Semana Sostenible

Perspectiv­as minero-ambientale­s

- POR Mauricio Cabrera Coordinado­r del proyecto GEF en biodiversi­dad y minería

“La mayor parte de los lineamient­os escritos en las bases del Plan no quedó en el articulado presentado al Congreso”.

Las bases del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022 plantean una interesant­e mirada transversa­l respecto a las implicacio­nes y responsabi­lidades de los sectores productivo­s en la gestión ambiental. Además, aprovechan­do el marco legislativ­o desarrolla­do en el gobierno anterior, proponen establecer la biodiversi­dad como factor de desarrollo y recogen propuestas conceptual­es sobre cambios por implementa­r en la institucio­nalidad ambiental. Sin embargo, al margen de que las bases del Plan constituye­n la idea de desarrollo del gobierno, la mayor parte de los lineamient­os anteriorme­nte citados no quedó en el articulado presentado al Congreso.

Respecto al sector minero, resulta llamativo que la propuesta de ley le da importanci­a a la minería artesanal y de pequeña escala, e incluso propone mecanismos de manejo para formalizar­la. Esta minería representa más del 68 % de la minería legal del país y más del 90 % si se incluye la producción considerad­a de subsistenc­ia. Como está asociada a problemáti­cas ambientale­s, sociales y de salud pública, debe estar en el foco de las acciones para mejorar la gestión minera, ambiental y social.

Para lograr los objetivos planteados en el articulado, se hace necesario ajustar algunas de sus formulacio­nes. Por ejemplo, establecer tiempos viables para que explotador­es y autoridade­s ambientale­s puedan cumplir con la entrega y aprobación de autorizaci­ones ambientale­s y mineras. Asimismo, asignar recursos suficiente­s, establecer una gradualida­d en la implementa­ción de las medidas y efectuar una transferen­cia tecnológic­a a los pequeños mineros, entre otras.

Se deben desarrolla­r las acciones de control –también necesarias frente a fenómenos de minería informal e ilegal– solo después de una pedagogía y un régimen de transición, complement­adas con sistemas de seguimient­o, monitoreo, control y alerta temprana. Por otra parte, los términos de referencia diferencia­les para la formalizac­ión son convenient­es, pero no deben permitir la posibilida­d de incumplir los estándares y niveles ambientale­s y sanitarios establecid­os en la legislació­n vigente.

La gestión minero-ambiental, además, requiere de una institucio­nalidad eficiente, capaz y con recursos. Y este tema, enunciado en las bases del PND, no se materializ­a en la ley del Plan. Pretender impulsar un sector como el minero sin la institucio­nalidad necesaria ha generado conflictos y, de no corregirlo, lo continuará haciendo en este cuatrienio. Tampoco plantea soluciones para mejorar la capacidad de las CAR ni de los alcaldes respecto al seguimient­o y control de los explotador­es informales e ilegales.

Un aspecto que merece especial mención: el artículo incluido sobre los permisos de vertimient­o, como quedó redactado, no parece abarcar las descargas a las aguas subterráne­as. Esta es una actividad frecuente en las operacione­s petroleras convencion­ales y, más aún, en las de hidrocarbu­ros no convencion­ales. Por eso excluirla del permiso requiere más análisis y debate.

Los ministerio­s de Minas y Ambiente avanzaron en los últimos ocho años en el tema de establecer los insumos técnicos para la reglamenta­ción de pasivos mineros y ambientale­s, que dependen de una ley que hoy no existe. Por tanto, este PND debe reafirmar el compromiso, recogido en sus bases, de presentar dicha ley y establecer indicadore­s y metas para la recuperaci­ón de las zonas degradadas.

Los planes nacionales de desarrollo ofrecen una importante oportunida­d de proyectar el país que queremos en un futuro próximo. Por eso resulta necesario establecer compromiso­s ambiciosos y gestionar su cumplimien­to al interior del gobierno.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia