Bogotá, de regreso a las aulas
Los colegios oficiales vuelven poco a poco a la presencialidad bajo el modelo de reapertura gradual, progresiva y segura.
“ME SENTÍA UN poco ansiosa antes de llegar al colegio”, dice Samantha Barrera Osorio, de solo cinco años, al recordar el día en que su institución educativa regresó a la presencialidad después de varios meses de virtualidad.
Sin embargo, Samantha no tardó en recuperar una felicidad que llevaba tiempo sin disfrutar: compartir con sus amigos del Colegio Débora Arango Pérez, una de las ocho instituciones educativas distritales ( IED) que retornaron a las aulas el pasado 15 de febrero, en el marco del Plan de Reapertura Gradual, Progresiva y Segura ( GPS), propuesto por la Alcaldía Mayor de Bogotá y su Secretaría de Educación.
Por supuesto, la interacción entre estudiantes sucede bajo estrictos protocolos de bioseguridad para que los riesgos sean mínimos. Y es que, si bien el regreso a la presencialidad se dio en febrero, la preparación inició hace meses:
“Tuvimos que hacer planes piloto, realizar adecuaciones y conseguir insumos de bioseguridad. Afortunadamente recibimos el apoyo de la Secretaría de Educación”, cuenta José Joaquín Bohórquez, rector de la institución.
A PASO LENTO, PERO SEGURO
La gradualidad, uno de los principios de la reapertura, se expresa en un modelo de cinco fases: la primera comenzó, como se ha dicho, el 15 de febrero; la segunda lo hará el primero de marzo; la tercera, el 15 de marzo; la cuarta, el 5 de abril y la quinta, el 12 de abril. A partir de cada fecha se reabrirán más IED.
Pero la gradualidad también se manifiesta en el interior de las instituciones. El Colegio Débora Arango Pérez empezó por preescolar, pues se trata del grupo con menor riesgo de contagio.
Esto ha representado el regreso de 66 estudiantes a la institución, que asisten en grupos de siete u ocho. Son acompañados por ocho maestras titulares y diez docentes de apoyo. La experiencia ha sido tan positiva que el 2 de marzo regresarán los estudiantes de primaria y el 15 de marzo, los de bachillerato.
UNA TAREA DE TODOS
“Era necesario regresar. Aprendimos de la virtualidad,
pero la educación, especialmente en preescolar, requiere de afecto y de otros elementos que solo se logran presencialmente”, asegura Natalia Torres, maestra de la institución.
Los profesores han sido fundamentales en la reapertura. Ellos, además de guiar académicamente, velan por la seguridad de los menores verificando que se sigan los protocolos de bioseguridad y se aprovechen espacios abiertos, como el patio y las canchas deportivas.
Esta gran responsabilidad generó una incertidumbre inicial que no tardó en disiparse: “Teníamos dudas y susto, pero todo salió muy bien. Realmente el miedo se fue el primer día, cuando ya estábamos en el salón haciendo lo que nos gusta, que es enseñarles a los niños”, recuerda la profesora.
Además de los docentes, los padres también son indispensables en el proceso. De hecho, Leidy Osorio, la madre de la pequeña Samantha, estaba tan ansiosa como su hija: “Tenía susto, pero el colegio nos involucró a los papás antes de la reapertura. El rector, el coordinador y los profes conversaron con nosotros sobre los protocolos y eso nos dio mucha seguridad. Estamos muy contentos”.
Lo anterior es fundamental, pues los padres de familia tienen sus propias ‘ tareas’: “Debemos enviar un formulario sobre la salud de nuestros hijos. Además, debemos alistarles tapabocas de repuesto, alcohol y gel antibacterial, así como los materiales necesarios para que no se presten cosas entre ellos”, afirma Leidy.
Como lo destaca Bohórquez, la confianza y el compromiso de los padres son condiciones necesarias para el éxito de la reapertura: “Creo que a medida que avance este proceso lograremos convocar a más papás, algo que es muy importante porque los niños necesitan beneficiarse del aprendizaje académico, pero también de la socialización con profesores y amigos”.
Estos beneficios, gracias a la reapertura GPS, ya son una realidad para 4.083 estudiantes de colegios oficiales de Bogotá – entre ellos la pequeña Samantha–, quienes poco a poco están recuperando una parte esencial de sus vidas. n
“EL COLEGIO NOS INVOLUCRÓ A LOS PAPÁS ANTES DE LA REAPERTURA. EL RECTOR, EL COORDINADOR Y LOS PROFES CONVERSARON CON NOSOTROS SOBRE LOS PROTOCOLOS Y ESO NOS DIO MUCHA SEGURIDAD”: LEIDY OSORIO, MADRE DE FAMILIA.