Una casa integral
Mauro Andrés Gándara, quien era practicante del Sena, llegó a la vida de la casa por el portón principal. “Vino aquí, tocó la puerta y dijo: ‘mire señora Judy yo quiero trabajar con usted’ y aquí está”, resaltó Judy.
El joven de 22 años, nació en Barranquilla, en el barrio Santo Domingo, estudió en el Colegio Fe y Alegría, es técnico en patronaje y tecnólogo en Diseño de Modas. “Quisiera seguir mi carrera profesional y sé que con el favor de Dios se va a dar”, afirmó.
El creativo también baila y dicta un taller con un entrenador de temas emocionales junto a otras clases de yoga y danza que practican otros maestros en el patio de esta casa en las noches.
“Trabajar aquí es una cosa loca, una experiencia muy linda. Cuando era practicante del Sena mi sueño era poder trabajar con una diseñadora de primer nivel y aquí lo estoy viviendo”, expresó Mauro con un gesto de gratitud.
En la actualidad es el encargado de la producción y de ponerle lo que él llama “el plus, la alegría y el sabor” a todo lo que la diseñadora crea. Destaca que de su maestra aprendió a “estar siempre enfocado en lo que quiere”.
Por lo menos unas 21 personas conforman el equipo de la marca Judy Hazbún, con empleadas que llevan 32 años en su taller, la misma edad de esta firma, cosiendo hombro a hombro junto a ella. De su talentosa madre, Judy destacó que lo más importante que le ha enseñado es a superar todos los obstáculos.
“He aprendido de mi mamá lo que significa la perseverancia y que no hay nada muy grande o difícil que no puedas hacer y que ningún dolor o sufrimiento te puede detener. Que no te puedes dedicar a llorar, que te tienes que dedicar es a vender pañuelos ¡¿Te quedó claro?!”, concluyó, entre risas.