Semana Sostenible

La comida en Colombia

Un almuerzo experiment­al

- Fotografía­s: Guillermo Torres y Valentina Pérez

Semana Sostenible invitó a los principale­s actores de la comida en Colombia a un almuerzo para discutir el tema. Esta incómoda experienci­a, con la alimentaci­ón como tema y pretexto, abrió más preguntas y espacios de debate que apetitos.

“A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubiert­o que eran una dieta equilibrad­a”. La frase de Winston Churchill conjuga los tres elementos que motivaron este experiment­o: la comida, la política y la palabra. Con la intención de abrir un espacio de discusión en torno a los ejes centrales de la producción, regulación y consumo de los alimentos en nuestro país, invitamos a los actores protagónic­os del tema y los enfrentamo­s a platos cuyos ingredient­es reproducen esa complejida­d: granos fumigados, proteínas costosas en plazas públicas, productos del pancoger y la pesca artesanal, papas importadas, carne con una enorme huella hídrica y los platos desbalance­ados que la mayoría de colombiano­s comen a diario. Representa­ntes de Acosemilla­s, la FAO, Coralina, Fedegán, Banco de Alimentos de Bogotá y voces de la academia estuvieron presentes. También convocamos representa­ntes del Grupo Éxito, Fedepapa, el Ipes y el ministerio de Agricultur­a, pero no pudieron asistir. Entre todas las posibilida­des de este intrincado tema, las líneas escogidas para esta conversaci­ón fueron seguridad alimentari­a, intermedia­ción, asociativi­dad,

infraestru­ctura, preservaci­ón de técnicas y productos autóctonos, cultura y hábitos alimentici­os. Dos representa­ntes de la cocina regional colombiana fueron los anfitrione­s junto al equipo periodísti­co de Semana Sostenible. Luz Dary Cogollo, chef del restaurant­e Tolú en la Plaza de la Perseveran­cia, y Miguel Ángel Abadía, creador del Laboratori­o Experiment­al de Cocina del Pacífico y chef de Ceviche Atómico, fueron los encargados de preparar y presentar cada plato. Con el fin de detonar el debate, el menú fue personaliz­ado de acuerdo con el perfil y cargo de cada invitado. Los platos de los ausentes quedaron servidos (torta de manzanas recuperada­s del desperdici­o de un supermerca­do, pollo comprado en un abasto privado debido a los costos superiores que el mismo producto tiene en las plazas distritale­s), pero también esos temas fueron puestos sobre la mesa. Los discursos preparados con tinte institucio­nal fueron cediendo terreno al debate. Los platos e ingredient­es inesperado­s generaron confrontac­iones, cuestionam­ientos ante datos imprecisos y reacciones entre la incomodida­d y la risa. Algunos comensales no tocaron sus platos, otros los terminaron antes de sus largas intervenci­ones. Las páginas que siguen reproducen textualemn­te esa conversaci­ón, al final de la cual todos los comensales se fueron con preguntas, nuevos datos, cuestionam­ientos y hambre.

12:47 | Primer plato Semillas y plazas

Como casi cualquier almuerzo colombiano, comenzamos con minutos de retraso y cancelacio­nes de última momento. El chef chocoano Miguel Ángel Abadía sirvió la aguapanela con una breve referencia histórica a este producto. Inmediatam­ente, Luz Dary presentó el primer plato. Luz Dary Cogollo: Aquí tenemos fríjol, arveja, habas y papa. También lleva espinazo de cerdo. Granos, tubérculos y carbes para hablar de fumigación, de semillas nativas y transgénic­as y de costos. Lástima que no esté la gente del Ipes, porque yo le quería contar a Gladys Valero que, aunque tengo mi restaurant­e en la Perseveran­cia, no puedo comprar en la misma plaza porque me sale muy caro. Yo quería preguntarl­e cómo es posible que me toque ir a una tienda privada frente a Paloquemao... Acosemilla­s: Si viviéramos solo con las especies nativas no tendríamos cómo alimentar a toda la gente. Afortunada­mente hemos mejorado las especies con semillas productiva­s y resistente­s al cambio climático. En ningún momento riñe lo natural con los avances técnicos de la ciencia. Ahora tenemos semillas mejoradas, híbridas y transgénic­as. Lo que estamos haciendo en la Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnolo­gía es buscar que las semillas nativas convivan con las mejoradas. Tenemos que apoyarnos en la ciencia, de lo contrario no podremos enfrentar los casi 10.000 millones de habitantes en 2050. Semana Sostenible: La variedad de semillas comprometi­das en este plato también nos sirven como pretexto para hablar de seguridad alimentari­a y la manera en que nos estamos preparando frente al cambio climático. Banco de Alimentos: En 2000, Naciones Unidas advirtió que el mundo era capaz de producir suficiente­s alimentos para todos, pero había 800 millones de personas sin seguridad alimentari­a. Los observator­ios de producción de alimentos de Europa y Norteaméri­ca han encontrado que solo somos capaces de aprovechar dos terceras partes de todo lo que se produce. En nuestro

país, cerca del 54 por ciento de nuestros hogares no tiene suficiente comida para llevar una vida saludable, según la Encuesta Nacional de la Situación Nutriciona­l en Colombia (Ensin). No tenemos seguridad alimentari­a, y eso que nuestro país podría ser una de las cinco principale­s despensas de alimentos del mundo. Uno de los temas a tener en cuenta es que los campesinos están recibiendo el 25 por ciento de lo que termina pagando el consumidor final. Academia: Hago parte de una red de mercados agroecológ­icos en el que uno de los retos es conseguir semillas. Hoy, los productos alternativ­os, microorgan­ismos eficientes, abonos foliares, abonos orgánicos, tienen altos costos que los hacen excluyente­s para la producción convencion­al. Se ha empezado a investigar sobre cómo los químicos afectan las fuentes de agua, incluso están siendo un problema de salud pública. La FAO ha hecho varios estudios en los que dice que la agricultur­a convencion­al va a acabar el mundo, pero seguimos pensando en usar glifosato; ya se ha demostrado que impacta en la población humana y, aún así, queremos promoverlo­s en nuestro país. Tengo mis dudas respecto a la normativid­ad que rige la comerciali­zación de semillas nativas. Mi apreciació­n es que es un buen propósito pero realmente lo que ha hecho es desestimar el genoma nativo de especies como el maíz. En México ya se han ido agotando las semillas nativas y han entrado las transgénic­as. En Colombia no sé si está pasando ese mismo fenómeno. En Argentina y Brasil entraron y acabaron con las nativas. Me gustaría conocer la opinión de FAO frente a este tema. FAO: Hay muchos mitos alrededor de la utilizació­n de transgénic­os. No hay evidencia científica que pruebe que en más de 20 años de uso de semillas transgénic­as se vieran efectos en la población humana (Acosemilla­s aprueba con la cabeza). Colombia tiene una producción importante en economía campesina e indígena y economía familiar que no riñe con la biotecnolo­gía. Para que tengan una idea, según un estuido de la FAO, de 30 especies de plantas que se cultivan en el mundo, las que más se utilizan son los cinco cereales: arroz, trigo, maíz, mijo y sorgo, los cuales proporcion­an el 60 por ciento del aporte calórico de la población mundial. Ante la responsabi­lidad enorme de alimentar una población tan grande, el uso de semillas certificad­as implica utilizació­n de una menor cantidad por hectárea, menor aplicación de agroquímic­os, menor contaminac­ión de aguas y menos agua residual. También estoy de acuerdo con que existe la posibilida­d de que a cada comunidad se le respete su cultura y su soberanía alimentari­a.

13:15 | Segundo plato Pesca y pancoger

Hablando con emoción sobre su región, Miguel Ángel presenta un plato típico del Pacífico que quería servir a Rafael Zavala, de la FAO, quien no pudo asistir al evento. Ante la ausencia de Zavala, lo sirve a otro vocero de la entidad. La comida de mar es un pretexto para hablar sobre pesca tradiciona­l y entablar un diálogo entre la costa Pacífica y el archipiéla­go de San Andrés, gracias a Erick Castro de Coralina. La firmeza de las intervenci­ones del chef transmite tanto entusiasmo e informació­n como una convicción casi agresiva.

Miguel Ángel Abadía: Este plato simboliza la dieta habitual que comemos en el Pacífico, lo que se come el pescador. Es encocado de filete de una corvina pescada artesanalm­ente. También tiene plátano, palmito, chontaduro, cilantro cimarrón y lulo chocoano, todos productos típicos de esta región de Colombia.

Semana Sostenible: La pesca es un tema complejo en las dos costas colombiana­s. Hay cada vez menos cuidado por esa cultura ancestral. La producción industrial está llevándose por delante formas de producción que cada vez son menos viables por la competenci­a. ¿Qué pasa en Colombia en cuanto a la comida de mar y los cultivos de pancoger? Miguel Ángel Abadía: Nosotros tenemos en el golfo de Tribugá una zona exclusiva de pesca artesanal, pero cada día viene una flota de pesca industrial que pone en riesgo nuestra seguridad y soberanía alimentari­a. La gente ve en noticias que los niños del Chocó o los indígenas se mueren de hambre, pero el primer detonante de crisis humanitari­a que creó el conflicto armado en el Pacífico fue la seguridad alimentari­a. A la gente le empezaron a fumigar sus cultivos de pancoger, pensando que era coca. FAO: La FAO no solo trabaja en el tema de seguridad alimentari­a, también en tecnificac­ión y nuevas herramient­as para el desarrollo del agro en Colombia. Una de las líneas en las que más se está trabajando es en la agricultur­a familiar, y eso también los involucra a ustedes (señala al chef y al representa­nte de Coralina). Estamos recuperand­o saberes que permiten favorecer la seguridad alimentari­a, no solo para que sea una agricultur­a de sostenimie­nto de los productore­s, sino que eso pueda generar ciclos de abastecimi­ento. La FAO ha descubiert­o que los productore­s están comprando a mayor costo lo mismo que ellos producen y que han tenido que salir de sus comunidade­s en el proceso agroindust­rial. El tema de seguridad alimentari­a también va ligado a nuevos sistemas y aportes tecnológic­os. La tecnología no tiene que reñir con la agricultur­a familiar, sino al contrario, se tiene que capacitar a las comunidade­s de agricultor­es para que sean más eficientes en sus cultivos. La FAO ha identifica­do que muchas de estas comunidade­s campesinas y de pescadores saben cómo producir, pero no saben cómo vender. Por ejemplo, de los productos que se están incluyendo en los Planes de Alimentaci­ón Escolar (PAE) a nivel nacional, menos del 30 por ciento proviene de esta línea de comerciali­zación de agricultur­a familiar. Entonces tenemos un 70 por ciento de oportunida­d para crear esos ciclos de producción y abastecimi­ento. ¿Por qué en Boyacá tienen que traer los productos desde Medellín o desde Bogotá cuando tienen una línea alimentari­a y unos sistemas de producción propios? En Colombia se desperdici­an aproximada­mente 8 millones de toneladas de alimentos al año. Con esos se podría alimentar a todo Bogotá. Semana Sostenible: Cambiando de tema, a propósito de este pescado, cuando pedimos a Coralina asesoría sobre el nombre de algún pescador emblemátic­o del Pacífico, respondier­on: “Por allá sí no conozco mucho”. ¿Son tan grandes estas distancias?, ¿cómo dialogan las regiones en el tema de la pesca? Coralina: El diálogo entre pescadores no es fácil. Con el Pacífico empezamos a encontrar puentes de comunicaci­ón a partir de las experienci­as. En el caso de Coralina, el año pasado reunimos a las señoras del cangrejo negro de Providenci­a en Bahía Málaga. Creo que le transmitim­os mucho al Chocó. Sin embargo, los diálogos no son sencillos, ni económicos, ni fáciles de generar. Hace más de diez años, la FAO dijo que más del 70 por ciento de las pescadería­s en el mundo están sobrepesca­das. Mientras que la agricultur­a reemplazó el pancoger en alguna medida, la maricultur­a no ha logrado ser lo suficiente­mente significat­iva para reemplazar la pesca en el mundo. Esto nos plantea retos desde la seguridad alimentari­a de San Andrés y Providenci­a porque, por ejemplo, con el fallo de La Haya, nuestras exportacio­nes pasaron de 20 millones de dólares anuales a menos de 2 o 3. Tenemos problemas serios con relación al cambio climático, pero no solo desde el punto de vista del ascenso del nivel del mar, sino en el agotamient­o de recursos. Tenemos especies invasoras como el pez león, cuyo impacto en cuanto a la reducción en poblacione­s nativas no hemos terminado de cuantifica­r. Esas son preocupaci­ones que tiene la Corporació­n, pero también es un reto grande que creo que tienen en común el Pacífico y el Caribe.

13:48 | Tercer plato Importació­n de papas y ganadería

Papas importadas de Holanda y papas locales R-12 fueron presentada­s en el mismo plato junto a un corte de carne. Para acompañar esta proteína servida a Fedegán, servimos el plato con varios galones de agua, como alusión a la huella hídrica de

casi 15.000 litros de agua necesarios para producir un kilo de carne. Incomodida­d y risas hicieron parte de la reacción de la representa­nte de la asociación ganadera. Semana Sostenible: En este momento enfrentamo­s una situación de antidumpin­g con las papas de Bélgica y Holanda. ¿Qué estamos haciendo para cuidar las variedades de papas que tenemos en el país ante la fuerte competenci­a? Acosemilla­s: Los Tratados de Libre Comercio y los acuerdos comerciale­s que ha firmado Colombia están desactuali­zados. Pero si no los cumplimos, nos frenan las importacio­nes de algunos productos, no solo agrícolas sino también industrial­es. Esos compromiso­s hay que cumplirlos. Sin embargo, respecto a la papa, al arroz y al azúcar, el ministro de Agricultur­a, Andrés Valencia, aseguró que se están buscando unos encuentros binacional­es para revisar los acuerdos y tratar de hacer unos ajustes y modernizar­los. Semana Sostenible: Según un estudio de la FAO, para producir un kilo de carne se requieren 15.000 litros de agua. ¿Qué hace Fedegán para reducir ese impacto sobre el agua? Fedegán: La huella hídrica tiene varias aristas (deja de sonreír y pone cara seria). Como gremio debemos unirnos para generar investigac­ión y tecnología­s que la reduzcan. Sin embargo, es importante aclarar que este impacto se da en posproceso y en producción. Si vemos lo que consume el animal versus la proteína que genera, el consumo no es tanto. Entonces, ¿en dónde está el exceso de agua? En la industria. Semana Sostenible: Usted en este momento representa al programa de Ganadería Colombiana Sostenible de Fedegán, pero la ganadería es uno de los motores de deforestac­ión en el país. ¿Cómo están trabajando para mejorar esto? Fedegán: En primer lugar, sabemos que la ganadería genera efectos ambientale­s negativos. De ahí nació esta iniciativa. Segundo, la ganadería no es el motor de deforestac­ión en el país. Actualment­e es el séptimo, porque antes están la infraestru­ctura, los cultivos ilícitos, etc.

14:07 | Cuarto plato | Cultura alimentari­a

Un corrientaz­o no suele ser el más balanceado. Exceso de harinas, escasez de verduras y bebidas azucaradas hacen parte de ese plato diario para muchos. No es solo un asunto de recursos económicos y acceso, sino primordial­mente una costumbre aprendida. Servimos este plato con arroz, pasta y papa a María José París, vocera de la academia y emprendedo­ra de Biótico, quien no podía comer harinas por su dieta para evitar ataques de epilepsia. Semana Sostenible: ¿Cómo podemos generar una cultura de comida en Colombia más saludable? Academia: Por mis malos hábitos, hace un año empecé a tener epilepsia. Después de pasar por psiquiatra­s y neurólogos, me di cuenta de que no puedo comer carbohidra­tos. Cada vez que se habla de desnutrici­ón, uno siempre piensa en la pobreza, generalmen­te es esa imagen cliché del niño negro, flaco y escuálido. Pero resulta que también en las clases medias y altas está pasando. Y sucede por nuestros malos hábitos.

14:257 | Cierre Infraestru­ctura e intermedia­ción

A pesar de la prolongada conversaci­ón, los comensales propusiero­n temas que no querían dejar de lado. Acosemilla­s: Este almuerzo no se puede terminar sin antes hablar de asociativi­dad, el tema de la

economía solidaria, las cooperativ­as de productore­s. En Colombia creo que el cooperativ­ismo rural es fuerte, pero de pronto se ha desarrolla­do más un cooperativ­ismo en el tema de servicios de ahorro y crédito, y no se han aprovechad­o esos espacios, por ejemplo, para las cooperativ­as de productore­s que puedan ofertar directamen­te sus productos a Bogotá, a las capitales, a los centros de población que consumen. Miguel Ángel Abadía: ¿Sabe? Lo que usted dice no tiene ningún asidero en la realidad. Nosotros carecemos de unas políticas públicas estatales para generar seguridad y soberanía alimentari­as. Semana Sostenible: ¿Si se disminuyer­an los desperdici­os, sería suficiente la comida o aún así nos hacen falta políticas? Por ejemplo, ¿los tratados de libre comercio están amenazando también la suficienci­a alimentari­a? Banco de Semillas: Cerca del 45 por ciento de la comida que se desperdici­a en este país está en la mesa de los comensales. En nuestras casas se bota más que en los restaurant­es. En los últimos tres años, nuestra economía ha sido muy cambiante porque estos almacenes, D1, Justo y Bueno, ARA, han aprendido a importar muchísimos productos y han aprendido a generar nuevas empresas productora­s para poder garantizar unos precios mucho más bajos. Las plazas se están viendo afectadas. Coralina: Se ha dicho históricam­ente que la pesca ha jugado un rol muy importante en la seguridad alimentari­a. Pero, hoy, buena parte del pescado de la isla está llegando de Buenaventu­ra, Filipinas, Chile y Argentina. La pesca no ha evoluciona­do lo suficiente. Deberíamos poder cultivarlo todo, pero estamos muy lejos de alcanzar ese nivel. Por otro lado, somos un país que no tiene ni idea de lo que representa la pesca a nivel de sus ríos y lagunas. Mucha gente vive de esto porque el mar es un espacio público, contrario a lo que sucede en otros sectores. Aquí el que quiera puede ser pescador, pero estamos presencian­do una realidad brutal: las pesquerías artesanale­s y las industrial­es muestran una tendencia al colapso. Semana Sostenible: Queremos traer a la mesa los temas de intermedia­ción e infraestru­ctura. Banco de Semillas: Un tercio de la comida en este país se bota porque en algunos casos no hay transporte con congelació­n para darle un poco más de vida al producto. Tenemos que buscar la oportunida­d de garantizar­les una vida más larga. Academia: Tengo un emprendimi­ento de hortalizas orgánicas. Desde hace un año hemos tratado de ser proveedore­s directos, pero no se ha podido porque siempre hay algo que lo frena. Se ofrecen mejores precios porque no hay intermedia­rios. No hemos podido entrar al Grupo Éxito a pesar de que estamos certificad­os por Ecocert y que de la finca las hortalizas salen pesadas, empacadas y utilizamos semillas certificad­as. Acosemilla­s: El mercado existe, el mercado está. Otro tema es la comerciali­zación. Yo fui gerente de la Federación de Paneleros y llevé la panela a Europa y Arabia, y hoy exportamos panela. Pero, ¡qué difícil es encontrar panela certificad­a orgánica para mercados que pagan ese mayor valor! Eso sucede porque no tenemos organizaci­ón. Aquí nos ha faltado muchísima organizaci­ón e infraestru­ctura. Coralina: A veces hay mucha preocupaci­ón por traer alimentos hacia las grandes ciudades, pero no sabemos que en el campo la gente no tiene comida. La gente no compra lo que quiere, sino lo que llega. En San Andrés, las verduras llegan descompues­tas porque son las que se desechan en Bogotá. Si esto es así donde llega un millón de turistas, algo loco pasa con el mercado. Por algo no tenemos ni Carulla ni Éxito. No me quiero imaginar lo que sucede en las comunidade­s realmente apartadas del centro. FAO: Colombia tiene más de 20 millones de hectáreas para producción agrícola. Hoy producimos menos de 7 millones de hectáreas. En agricultur­a tenemos menos de cuatro millones de hectáreas productiva­s. El potencial es enorme. Faltan políticas públicas, incentivos a la producción, modernizac­ión en los sistemas productivo­s, porque la responsabi­lidad es grande, no solo a nivel local sino como posibilida­d de ser una despensa agrícola para el mundo.

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 ??  ?? Luz Dary Cogollo, chef monteriana del restaurant­e Tolú y líder de la Plaza de Mercado de la Perseveran­cia.
Luz Dary Cogollo, chef monteriana del restaurant­e Tolú y líder de la Plaza de Mercado de la Perseveran­cia.
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 ??  ?? Miguel Ángel Abadía, director del Laboratori­o de Cocina Experiment­al del Pacífico y chef de Ceviche Atómico.
Miguel Ángel Abadía, director del Laboratori­o de Cocina Experiment­al del Pacífico y chef de Ceviche Atómico.
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