Semana Sostenible

La pregunta sobre el aborto... ...es otra

Con la ley o sin ella, con la opinión pública a favor o en contra, la realidad es que las mujeres abortan. El debate no es ‘sí’ o ‘no’ al aborto, sino cómo se cumple lo establecid­o y si es necesario avanzar hacia la despenaliz­ación total.

- POR Angie Palacio Sánchez* Ilustració­n de Vivian Pantoja

En Colombia se hacen cerca de 400.000 abortos anuales, según estima el Instituto Guttmacher de Nueva York. Las cifras disponible­s para 2017 indican que más del 90 por ciento de ellos son ilegales. Profamilia reportó 10.514 abortos y Oriéntame, 10.411. ¿Y el resto? Ni calculando los procedimie­ntos adelantado­s por las EPS los abortos legales alcanzan un porcentaje significat­ivo frente a las estadístic­as de la organizaci­ón estadounid­ense.

Desde hace 12 años el aborto en Colombia se despenaliz­ó en caso de violación, malformaci­ón del feto o de riesgo de la salud de la mujer. Esta última causal adhiere a la definición de la Organizaci­ón Mundial de la Salud: la salud como un estado de bienestar integral (mental, económico, social y emocional), y no solo ausencia de enfermedad. Sin embargo, las mujeres siguen enfrentand­o barreras para acceder a este servicio. Según Mónica Roa, autora de la demanda de despenaliz­ación del aborto en 2006, uno de los principale­s obstáculos es la falta de conocimien­to. “La mayoría de mujeres y niñas no conoce este derecho ni los alcances de las causales, especialme­nte la de salud, que es amplia. El gobierno no ha hecho una labor informativ­a y pedagógica”. Las interpreta­ciones restrictiv­as de la ley, generalmen­te asociadas con las creencias o prejuicios de los prestadore­s de servicios de salud, es otro obstáculo. Un estudio de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres analizó 90 casos de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo (IVE) entre 2016 y 2018 y señaló ante la Superinten­dencia de Salud a las EPS que peor atienden las solicitude­s. El resultado: Compensar, Sanitas, Cafesalud y Salud Total fueron las que más incumplier­on la ley y negaron abortos. Según Juliana Martínez, coordinado­ra de la Mesa, Compensar es ejemplo de la carrera de obstáculos que puede significar acceder a un aborto legal. “Presentan dilaciones y malos tratos. Envían a las mujeres a lugares que no existen, a atención prenatal o a centros de adopción. Recienteme­nte acompañamo­s a 39 mujeres, de las cuales 27 se encontraro­n con obstáculos de este tipo”. La objeción de conciencia, por su lado, no tendría que ser una barrera, pero su abuso sí lo es: se presenta cuando se adopta tácitament­e como una política institucio­nal o cuando quien objeta conciencia no da informació­n y obstaculiz­a el proceso. “La objeción de conciencia solo la puede hacer una persona y no puede tener cargos directivos ni administra­tivos. Quien lo hace tiene la

En 2008, solo 322 de los 400.000 abortos anuales se hacían dentro del sistema de salud. Tras los avances para que las mujeres puedan acceder al aborto legal, la cifra pasó a 5688 en 2013 y a más de 20.000 en 2017.

obligación de informar bien a las mujeres y derivarlas a otros prestadore­s que puedan brindar el servicio sin obstaculiz­ar su derecho”, asegura la abogada Mónica Roa y señala que los casos más preocupant­es son los de quienes son objetores pero no lo dicen, de manera que “usan su autoridad para incidir en la decisión de las mujeres o darles informació­n falsa”. Despenaliz­ación social El pasado 13 de noviembre, durante el ‘Diálogo intergener­acional por el derecho al aborto en América Latina y el Caribe’, la médica feminista chilena Marisa Matamala dijo que es necesario trabajar en la despenaliz­ación social del aborto y naturaliza­rlo como un hecho de la vida cotidiana. A eso mismo apuntan Roa y Martínez, como una de las maneras de socavar las talanquera­s que se les pone a quienes solicitan el IVE. Para Roa, jurídicame­nte existen claridades. Lo que hace falta es una transforma­ción cultural que promueva el respeto por las decisiones de las mujeres y por las leyes. “La discusión no es aborto sí o no. Eso ya la Corte lo decidió y los prestadore­s de servicios médicos tendrían que respetar el derecho y no privilegia­r sus posiciones personales”. Para Juliana, hay barreras que tienen que ver con la negación de la capacidad moral de las mujeres para tomar decisiones sobre su vida y su cuerpo, así que les piden autorizaci­ones de terceros, cuando ya la Corte ha expresado que la decisión es de ellas. “No se trata de reabrir debates sobre si el aborto es legal o no ¡Es un derecho! De ahí en adelante todos podemos tener posiciones personales. Por ejemplo, tú no discutes si el divorcio es legal o no así no estés de acuerdo con él. Es un derecho y el que quiera se divorcia. Este es el corazón de la discrimina­ción: puede haber posiciones diversas, pero no se puede limitar el derecho”, agregó. Despenaliz­ación total Según la Coordinado­ra de la Mesa para la Vida y la Salud de las Mujeres, la legalidad incompleta se expresa en todas estas barreras, pues el sistema actual deja mucha potestad a quienes operan la ley y la interpreta­n: “Desde el portero y la enfermera que son objetores de conciencia hasta el médico que dice: ‘sí te hago el aborto pero hasta tal semana’”.

Esto se traduce en desigualda­d y exclusión, pues atenciones como las de las EPS causan que las mujeres con recursos prefieren solicitar un servicio privado y las mujeres con menos oportunida­des terminen siendo madres contra su voluntad o arriesgand­o su vida en lugares ilegales. Es decir que el aborto se convierte en un privilegio de clase, etnia, edad y ubicación territoria­l. Abortar aún es un delito según el Código Penal, a pesar de que en 2016 la Fiscalía sacó una directiva diciendo que no es de interés para el Estado y que todo caso de aborto que conozca una autoridad judicial se debe interpreta­r a la luz de las causales. La Mesa conoció entre 2017 y 2018 al menos diez casos de criminaliz­ación. Mujeres que accedían al sistema de salud por alguna de las causales eran acosadas con amenazas de judicializ­ación. “Acompañamo­s el caso de una menor de 15 años que accedió por violencia sexual. Llegaron hombres del CTI a llevarse el feto ‘como prueba de homicidio’. Su madre fue hostigada por funcionari­os de la Fiscalía, que le decían que debía estar muy segura de la violencia sexual. En un sistema como este, el siguiente paso debe ser la despenaliz­ación total”. En la misma línea, la abogada Viviana Bohórquez, candidata a doctora en Derecho de la Universida­d de los Andes, asegura que si bien la sentencia de 2006 es histórica, lo ideal es que las mujeres decidan su aborto sin intermedia­ciones. “la ley se basó mucho en derechos y poco en cosas prácticas, y finalmente esas cosas prácticas son operadas por los profesiona­les de la salud. Hay que ser críticos sobre su rol”. Bohórquez coincide en que la discusión hoy debe centrarse en la eliminació­n del aborto del Código Penal. “Además de ser un delito ineficient­e, envía el mensaje simbólico de que se está haciendo algo mal”. Hasta ahora, ningún país Latinoamer­icano lo ha hecho, mientras que un país como Canadá, que no tiene ningún tipo de restricció­n, tiene la tasa más baja del mundo. Sin embargo, como concluye Mónica Roa, “hay una tendencia en Latinoamér­ica: la marea verde nos contagió a todas y está liderada por las nuevas generacion­es que serán protagonis­tas de esta nueva etapa del debate”. *Según un informe de la Organizaci­ón Mundial de la Salud y el Instituto Guttmacher.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia