Migración inversa
El director del Dane confirma su posición con base en las cifras que arrojan la denominada migración inversa: de la ciudad a los municipios.
Para Oviedo el caso de Bogotá, aunque particular, refleja una tendencia que viene tomando fuerza en el país. “En los últimos cinco años el 51% de la gente que dejó Bogotá migró hacia tres municipios de Cundinamarca, fundamentalmente. Se trata de Soacha (117.531 personas), Mosquera (19.445) y Madrid (15.247)”, explica.
El director asegura que este tipo de fenómenos migratorios obedece, principalmente, al costo del uso del suelo en la capital del país y a la calidad de vida. “Lo mismo sucede en capitales como
Cali con Yumbo y Candelaria; Medellín, con Sabaneta; y Barranquilla, con Puerto Colombia y Galapa”, apunta Oviedo.
Señala que desde la perspectiva global, el menor crecimiento poblacional entre 2005 y 2018 no necesariamente implica un problema, sino el resultado propio de las dinámicas sociales y económicas de un país que progresa. Colombia pasó de tener un hogar promedio de cuatro personas a uno de tres, según los resultados del censo. “Creemos que más allá de obsesionarnos, de ver estas cifras como un problema y de rompernos la cabeza determinando qué hacemos para repoblar esos municipios, debemos primero entender los flujos migratorios y determinar qué los impulsó, es decir, su carácter (económico, forzado por temas de conflicto, etcétera). Para luego crear una política pública con carácter diferencial y un enfoque incluyente, por medio de la cual podamos proveer soluciones concretas según el tipo de migrantes”, puntualizó.