CAYERON LOS CAPOS DE EL CARMEN
Aguapanela y el Cóndor eran desde hace cuatro años los líderes de la distribución de estupefacientes en los barrios El Carmen, Barrios Unidos y Jesús de la Buena Esperanza. Los cogieron con el resto de la banda integrada por 22 personas.
Alias el Cóndor, de 55 años, contabiliza tres condenas por tráfico de estupefacientes y va para la cuarta, tras ser detenido en una operación del martes contra una banda que vendía vicio en los barrios El Carmen, Barrios Unidos y Jesús de la Buena Esperanza.
En 15 allanamientos las autoridades capturaron a 20 personas, de 22 que estuvieron vinculadas a la investigación. Uno murió hace unas semanas y el otro huyó del barrio, pues hace 20 días allanaron su vivienda. La que cayó fue la mamá, alias Kelly.
Líderes
Según la Fiscalía, Cóndor y Aguapanela dirigían el grupo desde hace cuatro años. Eran los encargados de dar órdenes, la principal era que ningún comprador se podía ir con las manos vacías. La segunda, que nadie se fumara el vicio que era para vender.
Así se cumplía, ya que en esta red de distribución se conseguía de toda clase de estupefacientes, incluyendo una variedad amplia de sintéticas, tanto pepas como gotas.
La denuncia
El punto de inicio de la investigación fue la denuncia de un ciudadano, que entregó amplia información de los miembros del grupo. También proporcionó números telefónicos.
Los compradores del vicio son sobre todo adolescentes, estudiantes de colegio y personas que viven en invasiones.
Esos datos permitieron preparar un plan de infiltración, que no solo confirmó la denuncia inicial, sino que logró vincular a otros integrantes de la red, lugares de almacenamiento y procedencia de algunos estupefacientes.
Incluso se detectó una tienda que les servía a los vendedores para descargarse de los estupefacientes cuando veían aproximarse a las patrullas.
Distribuidores
Quienes coordinaban la distribución y les rendían cuentas a Cóndor y Aguapanela son tres hombres conocidos con los alias de Cantuno, Wicho y Banano. El resto
conformaban la línea de distribución.
Todos viven en los barrios donde vendían la droga y son muy cercanos entre sí, lo que les facilitaba obtener con rapidez lo que los consumidores querían.
Las audiencias se iniciaron el martes, con la legalización de los allanamientos, elementos de prueba hallados y las capturas.
Ayer fue la imputación de cargos por concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes. Al cierre de esta edición continuaban las diligencias ante un juez con función de control de garantías.