A jugar en la misma cancha
La Fundación Colombianitos trabaja en un proyecto con jóvenes que busca romper con los estereotipos de género. Jugamos en la Misma Cancha pretende construir una sociedad donde prime la igualdad de oportunidades por medio de la práctica del rugby.
Desde 2017, la Fundación Colombianitos ingresó a trabajar en las instituciones educativas.
En los colegios, en especial en los espacios deportivos dominados por el género masculino, es habitual escuchar frases como “váyase que esto no es para mujeres” o “pórtese como un varón” dirigidas a las niñas que sueñan con patear una pelota de fútbol.
Aunque estos mensajes forman parte de la jerga estudiantil, son expresiones sexistas que perpetúan los estereotipos de género de la sociedad colombiana y son señales del bullying o matoneo.
Desde 2017, cuando la Fundación Colombianitos ingresó a trabajar en las instituciones educativas, identificó esta realidad y la catalogó como de igual importancia a los altos índices de violencia y feminicidio.
“Decidimos usar la práctica del rugby para contribuir con la equidad de género. Gracias al apoyo de Laureus Sport for Good, desarrollamos el proyecto Jugamos en la Misma Cancha, que cuenta con un currículo e incluye talleres en el aula”, dijo Vivian Puerta, directora ejecutiva de la fundación.
Esta iniciativa busca lograr que la educación en equidad de género sea un componente transversal dentro de las agendas públicas para lograr una verdadera transformación social. Además, fomenta nuevas masculinidades, empatía y pensamiento crítico frente a los medios de comunicación y redes sociales.
Laura, de 12 años, fue una de las primeras beneficiadas. Su abuela le había inculcado que no era necesario estudiar porque tenía que aprender a cocinar, a ser buena esposa y ama de casa.
“Luego de ingresar al proyecto, la familia de Laura, en especial su abuela, comprendió que el rol de la mujer va más allá de esas tareas básicas. Por medio del rugby y los talleres, la niña volvió al colegio y hoy quiere ser psicóloga”, apuntó Puerta.
Sin distinción de sexo
Según Puerta, este proyecto no tiene distingo de sexo y educa a los hombres “porque son ellos los primeros llamados a respetar los derechos de las mujeres y promover conductas respetuosas”.
Bryan, de 13 años, aprendió que el lenguaje que usaba con sus compañeras era violento. Luego de pasar por el proyecto, lideró cambios como corregir a sus amigos cuando hacían bromas o comentarios agresivos hacia las adolescentes.
“Estamos seguros de que si logramos educar a los jóvenes desde el colegio sobre estereotipos de género, dignidad y derechos humanos, el resultado será la construcción de una sociedad con igualdad de oportunidades para todos. Los talentos y las capacidades no están relacionadas con el sexo de las personas”, puntualizó Puerta.