San Luis, camino a convertirse en territorio desminado
Instituciones públicas, comunidad y empresa privada se unieron para lograr la certificación de 14 veredas como libres de sospecha de minas antipersonal en este municipio del oriente antioqueño. Entre todos buscan recuperar la confianza tras largos años de
En muchos municipios de Colombia la guerra no se terminacuandosedesarman los combatientes. Ese hecho es apenas el comienzo de un largo proceso de normalización de los territorios que vivieron de primera mano la violencia. Uno de los primeros pasos es la descontaminación de las veredas donde se instalaron minas antipersonal, uno de esos terribles legados que quedan tras el conflicto y que siguen afectando la vida de los pobladores durante muchos años más.
Eso es lo que está ocurriendo actualmente en San Luis, un municipio del oriente antioqueño que sufrió como pocos la crueldad de la guerra colombiana. Por allí pasaron los guerrilleros y luego los paramilitares dejando tras de sí una estela de muerte y despojo de la que hoy se empieza apenas a recuperar. Muestra de ello no es solo el retorno de miles de personas que huyeron para salvar sus vidas, sino los trabajos de desminado que se vienen realizando en las veredas del municipio por parte de la Dirección Descontamina Colombia, Batallón de Desminado Humanitario número 60, con el apoyo de las comunidades, la alcaldía municipal, la OEA y Celsia con su proyecto Porvenir II, para asegurar que allí se puede volver a vivir tranquilamente.
UN GRAN SALTO
En agosto pasado, San Luis dio un gran salto en ese propósito. En una ceremonia realizada en el municipio antioqueño de Cocorná, los líderes de 14 veredas del municipio recibieron de manos del presidente Juan Manuel Santos el documento que certifica que esos lugares están libres de sospecha de minas antipersonal. “Este es un paso muy grande que da San Luis porque ahora tenemos la tranquilidad de que no nos vamos a encontrar con un artefacto que no distingue enemigos o inocentes ni diferencia a humanos y a animales.”, dice Anselmo Colorado, presidente de la Asociación de Juntas de Acción Comunal de San Luis.
Los vecinos de esas localidades no fueron los únicos que suspiraron de alivio. El anuncio también se convirtió en una gran noticia para el proyecto hidroeléctrico Porvenir II que desarrolla Celsia en 12 de esas 14 veredas certificadas. Se trata, sin duda, de un paso definitivo, pues es una exigencia legal que los lugares donde se planean grandes obras de infraestructura ofrezcan la seguridad de que no existen estos artefactos mortales.
El trabajo de investigación para lograr la certificación comenzó a principios de 2016, cuando el Batallón de Desminado Humanitario número 60 fue encargado de rastrear y descontaminar de artefactos explosivos el área rural de San Luis. “De inmediato entramos en contacto con funcionarios de la Alcaldía y de Celsia, a propósito del proyecto que construirán. Y aunque esta es una labor que corresponde al Estado, desde el principio la empresa dijo que se quería vincular y ofreció sus recursos para facilitarla”, afirma el coronel Ómar Leal, comandante del Batallón.
En ese sentido, la compañía puso a disposición de los hombres de Leal un activo que en principio no parece cuantificable, pero cuya existencia fue trascendental para el éxito de la misión: la confianza que ha construido con la gente desde cuando llegó a la región en 2009. “El aporte más importante fue el acercamiento con la comunidad. Ellos llevan mucho tiempo en la zona y a través de su oficina de atención y sus trabajadores sociales nos facilitaron el acceso a los líderes comunales”, recuerda Leal.
Sin este apoyo el proceso habría sido mucho más complicado, pues la investigación se hace a partir de las denuncias y la información de los pobladores, que son quienes saben en dónde han ocurrido incidentes y afectaciones por cuenta de las minas antipersonal. “El equipo de Porvenir II fue vital porque nos ayudó a llegar más rápido. En total los trabajos de campo tardaron seis meses, pero si hubiéramos estado solos todavía estaríamos en la mitad o incluso más atrasados en el proceso”, reconoce el coronel.
En el rápido resultado también influyó el aporte de Celsia en la logística necesaria para llegar a veredas a más de tres horas de camino del centro poblado por vías terciarias, pero sobre todo, el afortunado hecho de que en esa zona de San Luis no se encontraron minas antipersonal. “Acá la guerra fue muy complicada con la presencia de guerrilla y paramilitares, por eso pensábamos que íbamos a encontrar muchas minas”, recuerda Pedro Nel Duque, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Cumbre, una de las 12 ubicadas en el área de influencia de Porvenir II.
“Acá llegaron los encargados del desminado y preguntaron que quiénes tenían sospechas de minas en sus fincas. Luego nos prepararon para actuar en el momento que hiciéramos las visitas, para que no fuéramos a tocar nada y que reportáramos cualquier novedad por insignificante que fuera”, explica Duque. El resultado fue una invitación a seguir caminando tranquilamente por el territorio. “Revisamos muchos sectores y no encontramos nada de peligro. Solo lo que sobró de las explosiones y vainillas de balas. Es que en esa zona ya la gente había retornado hace rato e intervenido sus fincas y no había pasado nada. Estábamos seguros, pero igual hicimos las revisiones y afortunadamente todo salió bien”, dice el líder comunal.
"El aporte más importante de Celsia en el proceso fue el acercamiento con la comunidad"
CERTIFICACIÓN DEL MUNICIPIO
Pero la misión de liberar el territorio de estas amenazas no concluye allí. El desminado humanitario continuará hasta que las 48 veredas de San Luis y su área urbana se declaren como libres de sospecha de minas, lo que posibilitará el retorno de las familias a muchos de los lugares que cercó la violencia y dará comienzo a una nueva historia. Esta compleja labor también contará con el apoyo de Porvenir II, pues su intención es que todo el municipio sea un territorio seguro.