Ciudad del aprendizaje para un desarrollo sostenible
La capital del Valle del Cauca le apunta a una educación que incluya los entornos naturales y produzca mayores oportunidades para sus futuras generaciones.
En el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los problemas propios de las ciudades se constituyen en uno de los más grandes retos. Cuatro mil millones de personas cohabitan territorios urbanos, según cifras del Banco Mundial a través de sus Perspectivas de Urbanización de las Naciones Unidas en 2017, es decir, más del 50 por ciento de la población mundial. En Colombia, esa proporción puede ser mucho mayor debido a fenómenos como la migración constante, generada por la violencia, y las pocas oportunidades que brindan los territorios rurales. La gran concentración de población trae grandes impactos a los recursos naturales, y en general a la dinámica de un país que debe garantizar, mediante sus políticas públicas, el cumplimiento de los derechos fundamentales de sus habitantes como salud, agua, educación y vivienda. Para María Brown Pérez, oficial nacional de programas de la Unesco, la mejor opción para lograr resultados favorables del trabajo de las comunidades urbanas hacia el cumplimiento de los ODS es la educación. “La sombrilla de un trabajo conjunto de la sociedad hacia las metas trazadas por la agenda 2030 en términos de desarrollo sostenible es la educación para una ciudadanía mundial, que nos reconoce como habitantes de un mismo planeta con responsabilidades compartidas para preservar su riqueza natural y cultural, más allá de los límites geográficos, de la religión o grupo político”, afirmó. Desde 1992, la Unesco ha promovido la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) como la mejor alternativa para alcanzar las metas de los ODS y en el caso específico de las ciudades, cuya concentración poblacional es significativamente mayor que la de otros territorios, esta educación debe ser impartida más allá de las aulas. Las ciudades deben convertirse en Ciudades de Aprendizaje, concepto desarrollado por la Unesco y cuya esencia es el aprendizaje a lo largo de toda la vida como base del desarrollo social, económico y medioambiental. Cali es el mejor ejemplo en Colombia de la voluntad política, de convertir una ciudad en espacio de aprendizaje. Además de ser parte de la Red Global de Ciudades de Aprendizaje, liderada por la Unesco, tiene como una de sus líneas estratégicas del plan de desarrollo la Educación para el Progreso, desde la que se ejecutan programas como Mi Comunidad es Escuela, que busca dar a los niños y jóvenes un lugar seguro donde crecer como personas y
ciudadanos, acompañados y acogidos por una comunidad unida. Mi Comunidad es Escuela cuenta con 22 proyectos, dentro de los cuales se vincula a la comunidad educativa para generar acciones que permitan dar solución a temas de alta relevancia para sus entornos. Estos proyectos son apoyados por un grupo de profesionales que guían a los estudiantes y a los docentes a cumplir con los objetivos de cada problema, generando así cambios en la sociedad.