La formalización es el camino
En San Roque, un municipio tradicionalmente minero ubicado en el nordeste antioqueño, Anglogold Ashanti Colombia se la juega por formalizar el trabajo de los mineros artesanales mediante el proyecto Gramalote.
Ferry Antonio Viana, un padre de familia que se dedicó a la minería artesanal por más de 21 años, y que vive en el corregimiento de Providencia, recordó cómo empezó su trabajo abriendo un socavón prácticamente con las uñas, junto con su amigo Alirio Martínez.
Ferry confiesa que eran muy confiados: la seguridad era nula y no usaban cascos, arnés o líneas de vida. Con tristeza, recuerda cómo un día la muerte llegó a las puertas de la mina, cuando un compañero de trabajo falleció intoxicado porque no tomaron la precaución de oxigenarla antes de entrar.
La persecución por parte de la fuerza pública era otra preocupación permanente en su trabajo, y la zozobra hacía parte de su cotidianidad. Ferry no dejaba de pensar que en cualquier momento podía perder la inversión económica, su vida y, con ello, su estabilidad familiar. “Acá nos jugábamos el todo por el todo, sin tener seguro nada”, aseguró.
El uso de mercurio también dejó una huella imborrable en su vida y en la de su familia. Se enteró de que este elemento era causante de enfermedades y de malformaciones genéticas cuando uno de sus hijos nació sin un riñón. “Lo primero que preguntaron los especialistas fue: ¿usted trabajaba con mercurio?, yo les dije que sí. Esto fue una lección de vida para mí”.
Después de vivir en carne propia las consecuencias de laborar de manera ilegal, este minero tomó la iniciativa de enviar una carta a la empresa con el fin de legalizar su actividad. A los cinco días recibió una respuesta positiva. “Mostraron interés en apoyarme y desde ese momento iniciamos los trámites para la formalización”.
Ferry reconoce que el proceso no fue fácil:“hubo varias reuniones y muchas veces salí enojado; menos mal hubo entidades mediadoras, como la Secretaría de Minas, el Ministerio de Minas, la Alcaldía de San Roque y la Personería, que nos asesoraron bien y gracias a eso puedo decir ‘soy un minero formalizado’”.
Ferry es uno de los 18 mineros de la sociedad La María SAS, quienes el pasado mes de marzo firmaron un compromiso de formalización con el
proyecto Gramalote. Se trata de un subcontrato de formalización, del cual las autoridades mineras son las garantes de este proceso. La iniciativa tendrá una vigencia inicial de siete años y beneficiará indirectamente a más de 250 personas.
Así mismo, Anglogold Ashanti Colombia construirá una planta de beneficio de oro en la población, para darle un impulso a la minería de pequeña escala y a las cadenas de producción limpias. Será la misma comunidad quien la administre.
De esta manera, la compañía confirma su apoyo y su compromiso con la política nacional de formalización minera, que busca que quienes ejercen la actividad minera de manera informal a pequeña escala en un título minero vigente otorgado a un tercero, puedan realizar sus trabajos ajustados a la normatividad actual.
“Invitamos a que más mineros manifiesten su interés de formalizarse, para que trabajemos de la mano de la institucionalidad (Estado-empresa) en el fortalecimiento de este programa, que nos va a permitir tener un territorio libre de mercurio y de los peligros que genera la explotación de minerales sin las mínimas condiciones de seguridad”, afirmó Íngrid Suárez, gerente proyecto.
Capacitación, la base
La formalización le permitirá a los mineros mejorar tanto sus condiciones de trabajo como de vida, ya que podrán acceder a procesos de capacitación en áreas técnicas y ambientales.
Este fortalecimiento de capacidades es impartido por el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), y sus temáticas se enfocan en la seguridad de las labores mineras y en las precauciones a la hora de trabajar en espacios confinados.
Según Hugo Gómez, instructor del Sena, “en la minería somos grandes causantes de accidentes laborales y fatalidades, por eso es importante empezar a trabajar para que estos índices se reduzcan. Así que hagamos las cosas bien”, recomendó.
Una vez los mineros reciben las certificaciones, ya pueden desarrollar las actividades de explotación de minerales de manera legal, y se espera que con estas medidas los accidentes derivados de las malas prácticas sean cosa del pasado.
Robert Montoya Ochoa, un minero que está en ese proceso, aseguró que “todos los mineros debemos acogernos a la formalización; que no nos dé miedo, porque es un beneficio para todos”.
Gana la salud y el ambiente
Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la minería de oro artesanal de pequeña escala constituye la mayor fuente de liberación de mercurio en el ámbito mundial.
Este elemento no solo afecta la salud del minero expuesto; también pone en riesgo a las comunidades cercanas a las fuentes hídricas aledañas.
Una de las principales condiciones para formalizarse es el compromiso de no utilizar mercurio. “Estoy feliz de evitarlo para nuestra salud. Me siento positivo, con la mirada puesta en mejorar”, expresó Jesús Chavarría, un minero formalizado.
Para la Secretaria de Minas de la Gobernación de Antioquia, “los mineros se están comprometiendo a una minería sin mercurio. Somos el primer departamento que tiene una campaña para errardicar este elemento, y la formalización es la mejor manera”, afirmó.
El proceso no se detiene
Gracias al liderazgo de la Alcaldía de San Roque y las distintas entidades gubernamentales, y al apoyo de Usaid, se están identificando nuevas unidades de producción mineras (UPM) que tienen altas probabilidades de comenzar el proceso de formalización. Además, ya existen varios principios de acuerdos en El Búcaro, El Caimo, El Manantial, El Diluvio, La Bonanza 3 y Los García.
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MINEROS BENEFICIADOS con el proceso de formalización