Volkswagen Jetta: el carro de antes
Que no muera el sedán. El Volkswagen Jetta es un vehículo que trata de mantener viva la llama de los sedanes familiares en un mercado saturado de SUV Del ejecutivo al gomoso. Con el regreso de la famosa versión GLI, también vuelve una referencia muy queri
Entrar a un concesionario de una marca generalista es, en la actualidad, ver un mar de SUV. Los automóviles tradicionales, los sedanes y hatchbacks, que hasta hace poco más de 10 años eran la parte más extensa del pastel, han quedado relegados al segmento de entrada, mientras más gente se pasa a los SUV compactos. En especial, el sedán de tres volúmenes ha sido víctima de esa oleada de camionetas, que le han quitado su vocación familiar.
Tal vez por eso reanima tanto ver que Volkswagen, una de las marcas más profundamente involucradas en esa oleada de SUV (tiene seis versiones diferentes en el mercado colombiano, desdel T-Cross hasta el Touareg), decide revivir a uno de sus modelos más queridos. El Volkswagen Jetta regresa luego de una pausa ocasionada por la pandemia y la crisis de los chips, con un facelift atractivo y, sobre todo, con mucho estilo.
Este se nota desde afuera. Las líneas muy alargadas generan un baúl cavernoso, con más de 700 litros de capacidad, y un espacio muy cómodo en el habitáculo que permite realizar viajes largos con comodidad. Eso sí, hay una seria dificultad con la altura al piso: es muy baja, lo que hace que personas con movilidad reducida o de edades avanzadas sufran mucho al subir y bajar. Es el precio que paga un auto que, en total, tiene menos de 1,40 metros de altura hasta el techo, que en la versión Highline es panorámico.
Cabe destacar que la cara tiene ajustes con led diurnos, una parrilla equivalente a sus hermanas Taos y Tiguan, y unas líneas muy bien mantenidas con rines de 16 o 17 pulgadas, según versión. El interior mantiene su figura elegante, con una excelente pantalla de 10 pulgadas y tablero digital, además de contar con materiales de buena ejecución y una profusión de plásticos suaves.
Rueda de alto nivel
Aunque el Volkswagen Jetta más querido es, sin duda, el
GLI, esta página pudo probar la versión básica, Highline, en un recorrido por Boyacá. Este vehículo tiene el motor 1.4 TSI que es tan propio de la marca como el símbolo VW, acoplado a una transmisión de seis velocidades y con tracción –cómo no– delantera. La respuesta es muy apropiada tanto en ciudad como en carretera.
Algo de destacar de los motores turbo del grupo VAG es su bajísimo consumo en carretera: en la prueba realizada por esta página llegó a promediar 75 kilómetros por galón.
Y la reacción, con un torque de 250 Nm, no dejó nada que desear. Al ser una prueba en altura no hubo necesidad de usar extra, pero en ciudades de menos de 1500 metros (Medellín y Cali, por ejemplo), sí es imperativa.
Otro elemento a destacar fue la suspensión, estable en la autopista y permisiva en las carreteras estrechas y mal mantenidas de la Laguna de Tota. Vale, los 4,6 metros se notan, pero gira muy bien y denota una experiencia igual de cómoda en las autopistas norteamericanas y autobahnen alemanas, así como en las carreteras trabadas. Los frenos son correctos y el ABS permite mantener al auto a velocidades apropiadas.
No podemos cerrar este tema sin hablar del GLI. Vuelve con el motor 2.0 turbocargado de 230 caballos de potencia, 350 Nm de torque y una transmisión de doble embrague y siete velocidades. La respuesta es espectacular, pero elementos como la suspensión, demasiado firme, no son tan atractivos.
De antes es solo el concepto
Aunque es una plataforma de 2018, el Volkswagen Jetta llega con tecnología muy destacada. Todas las tres versiones tienen el tablero digital, Apple Carplay y Android Auto inalámbricos, aire acondicionado bizona, luces y limpiaparabrisas automáticos e iluminación de ambiente. Las versiones Highline y GLI suman cuatro modos de manejo.
Una ausencia mayúscula está en las asistencias de manejo. Tiene control de cambio de carril y sensores de parqueo frontales y traseros, pero faltan asistencias como control de crucero adaptativo, asistencia de frenado de emergencia y sensor de tráfico cruzado que ya están en vehículos de una gama inferior.
El Jetta compite frontalmente con dos sedanes altamente queridos: el Toyota Corolla, especialmente en sus versiones híbridas, y el Mazda 3. La gran mayoría de marcas que tenían sedanes o hatchbacks en esa gama los reemplazaron por camionetas, y el precio está en el centro del mercado más competitivo en Colombia: 100 a 120 millones de pesos, donde prácticamente todas las marcas tienen SUV que pueden ir desde el Nivus hasta el Seat Ateca, sin salir de Porsche Colombia, importador del grupo VAG.
El GLI, con 143 millones, aspira a un público de gomosos donde las competencias son, tal vez, el Subaru WRX, la Cupra Formentor y los Mercedes, BMW o Audi más básicos. Esta guía podría decir que el GLI puede tener menos problemas para competir que el Jetta básico, pero es una buena noticia ver una marca como Volkswagen comprometida con el sedán. Ahora, si solo pudieran volver a traer el Golf…