Reservas Naturales de la Sociedad Civil: áreas protegidas en casa
En Colombia, desde hace décadas, personas y organizaciones han destinado sus predios a conservar la naturaleza. Su contribución al medioambiente es invaluable y sus historias, apasionantes.
Muchos colombianos se preguntan cómo aportar a la lucha contra el cambio climático y a la pérdida de la biodiversidad, amenazas que en pocos años pondrían en vilo la supervivencia misma de la humanidad. Sin embargo, pocos saben que pueden destinar un terreno para conservar su naturaleza y que, al hacerlo, ayudarán a la transformación que salvará al planeta.
Desde los años setenta ya algunas personas habían dedicado sus predios a la causa de los ecosistemas. En ese sentido nacieron las Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC) como una figura de protección privada oficialmente reconocida en 1993. Y, hasta el momento, por ese medio casi 1.000 colombianos han podido preservar parte de la biodiversidad del país en 192.698 hectáreas.
Estos espacios juegan un papel clave a escala local y regional, en zonas donde los ecosistemas no están suficientemente representados o degradados y fragmentados. Y forman parte fundamental del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Estas son dos historias ocultas detrás de dichos espacios de conservación.