El agua como eje esencial de un desarrollo sostenible
Sergio Rengifo, director ejecutivo del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible, nos cuenta sobre la manera en que las empresas deben administrar responsablemente los recursos hídricos
El agua es, sin duda, uno de los recursos estrella de nuestro planeta. Grandes y pequeñas formas de vida nacen a partir de este preciado recurso, así como procesos domésticos, industriales y agropecuarios se producen gracias al agua.
Se han identificado algunos peligros para las empresas si el agua no se convierte en un tema de conversación seria y no se adoptan las medidas necesarias para su cuidado. Los costos operacionales de las compañías pueden subir desproporcionadamente si existe escasez de agua y si su calidad es baja. La reputación de la compañía puede verse deteriorada si se crean conflictos con las comunidades, aún más si estos desencadenan en una pérdida de la licencia social para operar. Por otro lado, existen riesgos regulatorios asociados a las restricciones en uso y aumento de tarifas e impuestos por los gobiernos dada la escasez del recurso.
Para 2030, el mundo demandará 30% más de agua de la que actualmente se necesita. Lo anterior, es indudablemente un reto, pero también es una gran oportunidad para las empresas. La producción, distribución y uso de gran parte de los productos y servicios necesitan del agua, por lo que, trabajar en programas de ecoeficiencia se hace indispensable para las compañías. Colateralmente, el buen manejo del agua por el sector empresarial deriva en mejoras de sus gestiones y en un mejor relacionamiento con las comunidades y los ecosistemas que se relacionan con las organizaciones.
Cuidar el agua es responsabilidad de toda la sociedad pero, sin duda, las empresas tienen gran interés y responsabilidad en mantener una conciencia colectiva de la preservación de los recursos hídricos.
La semana pasada se celebró en Estocolmo la Semana Mundial del Agua, con el objetivo de conversar alrededor del valor económico y financiero del agua, desde la perspectiva del valor del agua para las personas y el desarrollo y para la naturaleza y el clima. En este espacio, se realizó un llamado al sector empresarial para que se asocie, lidere e inspire mediante el ejemplo, valorando el recurso del agua como es preciso.
Para ello, tener una política empresarial sobre el agua puede ser un buen comienzo y desde nuestra casa matriz el World Business Council for Sustainable Development (Wbcsd) entregan una hoja de ruta para los líderes empresariales con siete pasos para avanzar hacia la administración responsable del agua. Sugiere que las empresas implementen suficientes estrategias de supervisión y gestión de riesgos a nivel de directorio, para implementar soluciones comerciales, que les permita abordar los desafíos relacionados con el agua y entablar un diálogo con los consumidores y las partes interesadas. Los ejemplos de mejores prácticas muestran aplicaciones concretas para inspirar a los líderes.
El primer paso es garantizar la supervisión de los equipos directivos a la hora de integrar el agua en la estrategia y la planificación de la empresa. Entender la importancia del agua en la gestión de mi cadena de valor es fundamental para saber por qué es importante y cómo puedo comenzar una iniciativa para asegurar este recurso. Cuando este punto se tiene claro, lo siguiente es fijar metas y objetivos concretos y ambiciosos para cada unidad productiva local e internacionalmente, según sea el caso.
El tercer paso es valorar el agua como es debido, a fin de afrontar los verdaderos riesgos y oportunidades, entender su importancia y cómo puede impactar mi negocio de manera positiva y negativa.
El cuarto paso es implementar soluciones comerciales innovadoras a fin de alcanzar las metas y los objetivos y, como quinto paso, el abordar de forma colectiva los riesgos y las oportunidades que la empresa comparte con otros en relación con el agua, desde los públicos internos, hasta los externos; y para ello, el sexto paso es concientizar y lograr el compromiso de empleados, proveedores y consumidores.
Finalmente, el llamado que
se hace, es a inspirar a otros actores del ecosistema para sumar a los impulsores de políticas y financiamiento, y abogar por medidas que apoyen la inversión empresarial en soluciones que hagan un uso inteligente del agua.
Aunque es un compromiso de las empresas y de los impulsores de las políticas, no debemos dejar a un lado las acciones individuales que podemos realizar sobre este recurso, por medio de los objetivos para vivir mejor (OVM) mencionados en columnas anteriores, los cuales invitan a generar acciones individuales para apoyar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), uno de estos objetivos nos invita aprender y conocer cómo cuidar este recurso hídrico por medio de acciones cotidianas y defender el derecho de todas las personas a tener agua limpia y saneamiento.
Parece un camino largo y tedioso, pero si queremos cumplir con las metas que desde la Visión 2050, en 2010; la Agenda 2030, en 2015, y este año en la semana de Estocolmo, como búsqueda del cuidado y protección del agua, debemos comenzar a actuar ahora y acelerar las acciones que ya hemos venido adelantando, siempre teniendo en cuenta que todo comienza desde la conciencia individual y especialmente desde el liderazgo de nuestros presidentes y gerentes empresariales que han comenzado a utilizar para llegar a tener las transformaciones que requerimos para ser sostenibles a mediano y largo plazo.
Por último es importante resaltar la dependencia que tenemos todos los actores por el capital natural, en este caso el agua, de nada sirve una empresa que sea muy eficiente en el uso del recurso hídrico al interior de sus procesos productivos, si este recurso no llega a la entrada de su proceso.
“Cuidar el agua es responsabilidad de toda la sociedad pero, sin duda, las empresas tienen gran interés y responsabilidad en mantener una conciencia colectiva de la preservación de los recursos hídricos”