Sembrando paz
En el sur de Colombia las fuerzas se unen para mantener el bosque en pie y a sus habitantes con bienestar. Dos objetivos que se entretejen y dan vida a Naturamazonas.
El piedemonte amazónico, una zona estratégica, permite conectar la región Amazónica y la Andina. Un territorio marcado por la violencia que toma pedacitos de Putumayo y Cauca. Justo ahí el río Caquetá los divide y el parque Serranía de los Churumbelos los engalana con sus majestuosos picos. Un territorio lleno de vida, en el que confluyen la naturaleza y el hombre.
Durante un tiempo Conservación Internacional (CI) había liderado un proyecto conocido como Biocuencas. Y esta experiencia les mostró la necesidad de plantear una gran alianza que permitiera seguir trabajando en la región. De esta forma, surgió Naturamazonas un trabajo colectivo liderado por CI Colombia con el apoyo de Gran Tierra Energy, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Corpoamazonia y la Corporación Regional del Cauca (CRC).
Esa labor ha contado, además, con el papel activo de las comunidades, pues como afirma José Vicente Rodríguez, director científico de CI, ellas conocen mejor que nadie sus necesidades y el camino para suplirlas. “Buscamos que las personas tengan
condiciones que les permitan sentirse dignas, identificadas con la tierra y puedan transmitir esto a las futuras generaciones”, afirmó.
La historia no ha sido amable para los bosques ni para las personas que habitan estos núcleos de reconciliación con la naturaleza. En estas zonas se desarrolla este proyecto, en los municipios de Mocoa, Puerto Guzmán y Villagarzón (Putumayo); Piamonte y Santa Rosa (Cauca).
Según el último informe del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Putumayo tuvo el cuarto puesto entre los departamentos con la tasa de deforestación más alta en el país: 13.903 hectáreas devastadas. Así mismo, Puerto Guzmán, fue el séptimo municipio donde más se taló bosque en 2018: 7.053 hectáreas. Todo ello suma más de la mitad del departamento. Naturamazonas busca revertir esto y lograr que estos espacios que comprenden mosaicos de bosques naturales e intervenidos, principalmente baldíos de la nación, se consoliden como paisajes sostenibles.
Cuatro grandes pilares
Naturamazonas apunta a producir sosteniblemente, generar conocimiento, hacer una coordinación interinstitucional y dar alternativas socioeconómicas. En cada uno hay proyectos particulares que unen a técnicos con comunidades en pro del mismo objetivo.
Nixon Palacios lo tiene claro. Piamontense de nacimiento con ascendencia pastusa, como muchos colonos de la región, tiene una mente prodigiosa que le recuerda año a año la historia de esta tierra. Cuenta que a finales de los años setenta la montaña estaba intacta. “Si uno pudiera regresar en el tiempo, quisiera volver a esa época, salir de la casa y a menos de 20 metros encontrar borugas, venados, armadillos. Ahorita es una fortuna ver un animal”, dice con nostalgia.
Palacios representa buena parte de la comunidad que vive en esta zona de Colombia. Tuvo cultivos de coca, luego sufrió la aspersión aérea que acabó no solo con lo ilícito sino también con lo legal. Ahora, es vecino del Centro Ambiental de Capacitación Agro-forestal Guayuyaco, uno de los núcleos de Piamonte, adecuado como vivero y también como centro demostrativo y de operaciones del proyecto. Palacios no se pierde el cine foro que presentan allí los últimos jueves de cada mes. Con propiedad cuenta cómo está planeando su finca: producción agroforestal y conservación.
El programa busca abarcar a otras mil familias de la zona, que puedan reforestar con especies maderables y no maderables, y que les represente un ingreso económico. Para esto hay opciones como el cacao, el asaí, el chontaduro y otros frutos amazónicos. Pero también quieren recuperar algunos de esos bosques perdidos y convertirlos en hogar para especies de abejas. Para que como Nixon cuiden del bosque.
Conocer para cuidar
Para los putumayenses y caucanos que habitan el piedemonte amazónico tener el bosque en pie no resulta rentable. El propio Estado ha hecho eco con incentivos perversos, como el de que la tierra vale más si tiene alguna actividad productiva. A partir de esta realidad, Naturamazonas hace una serie de monitoreos participativos y estos guardianes del bosque también se convierten en defensores del conocimiento botánico de su región. En varias expediciones recolectaron flora de la zona, 18.000 muestras de diferentes especies con las que crearon herbarios que llevarán a varias universidades de Colombia.
El proyecto ya lleva dos años. Los resultados empiezan a verse y el trabajo continúa. Los encadenamientos productivos avanzan así como la reforestación de 1.000 hectáreas de bosque.