Editorial
A partir de esta edición de antología, SoHo se transformará en un producto exclusivamente digital.
Hace dos décadas, Publicaciones Semana se lanzó a una aventura en la que pocos creían inicialmente: hacer una revista de estilo de vida masculino, dirigida a los ejecutivos de entre 20 y 50 años. Nos inspiramos en las que habían triunfado internacionalmente en este campo, como Playboy,
GQ o Esquire. La idea era combinar fotografías de las mujeres más bellas de Colombia con crónicas literarias y periodísticas de primera calidad y, por supuesto, con grandes dosis de humor.
El experimento fue exitoso. El país, más conservador que ahora, no creía que fuera posible ver a sus grandes figuras femeninas del cine, la televisión, el periodismo, y hasta de la política, en la plenitud de su desnudez. Lo que era un tabú se convirtió en un objeto de admiración. Por sus páginas desfilaron estrellas consagradas y debutantes desconocidas que luego triunfaron. En esta lista están nombres como los de Sofía Vergara, Amparo Grisales, Margarita Rosa de Francisco, Juana Acosta, Carolina Gómez, Juliana Galvis y muchas otras. Todas ellas reconocen que haber salido en la portada fue una experiencia positiva para sus carreras.
Aunque el gancho visual fue la belleza femenina, la solidez y la permanencia de
SoHo se la dio su contenido escrito. Plumas nacionales, como Antonio Caballero, Daniel Samper Pizano, Piedad Bonnet, Germán Castro Caycedo o Eduardo Escobar, dejaron crónicas originales y diferentes a lo que se estaba leyendo en los otros medios del país. Pero también intelectuales internacionales del nivel de Roberto Fontanarrosa, Federico Andahazi, Eduar
do Galeano, Santiago Roncagliolo o Jorge Moronna contribuyeron con artículos exclusivos. Nativos y extranjeros siempre tuvieron en común el humor refinado y el sarcasmo. Y no podemos dejar de mencionar a fotógrafos como Carlos Gaviria, Salvatore Salomone, Mauricio Vélez, Raúl Higuera y Hernán Puentes.
SoHo fue políticamente incorrecta, audaz e irreverente. Esas características hicieron que nuestra trayectoria no estuviera exenta de polémicas. Reportajes fotográficos como el de una interpretación de La última cena, con Alejandra Azcárate, o el desnudo de la controvertida parlamentaria Yidis Medina, fueron “tendencia” antes de que ese término existiera. En no pocas ocasiones un artículo o unas fotos nuestros fueron tema nacional obligado.
Quisiéramos aprovechar este editorial para agradecerles su aporte a todas las personas que colaboraron en la apasionante jornada periodística de dos décadas. A los directores, en primer lugar, a Daniel Samper Ospina, cuya creatividad le imprimió un sello único a la revista. A Felipe Jaramillo y Pablo Jacobsen, quienes hicieron sus primeras armas en el periodismo en SoHo, llevándola de la infancia a la adolescencia. Y, por último, a Diego Garzón y Juan David Correa, quienes la hicieron progresar hasta la madurez.
Esta trayectoria en papel termina hoy, pero continuará en el ecosistema digital con el compromiso y profesionalismo de siempre. Nos despedimos de nuestros lectores con agradecimiento, esperando que durante todos estos años hayamos contribuido a entretenerlos visual e intelectualmente en sus momentos de esparcimiento. Esto no es un adiós, es simplemente un hasta luego, y la invitación a encontrarnos en un nuevo espacio.