Medio siglo para estrenar
La antigua Estación del Tren San Francisco de Chinchiná, que estuvo medio siglo abandonada, recobró vida ayer cuando el gobernador de Caldas, Guido Echeverri Piedrahíta, y los alcaldes saliente y entrante de Chinchiná, Sergio López Arias y Eduardo Andrés Grisales López, entregaron la primera fase de la remodelación, que costó $1.800 millones.
Los trabajos, que empezaron en mayo de 2019 por la Constructora Conguadua, fueron financiados por Mincomercio, por medio de Fontur, la Gobernación de Caldas y el Municipio.
Falta
En el lugar funcionará el Centro Interpretativo de la Ruta del Café (Circa). Miguel Trujillo López, secretario de Desarrollo Económico de Caldas, expresó que las próximas administraciones deben comprometerse a realizar la segunda fase que comprende la adecuación de las bodegas del Tren, los parques Uberto Armel Arenas y La Estación, los andenes perimetrales y un paso pompeyano por un valor de $1.500 millones.
“Consultamos con Fontur para ver si aprueban recursos por $500 millones para elaborar el paso pompeyano y los andenes. Sería bueno que trasladaran acá algunos hallazgos arqueológicos de los terraplenes del Aeropuerto del Café, de Palestina”, dijo.
Jaime Alberto Cuervo, presidente de la Asociación Turística de Chinchiná (Comitur), contó que este espacio era el eje del comercio local, pero tras dejarlo en el abandono amenazaba ruina y se convirtió en bodega y oficinas.
Comprometidos
La Estación contará con dos salas. En la Azalea ubicarán la arqueología de los indígenas Quimbaya y algunas antigüedades, en la sala Cereza estará la réplica de los récords, la historia del café y el punto turístico.
César Gómez, conocido como el Capi y director del Punto de Información Turística, llevó antigüedades de su familia para adornar el lugar que estará abierto al público a principios del 2020.
Para Eduardo Andrés Grisales López, alcalde electo, el compromiso está en sacar adelante la segunda fase y articular el proyecto a su
Programa de Gobierno y al turismo comunitario. Mientras que el arquitecto restaurador Jaime Botero, explicó: “La estructura se elevó unos metros porque el inmueble se inundaba en invierno. Además, se recuperaron los capiteles, la fachada y construimos baños para personas en condición de discapacidad. Las puertas actuales son en vidrio y las ventanas en madera de cedro”.
Me tocó hacer la veeduría financiera, todo estaba ajustado a la obra”. GLORIA ELENA QUINTERO Cuando hay propósitos y se trazan metas las cosas se logran. Hay que conservarla porque hace parte de nuestra historia”. JUAN DAVID GALEANO