Mejores aires en la navegación mundial
Desde tiempos inmemoriales, la navegación ha jugado un papel preponderante en el avance de la humanidad. Desde los vikingos hasta los polinesios, quienes dominaron la navegación en los mares del norte y el Pacífico, respectivamente; así como en la disputa por el dominio de los mares entre las flotas inglesas, francesas y españolas en siglos pasados. Hoy en día, la navegación es la espina dorsal del comercio y el transporte de más del 90 % de los bienes intercambiados en el ámbito mundial.
A pesar de ser considerada la forma más eficiente y menos contaminante de mover estos bienes en el planeta, sus impactos ambientales son más que significativos, tanto en la diseminación de especies invasoras como en el cambio climático mundial, y la contaminación atmosférica producida por los grandes volúmenes de combustible requeridos y la naturaleza de los mismos.
El principal combustible utilizado es el llamado búnker: combustible pesado subproducto de la refinación del petróleo crudo, el cual posee un alto contenido de azufre y que, al ser usado, produce óxidos de azufre (SOX), compuesto que está relacionado con enfermedades de tipo respiratorio, problemas cardiovasculares y asma, además de ser el principal responsable de la llamada lluvia ácida.
Si bien el control a los niveles de azufre en combustibles como la gasolina y el diésel se ha dado desde hace ya varias décadas, el búnker usado en la actualidad puede contener un 3,5 % de azufre, haciéndolo responsable del 90 % de las emisiones de este contaminante en el ámbito mundial. Se estima que los 15 barcos más grandes que cruzan los mares hoy en día son causantes de más contaminación por óxidos de azufre que todos los carros del planeta combinados.
Es por esto que la Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés) se encuentra en el proceso de adopción de nuevas normas y estándares que permitan disminuir la huella ecológica de estos cargueros. Así, a partir del primero de enero de 2020, entran en vigor nuevas reglamentaciones que buscan disminuir esta carga contaminante en un 77 % mediante combustibles más limpios, con contenidos de azufre máximos del 0,5 % (en algunas áreas especiales solo se permiten máximos de 0,1 %). La adopción de estos nuevos estándares no ha estado fuera de controversia, ya que no solo resultan más costosos –impactando los costos de transporte–, sino que también pueden llevar a daños en los motores de los barcos que han sido construidos para el uso de los combustibles de menor calidad.
Pero la industria se está moviendo en el camino correcto, y se espera que estos no sean los últimos esfuerzos que se hacen para disminuir su huella en el planeta. Cada vez se habla más en la industria de barcos más limpios, movidos por gas natural licuado (LNG) que, por sus características, generarían menores cargas contaminantes. Además, ya se encuentran sobre la mesa de dibujo planes para la construcción de barcos de cero emisiones, aunque se considera que estos aún están lejos de ser puestos en servicio.
Se espera así que la industria de transporte marítimo no solamente siga creciendo en el tamaño de sus barcos y los volúmenes de carga que transporta, sino también en su responsabilidad ambiental de adoptar cada vez mejores prácticas y hacer cumplir los importantes acuerdos que en la materia se han firmado en el ámbito mundial.