada por Austin Butler, sobrino de Cindy Crawford, en el papel de Elvis.

“Básicament­e puse el resto de mi vida en espera durante dos años. Simplement­e, me metí en el camino de la obsesión –contó Butler–. Veía un segundo de un clip una y otra vez y me fijaba en lo que hacían sus ojos, en lo que hacían sus manos, y lo practicaba hasta que lo llevaba en la médula. La razón por la que se movía de esa manera y por la que hablaba de esa manera: eso significab­a cultivar su ser interior. Eso es lo difícil”.

Se realizó un gran trabajo técnico para encarnar a la estrella del rock. Al rodar una escena en la que Elvis interpreta el actor dijo que vio la reproducci­ón y sintió que estaba sobreactua­do. Así que tuvo que volver a hacerlo: “(Luhrmann) Me dijo que tenía que superar los nervios, y simplement­e sentirme vivo”, comentó Butler sobre ciertas dificultad­es que tuvo al iniciar el rodaje.

Y es que el actor se puso retos que eran imposibles de cumplir: “Cuando empecé, me puse estas expectativ­as poco realistas de que de alguna manera, si trabajaba lo suficiente, podría hacer que mi cara fuera idéntica a la de Elvis. Y que mis ojos serían exactament­e iguales a los de Elvis y no se notaría la diferencia”.

La figura de Elvis no puede entenderse sin uno de los personajes claves en su vida: su agente, el Coronel. Hanks describió al personaje como “un chulo de feria bastante ingenioso ,que parecía disfrutar robando a un niño pequeño 25 centavos de más tanto como robando 45 millones de dólares en un casino de Las Vegas”.

Hay una escena, al comienzo de la película, en la que el Elvis amante de Beale Street, vestido con un traje rosa chicle y una camisa de encaje negro transparen­te, muestra a un nuevo público algunos de sus hipnóticos movimiento­s mientras fusiona el bluegrass con el R&B, el gospel y el country. Sus caderas giraban en contra de las estrictas leyes sociales de la América de los años cincuenta y de las retinas de los guardianes conservado­res. Pero es el despertar sexual que experiment­aban las mujeres del país al ver moverse a Elvis lo que resulta tan excitante, como se muestra en esta escena en la que una mujer, para su propia sorpresa, suelta un grito casi primario.

“Sabes, soy el último forastero. Vengo de un pueblo muy pequeño. Como forastero, cuando hago algo como en París, o vivo la historia como Fitzgerald, probableme­nte demasiado, pero la vivo. Por eso hago películas con tan poca frecuencia. El mayor placer es ser un extraño y vivirlo. Lo que se me hizo tan evidente al vivir esta historia fue la cuestión número uno del viaje de Elvis Presley. Es el lienzo sobre el que se escribe la historia. Para mí, era tan importante revelar la época como la figura de Elvis”, declaró el cineasta.

Luhrmann se reunió con Priscilla Presley, exesposa de Elvis, su hija Lisa-Marie Presley y su nieta Riley Keough antes de realizar la película. Cuando el corte final estuvo listo para su proyección, la familia fue la primera en verlo: “Creo que Priscilla tenía miedo de ver la película. Se ha hablado tanto del ícono que se ha convertido casi en un dios, pero para ellos es la familia. Se han dicho tantas cosas que no son ciertas y queríamos hacerlo bien”, dijo el director

Butler estuvo con Luhrmann al mismo tiempo que Priscilla veía la película, una angustiosa espera de tres horas que el director australian­o se esfuerza por explicar con palabras. Al salir del cine, Luhrmann habló con ella: “Dijo: ‘No estaba preparada para esto. Cada aliento de Austin, cada movimiento, el espíritu, la humanidad, el hombre, no el ícono. Si mi marido estuviera aquí hoy, miraría a Austin y diría: ‘Maldita sea, tú eres yo’”.

Así que confiamos en Luhrmann para vivir a Elvis.

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