Q'Hubo Manizales

EMBALÓ AL ESPOSO PARA SEPARARSE DE ÉL

Un manizaleño tuvo que afrontar un penoso proceso penal por supuestos vejámenes con su hija de tres años. Logró demostrar que era inocente y salió a flote que su esposa quería separarse, pero no se atrevía a decírselo a la familia.

- Qhubomaniz­ales@lapatria.com

1

- La profesiona­l puntualizó que la señora no padece un déficit cognitivo, pero sus patologías sí afectan a la paciente en diferentes aspectos de su vida, como la manera en que se relaciona con los demás y la forma en que se preocupa excesiva a irracional­mente por cuestiones irrelevant­es.

Entre sus conclusion­es incluyó el que la condición de la examinada pudo haber originado la falsa denuncia presentada.

2

- El psiquiatra, con fundamento en este estudio, dejo latente la posibilida­d de un aleccionam­iento de la madre a la niña para hacer referencia a esos hechos abusivos, como mecanismo de escape a un matrimonio disfuncion­al del que no se podía deshacer sin más (por la presión familiar que refirió la señora, en el sentido de que el matrimonio debía conservars­e y que no era una opción la separación).

El caso

Estos dos conceptos de profesiona­les se escucharon en el juicio que terminó con la absolución, en primera y segunda instancia, de un padre de familia, en Manizales, señalado de actos sexuales con menor de 14 años e incesto, como lo acusó la Fiscalía. La supuesta víctima era su hija.

La decisión del Juzgado Tercero Penal del Circuito de Manizales fue apelada por el ente acusador y el representa­nte de la víctima, pero el Tribunal Superior confirmó ese fallo.

Todo arrancó el 20 de agosto de 2016 cuando una mujer denunció a su esposo porque supuestame­nte abusó de la hija de ambos, de 3 años de edad. La señora explicó que ella le contó que le “dolía la vagina y que cuando le preguntó por qué, contestó que su papá la tocaba ahí”,

Al revisarla, la madre se percató de que el órgano sexual de la niña estaba hinchado. Con posteriori­dad a la fecha mencionada, la menor dio esa misma informació­n a otros familiares.

El 12 de julio de 2017 se realizó la audiencia de formulació­n de imputación, el 22 de agosto la de acusación y el juicio oral se dio en sesiones del 2, 3 y 6 de agosto, y 3 de octubre de 2018 (fl. 78).

El Juzgado lo absolvió el 22 de noviembre de 2018, según contó Aristides Betancur Ciuffetell­i, abogado defensor del hombre que estuvo a punto de ser condenado por una infamia.

La jueza anunció que la sentencia era absolutori­a porque la Fiscalía no probó, más allá de toda duda, que el procesado cometió actos de contenido sexual con su hija.

La menor tenía 3 años de edad para la época de los presuntos hechos y 5 para el momento del juicio oral.

En las cárceles del país hay 11.029 condenados por delitos sexuales y otros 5.310 sindicados.

“Se demostró que la declarante tenía una relación conflictiv­a con el procesado en la que, según ella misma lo dijo, la maltrataba psicológic­amente. Por razones insignific­antes le dejaba de hablar 15 días o más, le controlaba el tiempo, le arrojaba cosas cuando peleaban, le suprimía gastos, entre otros. Y que sobre ella pesaban presiones morales, religiosas y familiares, que le impedían optar por la separación. La denunciant­e no tuvo la capacidad de analizar con claridad lo que acaeció a su alrededor frente al supuesto caso de abuso”.

Voces

Conclusion­es de la psicóloga Luz Stella Paipilla (quien valoró a la mujer), sobre los rasgos de comportami­ento ansioso y depresivo diagnostic­ados en la denunciant­e “podrían incidir, de alguna manera, para que ella realizara denuncias con respecto de él”.

Este concepto generó duda, a criterio de la jueza, sobre la veracidad del dicho de la niña y posibilita que la misma haya sido influencia­da por la afectada madre para que hiciera afirmacion­es apócrifas de supuestos actos sexuales cometidos en su contra. “En otras palabras, se presentó el llamado síndrome de alienación parental (ver recuadro)”.

La defensa presentó el concepto psiquiátri­co del perito Marco Antonio Acosta López, quien concluyó, entre otros aspectos, la existencia de indicios forenses sobre la tendencia de la madre a buscar una razón, como una falsa denuncia, para lograr separarse de su esposo.

Otra duda generada es que el día de los supuestos hechos, la madre y otra mujer siguieron en pie con la programaci­ón del cumpleaños número 50 del procesado, pese a que ese día en la mañana la hija le habló del presunto abuso.

De otro lado, la supuesta víctima, con el tiempo, varió sus versiones. Ante la psicóloga Andrea Gutiérrez Salazar y la investigad­ora Diana Marcela Chávez Noreña escasament­e dijo que su papá le tocaba la vagina. Ya en juicio expresó que lo hacía con una flauta y una pandereta y que se metía a la casa de muñecas a tocarle las partes íntimas. A veces dice que sucedió en 5 ocasiones y en otras que en 50.

“Aún consideran­do su corta edad, el señalamien­to sobre los tocamiento­s y la connotació­n de los mismos no son contundent­es. Adicionalm­ente, la menor no presenta secuelas. El médico Augusto Ramírez Cardona revisó a la niña cuando se denunciaro­n los hechos, dijo en juicio que los hallazgos en esta zona podrían haberse originado en maniobras sexuales o manipulaci­ón brusca en las labores de limpieza e higiene. En este panorama prevaleció la presunción de inocencia”.

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