El abandono del hogar
Algunos afirman que dedicarse a las labores domésticas es importante, pero pocos le dedican suficiente tiempo. Un reciente estudio muestra la percepción del tema en 20 países y cómo todavía la sociedad valora más otras actividades.
Muchas personas dicen que el hogar es el lugar más importante para ellos o por lo menos uno de los más importantes. Sin embargo, la realidad muestra que lo que se dice no suele corresponder con lo que se vive. Su relevancia está más que demostrada pero la sociedad de hoy en día vive tan “ocupada” que termina por descuidarlo enteramente.
Bryan Sanderson, presidente de la Fundación Home
Renaissance, en
Reino Unido, asegura que el hogar es “el primer contacto del ser humano con la sociedad. Es el primer lugar del que se siente parte y es el techo bajo el que recibe el cuidado y la educación necesarios para
el desarrollo de la persona”. Debido a esto, la Fundación en alianza con la Universidad Austral de Argentina y el Inalde Business School de la Universidad de la Sabana en Colombia, crearon el Índice Global del Hogar. En él, indagan acerca de la percepción que 5 mil personas en 20 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá,
Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Filipinas, Guatemala, Italia, Kenia, México, Paraguay, Perú, Portugal, Reino Unido y Uruguay) tienen sobre este tema.
Sandra Idrovo Carlier, directora del Centro Cultura, Trabajo y Cuidado del Inalde y coautora del estudio, asegura que el principal objetivo del Índice Global del Hogar es “sensibilizar a los participantes de la encuesta sobre el valor de su propio trabajo en el hogar como una contribución al desarrollo humano. Esto nos permitirá identificar caminos para promover y desarrollar un mayor reconocimiento del valor social que tiene el cuidado de nuestros hogares”. Semana Sostenible presenta algunos de los resultados más significativos de la encuesta.
Entre todos los datos que se recolectaron, Sandra Idrovo estaba segura de que se iba a confirmar una paradoja: las personas dicen que les importa la vida del hogar, pero es muy poco el tiempo que dedican a este tema porque se dan cuenta de que la sociedad valora más otras cosas. Dedicarse a la casa ha cargado con un estigma social. “La edad delaspersonasquehancontestado nuestraencuestaesenpromedio40 años. Mi hipótesis es que la paradoja empezará a desaparecer conforme más joven sea la gente. Pienso que las personas entre los 20 y 30 años ya actúan de acuerdo con lo que piensan. Además, actualmente hay muchos hombres que no tienen ningún miedo a decir que se quieren quedar en la casa”, asegura.
HOGAR VERSUS TRABAJO
Las autoras del estudio están convencidas de que mientras exista un arraigo familiar, habrá estabilidad y que cuando esta se daña los otros componentes de la vida empiezan a venirse abajo en cascada. Aunque muchos no logren dimensionar la relación, esto afecta directamente la productividad laboral en las organizaciones. “Muchos directores de Recursos Humanos se cuestionan porque no encuentran el talento para los cargos en sus organizaciones. Quieren un profesional que haga mil tareas y que además entre a las siete de la mañana y salga a las cinco de la tarde. Por el contrario, las personas altamente capacitadas buscan otro tipo de trabajo”, asevera Idrovo. Los datos del estudio también les muestran a las organizaciones que esta situación no va más, que productividad se relaciona con flexibilidad y que esto no significa perder el control. “Las organizaciones tienen que cambiar y cada vez les queda menos tiempo”, concluye.