Homicidios en Medellín nublan el rastro de la eterna primavera
En lo corrido de este año se han registrado 479 muertes violentas, de las cuales 233 están asociadas con grupos delincuenciales organizados, según la Sisc
Una de las principales preocupaciones de los ciudadanos es el aumento de los homicidios. Las cifras lo confirman. En lo que va de 2018 se ha visto un aumento del 11,4% respecto al año anterior.
La violencia es uno de los principales problemas en la ciudad y los homicidios se convierten en el termómetro. Este año, dentro de las diferentes causas asociadas se encuentran los relacionados a los grupos delincuenciales organizados (233 casos) y a las riñas o peleas espontáneas por convivencia (54 casos).
Para la actual Administración, la meta de bajar la tasa de homicidios está difícil de lograr. Analizando la situación, consultamos expertos en seguridad y política, para entender por qué esta meta podría estar muy lejos.
Los antecedentes
Luis Guillermo Pardo, exasesor de Paz de Medellín y presidente del C3, Centro de Consultoría del Conflicto Urbano, explicó que para analizar la violencia y los homicidios se debe partir de la premisa de que existen dos Medellín, “una, la de la expansión, del gran empresariado, del turismo internacional, de la gran obra pública y de las universidades; y la otra, la de las laderas. Una situación que no es nueva y que sigue vigente”.
Según el experto, esta diferencia es lo que mantiene altos niveles de conflicto urbano que se expresa “a través de bandas adscritas a la Oficina, que hacen acuerdos de conveniencia entre ellas, de acuerdo con la coyuntura política”.
“Esa Medellín de las comunas vive una problemática de guerra ilegal, que no ha sido superada en ninguna de las administraciones. En donde la economía ilegal sigue reinando con el microtráfico, las vacunas, los permisos de circulación de productos, entre otros. Además, la existencia de las fronteras invisibles”, dijo Pardo.
La falta de coherencia de la Administración Municipal, según Pardo, para abordar la problemática es la que causa que, cuando se rompen los acuerdos entre las bandas, los índices de homicidios aumenten en esas comunas.
Según el Sistema de la Información para Seguridad y la Convivencia, Sisc, las comunas de la ciudad en las que más se presentan homicidios son: la Comuna 10, La Candelaria; la 13, San Javier; la 7, Robledo; la 70, Altavista y la 4, Aranjuez.
La cronología
De acuerdo con el estudio realizado por el C3, desde 1980, cuando inició el conflicto urbano en Medellín, hasta el 2017 se han registrado 104.053 homicidios.
“Eso es más que en cualquier guerra civil en cualquier país del mundo. Pero lo más preocupante es que esos 104.053 homicidios no han conmovido a ninguna administración ni a la ciudadanía”, dijo Pardo.
El experto explicó que a lo largo de las décadas se han registrado picos de aumento y disminución de los homicidios. En los 90, con la era de Pablo Escobar y su guerra contra el Estado, se reportaban en promedio 444 homicidios por 100.000 habitantes. “Eso fue una barbaridad”, apuntó Pardo.
“En el 2000 se da la toma del estamento paramilitar de la cooptación de todos los combos y las bandas en Medellín y el área metropolitana. Coincide con la Operación Orión en el 2002, que es el final de esa arremetida paramilitar que logró ser hegemónica, militarmente hablando, en todas las comunas de la ciudad”, dijo Pardo.
En el 2003, con el acuerdo de paz con los paramilitares se da el primer pico de disminución de homicidios en la ciudad. “Coincide con la desmovilización del bloque Cacique Nutibara, durante la administración de Luis Pérez. En el 2004 entra Fajardo, sigue la desmovilización de los paramilitares y se da la entrega del bloque Héroes de Granada y Héroes de Tolova, que tenían como jefe militar y político a ‘Don Berna’. Épocas que se conocen en Medellín como de ‘donbernavilidad’”, explicó Pardo.
En esa época se presentó una disminución notable de los homicidios, pero cuando se da la extradición de ‘Don Berna’ y otros jefes paramilitares, vuelve a presentarse una ola de violencia que dura hasta el 2011, cuando se habría realizado una negociación político – militar entre los diferentes jefes de las bandas adscritas a la Oficina.
“Allí se da un macropacto de no agresión, que es conocido como el ‘pacto del fusil’. Ese es un periodo de disminución de homicidios que coincide con la entrega del gobierno de Alonso Salazar y el inicio del gobierno de Aníbal Gaviria”, reveló el experto.
Posteriormente, se habrían presentado discrepancias internas entre los participantes del ‘pacto del fusil’, “que se da por disputas por recursos, por el control y manejo de los barrios. Esto coincide con el cambio de Alcaldía, la entrega de Aníbal Gaviria y el comienzo de Federico Gutiérrez”, agregó.
La estrategia de seguridad
Si bien el Plan de Desarrollo respecto a la seguridad establece que el 2019 debería finalizar con una tasa de 15 homicidios por cada 100.000 habitantes, una proyección lineal de los resultados que se han tenido durante los primeros nueve meses del año indica que Medellín va a terminar el 2018 con 25 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Lo que indica que ese objetivo representa un gran reto para la Administración, sobre todo cuando en el 2016 la tasa fue de 21,6 y en el 2017 aumentó a 23,2 homicidios por cada 100.000 habitantes.
“Cuando empieza la administración de Federico Gutiérrez, la estrategia de seguridad se propone destruir los combos adscritos a la oficina y se concentra en la detención de algunos cabecillas, por lo que ha ocasionado la ilusión que al detener cabecillas como ‘Tom’, se iba a disminuir el conflicto urbano y la presencia de combos, pero eso no ha sido así”, dijo Pardo.
Para el experto, los homicidios han aumentado porque la intervención no afecta a las estructuras criminales. Por el contrario, las extorsiones y la violencia se incrementaron. “No hay una estrategia clara en esas comunas. Se establecen reacomodamientos y cuando salen los bandidos de las cárceles, vuelven a las comunas a retomar el poder de manera más agresiva”.
Daniel Duque Velásquez, asesor político y analista, considera que la estrategia de seguridad arroja resultados negativos porque la propuesta de reducir la tasa de homicidios no se ha logrado.
“Esto muestra que en la ciudad no se respeta la vida y que los homicidios van en alza, así como los hurtos, las extorsiones, los desplazamientos interurbanos. Esto refleja que la política de seguridad de la Alcaldía no está funcionando”, dijo Duque.
¿Cuál es la prioridad?
El informe de Medellín Cómo Vamos 2017 evidenció que se está realizando una menor inversión en el fortalecimiento del Sistema de Justicia Cercana al Ciudadano, como las comisarías de familia y las inspecciones de Policía, por lo que establecieron este tema como uno de los retos de la Administración durante este año.
“En Medellín se redujo la inversión pública para la población vulnerable, mientras que se aumentó de manera ostentosa el presupuesto para temas de seguridad con enfoque policivo y de tecnología, mientras que la inversión social quedó más en el discurso de campaña”, dijo Duque.
También señaló que “podemos afirmar que la seguridad en Medellín ha empeorado y que esto podría ser por el enfoque equivocado con el que se está abordando la seguridad, que es netamente policivo”, puntualizó Duque.