Publimetro Medellin

¿Por qué se ignoran las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo?

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alertas para Córdoba; lleva cuatro años haciendo recomendac­iones a las mismas institucio­nes, sobre los mismos riesgos y sobre las mismas organizaci­ones y no ha pasado nada. La Defensoría termina copiando la alerta pasada al ver que nadie siguió las recomendac­iones que hicieron y así se siguen dando los hechos victimizan­tes, a pesar de los Ciprat”, dijo Ortega.

La alerta de las masacres no convence al Gobierno, que no siente que esto pueda predecir con exactitud las acciones de los actores armados.

“Lo más importante es destacar la labor de la Defensoría, pero de ninguna manera lo que hace la Defensoría es advertir masacres, ni mucho menos. Lo que en realidad hace es alertar sobre riesgos en determinad­as zonas del país”, dijo a PUBLIMETRO el alto comisionad­o para la Paz, Miguel Ceballos.

Según Ceballos, “si nosotros como Estado pudiéramos saber dónde se van a cometer estos homicidios colectivos por supuesto que haríamos todo lo que esté a nuestro alcance para prevenirlo­s, pero los grupos armados saben dónde golpear y, desafortun­adamente, lo hacen donde no está la presencia inmediata de la fuerza pública”, apuntó.

En 2017, en Córdoba, Arcángel Pantoja fue asesinado por grupos paramilita­res. El

Recomendac­iones a siete institucio­nes del Estado fueron realizadas en la alerta 032-19, en la que la Defensoría advertía sobre la grave situación de orden público en Samaniego, que terminó por convertirs­e en una masacre de nueve jóvenes nariñenses crudo relato lo hace su hija, una niña menor de 10 años, que cuenta que lo iban a desmembrar con su propia motosierra, pero como no servía, lo fusilaron. Con dolor, la menor cuenta que con sus medias del colegio limpiaron la sangre de las armas.

“Esto pasó en las narices de todos. Es decir, a Pantoja lo mataron por una rencilla entre las Agc (Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia) y Los Caparros que tenían disputa territoria­l. En el pueblo había retenes de ‘paras’ a la salida y entrada y la Alcaldía lo sabía; también el Ejército y la Policía. La Defensoría lo había denunciado y no se hizo nada. Eso demuestra que el enemigo es quien no piensa igual, porque a los grupos que piensan parecido o que tienen una ideología similar, no los tocan, no les pasa nada. En resumidas cuentas, hay un silencio sobre esos actores”, relató Ortega, de Acsucor.

Algo similar sucedió en Bojayá, cuando 10 días antes de la masacre que acabó con la vida de más de 100 personas, los paramilita­res se movilizaro­n en 10 canoas desde San José de la Balsa por la orilla del río Salaquí, para luego tomar el río Atrato hacia el sur hasta Vigía del Fuerte, y pasaron por al menos dos puestos de control de la fuerza pública que no reportaron movimiento­s o capturas. Algunas ONG indicaron que fueron tres los puestos militares que dejaron transitar al grupo armado en silencio.

El Estado, hoy encarnado por el gobierno de Iván Duque, no da cuenta de grupos paramilita­res, solo asocia estas estructura­s, como las Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia, o el Clan del Golfo, a grupos que persiguen el negocio del narcotráfi­co, como inyección del capital de la guerra, una respuesta que para muchos demuestra un Estado mudo ante el fenómeno violento.

En la próxima entrega le contaremos cómo se configura el conflicto y el despertar de la violencia en los territorio­s más azotados por las masacres.

El Gobierno no tiene una estrategia efectiva de coordinaci­ón interinsti­tucional de carácter preventivo. Además, es errático. Le sucede como al alcalde que recibe una alerta por fuego en una casa que amenaza con incendiars­e; en lugar de enviar a los bomberos manda al Esmad que llega a dispersar curiosos y a golpear a los residentes que ve como sospechoso­s. Mientras el Esmad lanza gases y disparos M12, se incendia la casa y el vecindario. Con las alertas tempranas sucede algo parecido. No hay respuesta oportuna y no se atacan los problemas reales. Las autoridade­s llegan tarde a recoger cadáveres y con más gasolina para el incendio.

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