Jorge Drexler “Soy mala compañía cuando estoy escribiendo”
Concierto. Hoy, 7.000 fanáticos se reunirán en Bogotá para escuchar y corear los viejos éxitos y las nuevas canciones del cantautor que hace unos años se llevó el Óscar a mejor canción original
¿Cómo ha sido este reencuentro con Colombia?
Estoy muy contento de estar aquí. Es la primera vez que voy a un sitio de estas dimensiones en Bogotá y me acaban de decir que aquí quedan unas pocas localidades para vender, lo cual me deja realmente muy impresionado: ¡estamos hablando de casi 6000 personas! Es una locura que no me había pasado. Es el show más grande que habré hecho en Colombia y yo no sé si no es el más grande de los que he hecho hasta ahora en esta gira, así que me encanta que esté pasando eso en Bogotá, que es una ciudad que amo, una ciudad en la que grabé un disco entero y en la que me siento realmente muy en casa.
Bogotá me regaló un disco, tengo familia viviendo en Bogotá, tengo familia en Colombia. Mi abuelo murió aquí en Colombia y estoy muy vinculado a la Colombia, pero a Bogotá, especialmente, y los rolos y las rolas han sido siempre muy generosos conmigo. Solo aspiro y solo pido tener la capacidad de retribuir.
En momentos de incertidumbre o en momentos felices, mucha gente lo escucha a usted. ¿Usted a quién escucha?
Ahora escucho a Tim Bernardes, por ejemplo, que me encanta, es un brasilero que me vuelve loco… a veces escucho a Simón Díaz. Escucho a mucha gente, escucho a Caetano Veloso. Escucho a Bach cuando busco momentos de serenidad. Pero si me preguntás en estos días, estoy tan, tan encantado con un disco nuevo que se llama Mil cosas invisibles… y lo usé mucho estos días para desconectar, para reconectar, para salir de las ansiedades y los movimientos que genera una gira tan intensa como la que estamos llevando a cabo.
Alguna vez leí que no es el tipo de compositor que está escribiendo todo el tiempo, ¿es así?
Sí, es cierto. Por ejemplo, ahora, desde que escribí la última canción del disco en noviembre del año pasado, no he vuelto a escribir una línea. Una vez que sentí que el disco estaba entero y que se había producido la descarga completa del disco, me retiré a hacerlo y ahora me retiré a girar, que me gusta mucho. Me gusta mucho estar de gira y tocar y viajar y conocer gente y disfrutar del reencuentro con la gente. Eso pasa habitualmente durante un tiempo en el que estoy como realmente integrando lo que escribí, como si estuviera todavía rumiando el disco y como digiriendo o terminando de entender lo que puse. Porque uno no entiende todo lo que escribe en el momento que lo escribe, como si estuviera resignificando al tocarlo en vivo, entrando dentro de ese mundo. Eso sigue hasta que después de un tiempo empiezo a sentir que el mundo mío ya se desplazó con respecto a ese mundo anterior que se contaba en el último disco, y el mundo nuevo no lo he contado aún y empiezo a tener la necesidad de contar ese mundo.
Y ahí empiezo a tener como una necesidad interior como los pájaros que salen a buscar ramitas y empiezas a
“Desde que escribí la última canción del disco en noviembre del año pasado, no he vuelto a escribir una línea. Una vez que sentí que el disco estaba entero y que se había producido la descarga completa del disco, me retiré a hacerlo y ahora me retiré a girar, que me gusta mucho”
traer ramitas, aunque todavía no sepa muy bien cómo va a ser la construcción que voy a hacer. Empiezo a traer ramas para casa y ladrillos y cositas que voy encontrando por ahí tiradas y las voy juntando hasta que eso empieza a tomar forma de una canción y a través de la forma que van tomando las canciones, de a poco va tomando forma un disco. Eso suele pasar.
Ahí es cuando entro de vuelta en el periodo de composición y entro y me meto muy profundamente en la composición durante un tiempo. Las últimas veces fue durante un año de promedio. Este es un periodo muy intenso, muy importante para mí. No es exactamente agradable. Es un periodo de mucha obsesión y de mucha introspección y a veces de mucha euforia cuando uno encuentra cosas, pero la mayor parte del tiempo es un tiempo de mucha desazón, cuando las cosas demoran en resolverse.
Y soy mala compañía cuando estoy escribiendo. Soy mala pareja, mal padre. Soy distante, estoy escribiendo. Digo, intento compatibilizar las cosas que tengo, pero no estoy en mi estado más presente, digamos.
¿Sobre qué le gustaría escribir y no lo ha logrado?
Sobre muchísimas cosas. Es mucho más lo que me gustaría escribir y que no he logrado escribir que lo que lo que he escrito queriendo. Yo no escribo exactamente sobre lo que quiero, sino sobre lo que puedo.
Hay muchos aspectos de la violencia, incluida la violencia de género, que son muy difíciles de tratar en una canción. El hambre es una cosa sobre la que es muy difícil escribir. Es decir, una canción es una entidad sumamente delicada, y a veces, el contenido que puede llevar tiene que ser muy humilde para poder llegar hasta el fondo de una persona. Es más importante llegar al fondo que llegar con gran amplitud, porque es en el fondo de las personas donde se producen los cambios, Es ahí donde germinan las ideas. A mí me interesa mucho más a dónde llego que con cuánto llego.
Es melómano, ¿que canción, cuando la escucha, se dice: me encantaría haber escrito esa canción?
Hay muchas pero, sin lugar a dudas, Terra, de Caetano Veloso.
¿Podría defender algo que sea puro
marketing? Después de hacer un disco tenés que defenderlo dos años en una gira y defender algo que se hizo tirando de razones de marketing es difícil. Vos tenés que pensar en la tarde antes del concierto, como hoy. Si no estás realmente convencido de que lo que tenés para mostrar es algo valiente, lindo, es bonito. ¿Qué es lo que me pasa ahora con esta banda que tengo y con este repertorio? Estar ahí solo. En Bogotá llueve y caen truenos y tenés que presentar un disco que es un embole, que hiciste por un compromiso con la discográfica. Es horrible para este trabajo. Yo prefiero que me guste mi trabajo, la verdad.