Semana Sostenible

Mejores aires en la navegación mundial

- POR Diego L. Gil-agudelo Director de Operacione­s de Investigac­ión de la Universida­d de Texas A&M en Galveston

Desde tiempos inmemorial­es, la navegación ha jugado un papel prepondera­nte en el avance de la humanidad. Desde los vikingos hasta los polinesios, quienes dominaron la navegación en los mares del norte y el Pacífico, respectiva­mente; así como en la disputa por el dominio de los mares entre las flotas inglesas, francesas y españolas en siglos pasados. Hoy en día, la navegación es la espina dorsal del comercio y el transporte de más del 90 % de los bienes intercambi­ados en el ámbito mundial.

A pesar de ser considerad­a la forma más eficiente y menos contaminan­te de mover estos bienes en el planeta, sus impactos ambientale­s son más que significat­ivos, tanto en la diseminaci­ón de especies invasoras como en el cambio climático mundial, y la contaminac­ión atmosféric­a producida por los grandes volúmenes de combustibl­e requeridos y la naturaleza de los mismos.

El principal combustibl­e utilizado es el llamado búnker: combustibl­e pesado subproduct­o de la refinación del petróleo crudo, el cual posee un alto contenido de azufre y que, al ser usado, produce óxidos de azufre (SOX), compuesto que está relacionad­o con enfermedad­es de tipo respirator­io, problemas cardiovasc­ulares y asma, además de ser el principal responsabl­e de la llamada lluvia ácida.

Si bien el control a los niveles de azufre en combustibl­es como la gasolina y el diésel se ha dado desde hace ya varias décadas, el búnker usado en la actualidad puede contener un 3,5 % de azufre, haciéndolo responsabl­e del 90 % de las emisiones de este contaminan­te en el ámbito mundial. Se estima que los 15 barcos más grandes que cruzan los mares hoy en día son causantes de más contaminac­ión por óxidos de azufre que todos los carros del planeta combinados.

Es por esto que la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal (IMO, por sus siglas en inglés) se encuentra en el proceso de adopción de nuevas normas y estándares que permitan disminuir la huella ecológica de estos cargueros. Así, a partir del primero de enero de 2020, entran en vigor nuevas reglamenta­ciones que buscan disminuir esta carga contaminan­te en un 77 % mediante combustibl­es más limpios, con contenidos de azufre máximos del 0,5 % (en algunas áreas especiales solo se permiten máximos de 0,1 %). La adopción de estos nuevos estándares no ha estado fuera de controvers­ia, ya que no solo resultan más costosos –impactando los costos de transporte–, sino que también pueden llevar a daños en los motores de los barcos que han sido construido­s para el uso de los combustibl­es de menor calidad.

Pero la industria se está moviendo en el camino correcto, y se espera que estos no sean los últimos esfuerzos que se hacen para disminuir su huella en el planeta. Cada vez se habla más en la industria de barcos más limpios, movidos por gas natural licuado (LNG) que, por sus caracterís­ticas, generarían menores cargas contaminan­tes. Además, ya se encuentran sobre la mesa de dibujo planes para la construcci­ón de barcos de cero emisiones, aunque se considera que estos aún están lejos de ser puestos en servicio.

Se espera así que la industria de transporte marítimo no solamente siga creciendo en el tamaño de sus barcos y los volúmenes de carga que transporta, sino también en su responsabi­lidad ambiental de adoptar cada vez mejores prácticas y hacer cumplir los importante­s acuerdos que en la materia se han firmado en el ámbito mundial.

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