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Datos sobre sus llantas usadas
1. No se confíe del labrado: Una llanta puede tener el labrado intacto, pero puede estar en malas condiciones. Los fabricantes dan garantía máximo de cinco años sobre el estado del caucho. Esto no implica que la llanta se vaya a romper apenas acaba el período de garantía, pero no responderá igual al terreno. En un hueco o un ‘andenazo’, puede provocarle deformaciones. Apenas esté deformada con un ‘huevo’, la llanta debería ser cambiada.
2. ¿Sabe cuándo fue hecha su llanta? En la banda lateral, las llantas tienen varios códigos. Uno de estos es un número de cuatro cifras, que indica la semana y el año en la que fue hecha. Por ejemplo, un neumático con el código ‘0418’ fue hecho en la cuarta semana de 2018, es decir, a finales de enero.
3. El mejor mantenimiento es rodar: las llantas que se mantienen quietas sufren de otro tipo de deformaciones. Por ejemplo, una llanta puede sufrir parches planos por estar mucho tiempo en el suelo. Al momento de andar, esto le produce vibraciones. Para evitarlo, saque el carro al menos una vez al mes, y revise la presión.
4. La llanta no trabaja sola: usted debe saber cuándo cambiar las llantas por el desgaste, pero revise constantemente su situación. Un desgaste irregular indica desajustes en la suspensión. Andar con una presión incorrecta también le provoca daños al caucho, además de problemas de consumo. La presión indicada está en el manual del vehículo. Una buena presión y una suspensión adecuadamente alineada le aseguran rodar sin problemas.
5. Como dice la distribuidora en línea Neumarket: la fábrica sabe por qué pone esa llanta. Hay neumáticos de todas las calidades en el mercado; no tiene que casarse con una marca si otra llanta de calidad le ofrece buen precio. Eso sí, no cambie el tamaño. Cambios en la altura hacen que pueda perder rendimiento, mientras que llantas más anchas que las de fábrica hacen la dirección más pesada. Las más angostas hacen perder control.