Director del Oiea teme un accidente nuclear en ucrania
Mientras avanzan los diálogos con Rusia y Ucrania para proteger la plata de Zaporiyia, Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (Oiea), afirmó que le preocupa que haya un grave accidente nuclear
Para Grossi, un hecho como el del lunes, cuando la central nuclear ucraniana perdió el suministro eléctrico tras un bombardeo y recibió energía por un sistema de reserva a combustible acerca a la planta al accidente, la falta de enfriamiento de la refrigeración del reactor que lleva a un meltdown, y “prueba por qué hay que proteger la planta” poniéndole una “campana de protección”.
Desafío
Grossi indicó que tanto el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como el ruso, Vladimir Putin, entienden, en un plano racional, que “hay un objetivo esencial, que es proteger la planta que está en peligro en este momento y que existe un reconocimiento de que esta protección debe obtenerse”.
Ambos presidentes coinciden en que quieren preservar la planta por distintos motivos, explicó, “unos para recuperarla porque la perdieron y otros porque la consideran parte de su país”.
Pero señaló que “el desafío es presentar una propuesta que sea viable, que pueda transitar el estrecho sendero de los intereses militares y políticos de cada país”.
El desafío principal es que “cada cosa que se les proponga” a Rusia y Ucrania, “cada idea que se les presente la van a mirar a través del tamiz de si los debilita o fortalece en el ámbito general más amplio del conflicto bélico”, por lo que lo que “perciban como en detrimento de su posición militar no lo van a aceptar”.
La situación es única y la negociación es desafiante, contó el diplomático que dirige el Organismo Internacional de Energía Atómica (Oiea) desde 2019, quien hace un “ejercicio proactivo” de sus competencias y definió siete pilares de la seguridad de la planta que deben ser respetados –entre ellos la integridad física–, que fueron bien recibidos por Putin y Zelenski.
Consideró que “no es algo imposible” alcanzar un acuerdo, ya que ambas partes están dialogando con la Oiea, pero admitió que “hay que declinar toda una cantidad de dificultades técnicas y políticas”.
En este contexto, el personal que trabaja en la planta está “mal, bajo tensión, preocupada”, ya que al haber un cambio del estatus territorial –no reconocido por la ONU ni la Oiea– según Rusia, han pasado a ser parte del territorio ruso y son presionados para firmar un contrato con la empresa rusa: “Esto no debe ser nunca considerado como un posicionamiento político de esta gente”, afirmó Grossi.