Sin público: el coronavirus se robó la medalla de la alegría en los Juegos Olímpicos
Tokio 2020. Después de un brote agresivo en suelo japonés, las autoridades decidieron prohibir el acceso de público a las justas. Otras restricciones en la calle le dan un halo de tristeza a la más orbital de las citas
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ROMÁN GÓMEZ
Hablar de deporte es hablar de alegría, pero en este caso, la felicidad de las tribunas estará ausente. La pandemia obligó a que estos juegos, los más tristes de la era moderna, se hagan a puerta cerrada.
Aunque la vacunación avanza en el mundo y en otros países se ven ápices de normalidad, como en la Eurocopa
y en los deportes americanos, en Japón no se tienen los mejores números para inmunizar a los más de 120 millones de nipones que habitan en la isla. A día de hoy, menos del 20% de la población tiene doble dosis de la vacuna Pfizer Biontech, principal laboratorio proveedor del país oriental.
Seguro mató a confianza
Los japoneses, siempre prolijos, esta vez pecaron de confiados. Su proceso de vacunación empezó en febrero, cuando en otros países desarrollados arrancó en diciembre, por ejemplo, en Estados Unidos.
En ese momento, su manejo de la pandemia venía siendo de los mejores del planeta. Por eso consideraron que podían obtener la inmunidad de rebaño con restricciones aéreas, a la espera de resultados de vacunación en otros lugares del mundo.
Bajo esa situación, desde ese mes comenzaron los rebrotes, provocando una ola de infectados sin precedentes en el país nipón. Las autoridades de salud japonesas colapsaron y la aplicación de las dosis fueron insuficientes para garantizar unos juegos inmunizados.
Deportistas libres de riesgo
Pese a la ausencia de público, lo que sí habrá en Tokio 2020 serán deportistas libres de contagio. Aunque se practicarán controles y se activarán protocolos, los deportistas estarán adentro de una burbuja con toda la seguridad del caso.
Además, todos los atletas fueron vacunados antes de emprender vuelo a tierras japonesas. La mayoría de los gobiernos del mundo asumieron estos Juegos Olímpicos como tema de prioridad nacional e inmunizaron a sus atletas.
No obstante, el Comité Olímpico Internacional alcanzó un acuerdo con Pfizer para inmunizar a los deportistas que así lo requieran sus comités locales.
Sin embargo, los atletas no podrán salir de las villas olímpicas para no romper las burbujas y ante las restricciones sociales del Gobierno japonés, en las que los establecimientos no podrán vender bebidas alcohólicas desde las 8:00 p.m. y no se descarta el toque de queda, si la situación sanitaria no mejora.
Aplazarlos nunca fue una opción
Sin público en las gradas, los juegos perderán ese espíritu que siempre han tenido. Algunos deportistas se cuestionaron el sentido de hacer los Juegos Olímpicos en estas condiciones y declinaron participar.
Rafael Nadal, Lebron
James y Serena Wi- lliams, algunos de los que criticaron la realización de los mismos, en medio de estas condiciones de pandemia. La ausencia de aficionados fue el argumento final para que se bajaran.
Sin embargo, el comité organizador cree que hacer las justas es un gesto de resiliencia ante la adversidad provocada por el coronavirus. Otras actividades, incluidas las deportivas, han dado ese paso adelante con público presente y protocolos sanitarios.
Las marcas se romperán, el espíritu olímpico estará, pero sin el público, nada sabrá igual.