Gilberto les dio vida a los Reyes Magos en Aranjuez
AGilberto Torres siempre le gustó jugar fútbol. Fue en 1970 cuando llegó al barrio Aranjuez que la vida de esta comunidad cambió y hoy vive con pasión el torneo Reyes Magos que llegó a sus bodas de rubí.
Este manizaleño recordó que siempre quiso tener una pelota a sus pies e integró equipos de la ciudad en los que conoció a Héctor Morales y a Alonso ‘el Pocillo’ López, quien luego se convirtió en profesional y en Millonarios fue referencia.
“Él nos invitó a ir a Bogotá a jugar con Millonarios y nos ganó la mamitis, nos dio miedo. Llegó a ser Selección Colombia, yo estuve hasta la Selección Caldas, me cogió una enfermedad y dejé de jugar”, explica Gilberto.
Y haberse quedado en Manizales fue la causa de la consolidación del torneo de fútbol aficionado que ya cumple 40 años, y que esta tarde tendrá la final.
Inicios
Según Gilberto, la cancha era un lote vuelto un polvero que quedó luego del desmonte del ferrocarril que atravesaba el barrio antes de dirigirse a Villamaría. Hoy ya es sintética aunque más pequeña. Allí empezaron a hacer picados en las tardes de los miércoles y de los viernes, y en las mañanas de los domingos.
Hacia 1973 surgió la idea de partir los equipos según la procedencia de los jugadores. Del sector de La Perla hacia abajo y los de arriba. Eran los solteros y casados de un lado contra los solteros y casados del otro.
Se jugaban partidos el 24 y el 31 de diciembre y a Gilberto le surgió la idea que para tener un desempate, en el que se luchaban el petaco de cerveza, se disputaría un tercer encuentro el 6 de enero, día de Reyes Magos.
Pronto fueron llegando otros muchachos de barrios cercanos para unirse a las recochas, el torneo empezó a tener más equipos. Los primeros campeonatos los disputaban Aranjuez, Malhabar, Defensores del Chaco y Solteros y Casados.
Pirata
Gilberto decidió oficializar el campeonato y el 12 de octubre de 1979 arrancó la competencia en la que participaron cuatro equipos y el campeón fue Autolegal Coéxito. Los otros fueron Malhabar, Selección Iderna y Panizza.
Posteriormente empezaron a llegar más conjuntos, lo que causó que se alargara y lo que finalizaba el 6 de enero pasó a terminar en febrero.
“El campeonato fue declarado Patrimonio de la Ciudad. Es el más nombrado de Caldas, en Bogotá lo conocen y lo comparan con el Olaya”, dice Gilberto.
¿Y qué apoyo recibía? Esos primeros años, rememora, sacaba de su sueldo como empleado de la Secretaría de Educación de Manizales, para comprar trofeos, pagarles a los equipos y a los árbitros.
En la séptima u octava edición recibió un golpe cuando
la Liga Caldense de Fútbol declaró el torneo como pirata por contratar árbitros no registrados y llegaron a suspender a 120 jugadores, pero siguió empeñado en continuar y terminarlo.
Apareció la mano salvadora de Herney Henao, de
Apuestas La Estrella. En esa época también se jugaba un torneo de casas chanceras, él intercedió y se le volvió a dar el aval. Se formalizó, se establecieron estatutos y Reyes Magos pasó a formar parte del calendario oficial.
“Ya no gastaba tanta plata con la Liga, pero por el problema de mi operación en la columna dejé el campeonato y lo cogio el comité de deportes que no lo ha dejado caer, siempre ha estado en buenas manos y han sabido llevarlo adelante”, recuerda el fundador.
Dice que hoy es simplemente un aficionado del fútbol en Aranjuez, se sienta en las gradas y disfruta. Aunque nunca se desvinculó, hoy prefiere colaborar sin meterse de lleno, escribir para el folleto deportivo del barrio y disfrutar de su vida de pensionado tras 40 años como administrativo de la Normal Superior de Caldas. Este año, por motivo de los 40 años, recibió un trofeo.
La comilona
Según Gilberto, en los inicios del torneo las familias salían a ver a sus preferidos, se hacía sancocho y se mataba cerdo. En su cuarta o quinta versión, desde Teletón hasta el puesto de Policía pusieron ventas callejeras, se sumaron estanquillos en las casas y al final de los partidos seguía la fiesta.
Las costumbres cambiaron, pero resalta que todavía “es una feria”, llegan manizaleños de cualquier estrato, las ventas callejeras abundan y las gradas siguen luciendo a reventar. Desde hace tres fechas es difícil alquilar balcón. Alrededor de 7 mil aficionados abarrotan la tribuna. Sueña con que alguna vez se amplíe.
Cuando se le pregunta por las estrellas que han pasado por allí recuerda a Jhon Freddy Salazar, hoy en Rionegro, Cristian Bonilla, Carlos ‘la Fiera’ Gutiérrez, Antonio Rada, William ‘el Polaco’ Gómez, Alberto ‘Huevo’ Jiménez o Ricardo ‘el Chicho’ Pérez.
También recuerda a Néstor Sanjuan, quien llegó del fútbol profesional para marcar en un torneo 38 goles, o a William Cárdenas, insignia del campeonato porque siempre salía goleador, o Robert Masnik.
Hubo incluso extranjeros como el paraguayo del Once Caldas, Óscar Félix Rodas, o un chino al que trajo Herney Henao, dueño de apuestas La Estrella.