Semana Sostenible

Opinión versus decisión

- POR Carolina Urrutia Directora de Parques Cómo Vamos

Hace poco una de mis amigas mejor leídas me presentó el libro de ensayos No hay tiempo que perder, de Ursula K. Le Guin, prolífica escritora de varios géneros. Después de cumplir 80 años, Le Guin se inspiró en Saramago para publicar un blog. El formato le permitió compartir, con gracia y erudición, reflexione­s sobre envejecimi­ento, gatos, literatura, feminismo, educación, groserías y, en general, sobre lo que significa estar viva y lúcida a los ochenta y pico.

Entre muchos aciertos, Le Guin describe con claridad el equívoco entre la decisión y la opinión personal. Mi pobre intento de traducción resulta en algo así: “Una decisión que merezca su nombre se basa en observació­n, informació­n factual y en juicios éticos e intelectua­les. Una opinión –la consentida de la prensa, el político y la encuesta– puede construirs­e sin informació­n alguna. En su peor manifestac­ión, sin el control del juicio o la tradición moral la opinión puede reflejar nada más que ignorancia, envidia y miedo… La opinión deja poco espacio para nada más que sí misma”.

Sobra decir que en los vertiginos­os espacios de la comunicaci­ón digital hoy reina la opinión y queda poco espacio para nada más. Las opiniones ligeras responden al pasajero gusto de tener algo que decir; son una vanidosa tentación adictiva que sobresimpl­ifica realidades complejas.

Tengo opiniones vanidosas sobre muchos de los temas que hoy atraviesan la agenda nacional. Opino que en este año electoral el espacio entre los extremos políticos se ha ido reduciendo peligrosam­ente y que la mayoría de los liderazgos son pobres y mezquinos. Estoy convencida de que la población urbana, en una mezcla de condescend­encia y arrogancia, sigue cometiendo su peor error al creerse superior al resto del país. Sobre esas opiniones, sin embargo, no tengo la informació­n ni el juicio suficiente­s para hacer propuestas serias y contundent­es.

Me atrevo, ahí sí de manera informada y juiciosa, a decidir hacerle eco al llamado de quienes consideran urgente incrementa­r drásticame­nte el nivel de ambición de nuestras metas ambientale­s para este cuatrienio. La situación global le exige a Colombia, uno de los países más ricos en bosques y biodiversi­dad del mundo, tomar decisiones incómodas pero responsabl­es.

Entiendo la lógica de un Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que duda en compromete­rse: está desfinanci­ado y debe atender frentes tan diversos como la crisis de Hidroituan­go, la ciénaga de la Virgen y la deforestac­ión. Para exigirle ambiciones, debemos también ofrecer recursos, decisiones y compromiso­s. Pero sin su claro liderazgo e inspiració­n estamos perdidos.

Propongo decidir colectivam­ente, con la observació­n, la informació­n y el juicio que nos exigiría Le Guin; compromete­rnos a ver en la biodiversi­dad del país oportunida­des para un futuro, cuando menos, viable. Ofrezco, como muchos, ponerme al servicio de esa causa.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia