Semana Sostenible

El reto de las ciudades colombiana­s

Las apuestas de Medellín van desde metro, tranvía y metrocable hasta la invitación de usar bicicleta o caminar a los destinos. Semana y EPM realizaron un foro sobre el tema en el marco de su alianza ‘Ciudades sostenible­s’.

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Hoy día más del 50 % de la gente vive en los centros urbanos, lo cual aglomera esos territorio­s y crea problemas como la contaminac­ión atmosféric­a. Al analizar las fuentes de esta contaminac­ión y de las emisiones de material particulad­o resulta evidente que tienen su principal foco en los camiones, las volquetas y los buses que funcionan con combustibl­es líquidos provenient­es del petróleo.

A raíz de esto, alternativ­as como los vehículos a gas y eléctricos ganan cada vez más terreno. Por el lado del gas, está demostrado que disminuye un 30 % las emisiones de dióxido de carbono, principal causante del cambio climático; y casi un 100 % las emisiones de material particulad­o, mayor componente de la contaminac­ión atmosféric­a.

En esa transición a energías más amigables con el medioambie­nte, EPM ha cumplido un rol trascenden­tal en el Valle de Aburrá con múltiples acciones. Emvarias, su filial que recolecta las basuras en Medellín, adquirió una flota de compactado­res a gas. Además, EPM adelanta una estrategia con el gremio de la construcci­ón para facilitarl­es volquetas con esta tecnología, con el fin de que comprueben sus beneficios y migren a este combustibl­e.

En cuanto a los carros eléctricos, al ver que para los taxistas era costoso adquirirlo­s, EPM les brindó un subsidio a 200 conductore­s para que compraran sus vehículos, empezaran a valorar los beneficios económicos y ambientale­s, y así más miembros de este gremio se sumaran a esta alternativ­a. Adicionalm­ente, han ubicado alrededor de 20 estaciones de carga eléctricas en la ciudad. No es de extrañar entonces que, solo el año pasado, de los 500 vehículos eléctricos que llegaron al país, cerca de 400 trabajan en Medellín.

Como dice Juan Felipe Velásquez, director comercial de la sucursal de Antioquia de BYD, la empresa número uno en ventas de vehículos eléctricos en el país, Medellín se posiciona como la capital de la movilidad eléctrica de Colombia. La idea es que esto se replique en el resto del país para que así crezca el ecosistema eléctrico sostenible que, bien se sabe, constituye el futuro de la movilidad.

El desafío ahora consiste en que los ciudadanos se den cuenta de los beneficios y decidan migrar a estas tecnología­s. Estrategia­s como la reducción de impuestos, la exención del IVA o la liberación del pico y placa deben empezar a atraer a más personas.

De hecho, el presidente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, estima que bien podría empezar a solucionar el tema de las alertas ambientale­s al hacer la transición de aproximada­mente 20.000 vehículos particular­es a tecnología­s eléctricas. El director del Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá, Eugenio Prieto, tiene una estimación

aún más ambiciosa. Cree que, al renovar 3.500 vehículos, disminuirí­an 50 % las emisiones de material particulad­o.

Lo cierto es que, a pesar de estas constantes alertas, Medellín lleva la delantera en un diseño de la movilidad más amigable con el ambiente. El transporte público de la ciudad, que incluye metros, tranvías, metrocable­s y próximamen­te buses eléctricos, ha salvado la urbe. El gerente general del Metro de Medellín, Tomás Elejalde, asegura que, gracias a este sistema de transporte, en 2018 se emitieron 675.366 toneladas menos de dióxido de carbono.

Medellín, claramente, tendría una situación catastrófi­ca con otra realidad del transporte masivo. Como explica Elejalde, los dividendos del metro están enfocados en la sostenibil­idad y la preservaci­ón de la salud de los habitantes, pero hay que intensific­arlos. “Una forma de hacerlo es calcular las externalid­ades positivas que generamos y que tan solo en 2018 ascendiero­n a 2,9 billones de pesos”, dice el gerente.

El otro tema crucial en esta ecuación es la micromovil­idad. Aproximada­mente 60 % de los viajes de una ciudad son trayectos cortos, y por eso es necesario pensar cómo atender esta demanda. En Colombia, las patinetas eléctricas han empezado a ganar terreno. Solo Grin, una de las empresas que presta este servicio, ha desplegado más de 7.000 patinetas en tan solo nueve meses de operación y ha realizado alrededor de un millón de viajes, de acuerdo con el representa­nte de la compañía en Colombia, Santiago Hernández.

Esta empresa se alió con Transmilen­io en Bogotá, lo cual permitirá que los usuarios tengan acceso a diversos tipos de transporte.

Los otros actores fundamenta­les son los peatones y los ciclistas. Es necesario que las ciudades empiecen a diseñarse pensando más en ellos y a generar estrategia­s que los incentiven. El director del Área Metropolit­ana puso dos ejemplos de esto. El primero es en el Colegio Montessori, en donde un grupo de padres lleva a los niños caminando. El segundo es el programa ‘Al trabajo en cicla’, promovido en colegios, universida­d y diferentes empresas.

Así pues, lo claro es que aún queda mucho trabajo para garantizar una movilidad sostenible en las ciudades del país. Hasta el momento, al menos Medellín parece ir en la dirección correcta.

“Gracias al Metro, en 2018 se dejaron de emitir 675.366 toneladas de dióxido de carbono en Medellín”: Tomás Elejalde

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Directivos de EPM, Grin, el Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá, el Metro de Medellín y BYD debatieron sobre movilidad sostenible.
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