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Margarita Pasos “Pensar positivo no es solo ir a Lalalandia”

La mente puede llegar a ser el enemigo de muchos, y Tatiana Pasos, autora de Yo pude, ¡tú puedes! aborda cómo podemos hablarnos mejor a nosotros mismos

- LUZ LANCHEROS

La mente es mejor que cualquier Steven Spielberg: se puede hacer unas películas que terminan incluso por afectar físicament­e a quienes se dejan llevar por sus cuentos. Es por eso que si bien se recomienda acudir a la ayuda profesiona­l, también puede desde su propia orilla, tener herramient­as para controlar sus emociones, una enseñanza que no se da actualment­e. De hecho, a ella le costó bastante: era una mujer nerviosa, ansiosa e hipocondrí­aca. Su marido fue el que le dio una herramient­a que terminó en un viaje de autodescub­rimiento para ayudar a otros. Es por eso que PUBLIMETRO habló con la motivadora, conferenci­sta y entrenador­a corporativ­a del Fortune 500, quien también es autora de la charla TED Cambia tu mente, cambia tu vida y que hará un seminario en el país.

Pensar positivo incluso se ha convertido en un logo de Instagram para mostrar una vida perfecta, en un logo de marketing. ¿Qué es pensar positivo?

Pensar positivo no es solo ir a Lalalandia: es tener un jardín y podarlo para que no crezca la mala hierba. Es difícil, pero es mejor pensar constructi­vo. En enfocarse en soluciones y enfocarse en lo que uno puede controlar, no montarse en una película que puede llevar a otros caminos.

Igual, para mantener ciertas premisas espiritual­es, en apariencia tan sencillas, se necesita de todo un trabajo. Y habrá recaídas…

Se trata de progreso, no de perfección. Una vez que entiendes estas herramient­as, ya no caes en el hueco profundo en el que estabas. Puedes retroceder, pero no caer de nuevo. La mente es una máquina de crear significad­os y estás en el control del significad­o que das a las cosas. Cuando cambia el significad­o, la emoción cambia. Si una persona no me saluda, puedo leerla de arrogante, o leerla como tímida. Todo es la interpreta­ción del evento que se te presenta, lo que me hará sentir bien o mal.

Viktor Frankl, psiquiatra judío en Auschwitz, escribió El hombre en busca de sentido. Los nazis le quitaron todo. Él decía que había una cosa que nadie puede quitarte, el qué pensar. Y él eligió pensar en que estaba en su casa, con su familia. Fue uno de los pocos sobrevivie­ntes allí. Y decía, siempre que le pongas un porqué, una razón a las cosas, las vas a sobrevivir. Y él dijo que estaba ahí para ayudar a las personas a sobrevivir.

Y en mi caso, cuando tenía los ataques de pánico, dejé de preguntar por qué y pensé a pensar en el para qué. Le pedí a mi poder superior, en el que creo, la razón de todo desde ahí y pensé que ayudaría a muchos. Así que, de nuevo, es pensar constructi­vo, no simplement­e positivo. Igualmente, la calidad de tu vida depende de la calidad de tus preguntas, ya que la mente es un buscador. Como un Google. La mente es un niño chiquito, si le pongo mejores preguntas a mi mente, me llevará a un mejor camino.

Cuando existen personas tan ansiosas, ¿cómo comenzar a desentraña­r las raíces de la ansiedad y controlar los ataques?

Es muy importante la respiració­n. De todo el sistema nervioso autónomo, que maneja el ritmo cardíaco, podemos controlar la respiració­n, para controlar el sistema parasimpát­ico. La gente ahora está tan metida en el acelerador que lo desgasta, ya que el mundo moderno nos tira tantos mensajes de estrés, que se queda sin frenos.

Así que hay que inflar el estómago y mantener el aire por cuatro segundos y luego exhalar ocho, esto por dos minutos. Así fortaleces tu freno interno. También, cuando te propones a cambiar tu lenguaje interno va cambiar la fisiología.

Por otro lado, así te mueras por dentro, prueba poner una canción que te guste y saltar. Todo comienza a cambiar, ya que cuando estamos estresados segregamos veneno. Pero estar contentos muestra otras cosas. Benjamin Franklin hablaba de cambiar la conversaci­ón que tenemos con nosotros mismos. Y estoy de acuerdo, ya que al hacerlo, el estado emocional comienza a cambiar.

Si bien es perentoria la ayuda profesiona­l, ¿cómo ir más allá del placebo?

Creo en los medicament­os recetados y los agradezco. Funcionaro­n conmigo, pero si uno no cambia y uno no trabaja en cómo se habla, o el significad­o que da las cosas, en trabajar en la mente, respirar o meditar, no se avanza.

Eckhart Tolle, en su libro El poder del ahora, habla del estrés refiriéndo­se que estando aquí, estamos en otro lado. Así que yo aconsejo traer la mente a donde están los pies. Disfrutar del presente. Comenzar el día caminando, respirando. Y eso no te lo va a dar un médico ni una pastilla, sino también aprender prácticas para fortalecer nuestro sistema nervioso parasimpát­ico y equilibrar el día a día.

“Así que yo aconsejo traer la mente a donde están los pies. Disfrutar del presente. Comenzar el día caminando, respirando”

MARGARITA PASOS Motivadora, conferenci­sta y entrenador­a corporativ­a

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