Cuando el reciclaje se convierte en salvavidas
Enka es una compañía paisa que encontró en el reciclaje de botellas de PET la fórmula para evitar la quiebra y convertirse en un referente de sostenibilidad empresarial.
Con el reciclaje del PET lo importante no es el producto en sí mismo, sino lo que se hace después con él
Enka de Colombia es una de las pocas empresas colombianas que ha encontrado una oportunidad en la cual la mayoría ve simple basura. Gracias al reciclaje de botellas de PET no solo logró salvar a su empresa de la bancarrota, sino que la convirtió en uno de los referentes nacionales en materia de sostenibilidad empresarial. Esta historia comienza en 2003, cuando Álvaro Hincapié asumió la presidencia de Enka, una compañía paisa de insumos industriales y textiles que estaba al borde de la quiebra, a pesar de haber dominado el mercado colombiano durante cerca de 40 años. “La invasión de materias primas asiáticas había causado que el valor de nuestra deuda fuera igual a las ventas. Las posibilidades en ese momento eran entregarnos o luchar por la compañía, y escogimos la segunda opción”, afirma.
Su plan consistió en darle un revolcón total a la compañía, que implicó decisiones tan radicales como la de cerrar la línea de producción de fibra tipo algodón, aunque esta fuera la esencia de su negocio. “Teníamos que aceptar que lo que se estaba haciendo había sido muy rentable en el pasado, pero que las nuevas condiciones del mundo nos obligaban a dar un giro drástico y redefinir nuestra actividad”, recuerda Hincapié.
Luego de conocer las experiencias de otras compañías alrededor del mundo, Enka identificó una oportunidad en reciclar botellas de PET y convertirlas en resinas y fibras con alto valor agregado. En esta renovación radical fue fundamental el acompañamiento de Bancolombia, que no solo financió inversiones por más de 23 millones de dólares, sino que prestó asesorías especializadas en cada una de las fases del programa de transformación.
“Con el reciclaje del PET entendimos que más importante que el producto en sí mismo, es lo que se hace después con él. La clave estaba en recuperar esos envases y volver a organizar molecularmente y quimicamente este material para hacer nueva materia prima. Si lográbamos eso cerrábamos el ciclo, pero también íbamos a conquistar otros nichos
del mercado”, explica Hincapié. Hoy Enka es líder en el reciclaje de PET en Colombia y el 45 por ciento de los productos que componen su portafolio son fabricados con materias primas recicladas. De los 5 mil millones de botellas de plástico que se desechan cada año en el país, cerca de una quinta parte son recuperadas y transformadas en las dos plantas que la empresa construyó para ese fin. De allí salen convertidas en fibras para la elaboración de ropa de hogar y geotextiles, y resinas para la fabricación de nuevos empaques
en contacto con alimentos cuyo uso está autorizado por el Inivima, la FDA estadounidense y la EFSA europea y homologado por las más importantes marcas de bebidas del planeta.
LAS CIFRAS DEL ÉXITO
En 2016 las ventas de resinas fabricadas a partir de materias primas recicladas se incrementaron un 38 por ciento, consolidándose como una de las principales fuentes de ingresos para la compañía. “El dominio de los asiáticos nos demostró que estábamos en un negocio que no podíamos mantener. Fue entonces cuando pensamos en que para ser sostenibles necesitábamos ofrecer un producto de alto valor agregado que nos permitiera permanecer en el mercado en el largo plazo”, dice Hincapié.
Pero la sostenibilidad tiene otros dos pilares: el ambiental y el social. En ambos, Enka ha logrado altos estándares de cumplimiento. Aparte del reciclaje de plástico, que evita que cada año cerca de mil millones de botellas terminen en los basureros o acumulándose en las gigantescas islas de este material que se han formado en el mar, los procesos productivos de esta empresa también tienen impactos positivos en términos de ahorro energético. “Hablando de energía, fabricar nuestras materias primas a partir del reciclaje equivale a tener a una ciudad como Armenia (Quindío) totalmente apagada. Estamos hablando de cerca de 262 mil hogares. También producimos 72 por ciento menos de dióxido de carbono. Ahora que hablamos tanto de contaminación del aire y sabemos que el 80 por ciento viene de fuentes móviles, esto corresponde a retirar de las calles aproximadamente 10 mil vehiculos”, explica el presidente.
Bancolombia ha sido aliado clave en el tránsito a la sostenibilidad de Enka, como lo es hoy en día para decenas de empresas a lo largo y ancho del país. Y es que más allá de ofrecer opciones que
requieran de productos financieros, el área de sostenibilidad de Bancolombia se ha convertido en una fuente de consejo y actualización para sus clientes, desde los más grandes hasta los más pequeños.
Enka cuenta con una red de más de 10 mil recicladores y centros de acopio distribuidos en 27 departamentos del país. “Los recuperadores ambientales ahora cuentan con medidas totalmente diferentes porque se definen unos precios que se respetan y se les paga de contado. Hace apenas unos años no se recogía un kilo de PET y ahora esta actividad le reporta $50 mil millones anuales al sector reciclador”, cuenta Hincapié.
Visto en perspectiva, el apoyo de Bancolombia cobra más relevencia porque fue prestado cuando Enka estaba en una situación muy difícil y las probabilidades de que la restructuración fuera exitosa eran inciertas, pero también cuando los temas de reciclaje y economía circular se percibían como de nichos lejanos. “Era un tema riesgoso porque si uno está en cuidados intensivos y se equivocan con el tratamiento, fácilmente uno se va. Pero por fortuna contamos con un banco que nos ha dado la mano para las grandes inversiones, pero que también nos ha asesorado en la optimización de la gestión
financiera de la compañía”, reconoce Hincapié. En ese sentido, los inversionistas, miembros de junta y aliados como Bancolombia tuvieron una visión de futuro que hoy ha rendido fruto.
Con todo, algunas cifras confirman el éxito de esta estrategia que combina la lógica económica con una fuerte conciencia ambiental. Tras la llegada de Hincapié, la deuda de la compañía, que era de $320 mil millones, se redujo en un 97 por ciento faltando cinco años para cumplir el plazo estipulado. Entre tanto, las ventas internacionales han aumentado del 25 al 40 por ciento en el mismo periodo. “Cuando empezó este proceso no solo buscamos rentabilidad, sino productos que contaran una historia positiva, y lo estamos logrando", concluye Hincapié.