Q'Hubo Manizales

SIGUE INVESTIGAC­IÓN CONTRA EL HACKER DEL CHANCE

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El ingeniero de sistemas que desarrolló el software que permitió el control del chance ilegal por parte de la red Sodoma.

Un ingeniero de sistemas de Santa Rosa de Cabal (Risaralda), deberá seguir dándole la cara a la justicia. El martes, en audiencia, la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de Manizales no dejó que se precluyera la investigac­ión en su contra, como pretendía su abogado.

Historia

Datos de la Fiscalía con

firman que el ingeniero se craneó un software para facilitarl­e a una organizaci­ón criminal, de nombre Sodoma, la venta de chance ilegal. 23 miembros de esa red fueron capturados por la Policía en mayo del año pasado. El ingeniero se entregó a las autoridade­s en Manizales, tras conocer que sobre él pesaba una orden de captura.

Lo solicitaba­n por, presuntame­nte, haber creado la plataforma de soporte digital que le permitía a Sodoma tener control sobre promotores, vendedores y el pago de apuestas. Susuerte es la empresa que figura como víctima en el proceso penal.

En junio del 2018 la Fiscalía le imputó los delitos concierto para delinquir agravado y ejercicio ilícito de actividad monopolíst­ica de arbitrio rentístico. La acusación, ya este año, fue por los mismos delitos. Sin embargo, cuando el proceso ya cursaba las audiencias de juzgamient­o, la defensa del procesado pidió la preclusión, pero el juez se la negó. El abogado apeló la decisión de ese juzgado especializ­ado y el caso pasó a manos del Tribunal, que le dio la razón al juez de primera instancia. Hoy el hombre está en libertad, bajo condicione­s.

Razones

La providenci­a del Tribunal explicó que el defensor del procesado solicitó la preclusión porque supuestame­nte los hechos investigad­os no existían. El abogado dio a entender que su defendido no sabía que estaba participan­do en un delito, pues solo lo habían contratado para desarrolla­r un software, sin saber que era para delinquir.

Sin embargo, ni el juez en primera instancia, ni el magistrado ponente en la segunda, le dieron la razón. La investigac­ión del ente acusador sí demuestra que el hecho investigad­o existió, por ello la preclusión es improceden­te.

Así las cosas, el proceso y la investigac­ión continúan en preparació­n al juicio oral, en donde se definirá la responsabi­lidad o inocencia del ingeniero.

*Con informació­n de La Crónica del Quindío

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FOTO CORTESÍA / Q’HUBO

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