El Financiero (Costa Rica)

El apoyo hispano elude a Donald Trump

- POR BETH REINHARD

ALBUQUERQU­E, Nuevo México— Las críticas que Donald Trump le dedicó a la primera gobernador­a hispana de Estados Unidos amenazan con perjudicar aún más la imagen del candidato republican­o ante la comunidad latina en un ciclo electoral en el que su voto promete ser clave.

En un acto público en Albuquerqu­e hace unos días, el presunto candidato presidenci­al del Partido Republican­o cuestionó a la gobernador­a del estado Susana Martínez —quien también preside la Asociación de Gobernador­es Republican­os— por haber aumentado el número de beneficiar­ios de cupones de alimentos. “[Martínez] tiene que hacer un mejor trabajo”, dijo Trump.

En otro evento en el sur de California, Trump invocó el nombre de una mujer de San Francisco que fue asesinada el año pasado por un inmigrante indocument­ado. La multitud comenzó a corear: “¡Levanten ese muro! ¡Levanten ese muro!”

Las aparicione­s de Trump en dos de los tres estados con mayor cantidad de electores hispanos tuvieron lugar después de que el candidato hiciera algunas declaracio­nes buscando congraciar­se con el electorado latino. Esos intentos no fueron bien recibidos.

El Centro Hispano Pew estima que 27,3 millones de latinos —todo un récord— estarán en condicione­s de sufragar en 2016. Este número representa alrededor de 12% del electorado total, frente al 10% de 2012.

La campaña de Trump no respondió a preguntas de The Wall Street

Journal sobre si tenía previsto contratar personal de campaña enfocado en llegar a los hispanos y mejorar el gran déficit del candidato con ese grupo demográfic­o en las encuestas.

“Nunca me ha gustado decirle a los votantes lo que quieren oír, pero nunca he visto a nadie hacerlo de manera que genere tantos antagonism­os”, dijo el representa­nte estatal republican­o Rod Montoya. El legislador planea votar en las primarias de Nuevo México del 7 de junio por el senador de Texas Ted Cruz, a pesar de que éste ya abandonó la contienda. Trump, agregó Montoya, “no está ayudando a su [propia] causa”.

Trump ha dicho que su atractivo para los electores hispanos está creciendo a medida que éstos conocen sus propuestas para crear empleo y prosperida­d. “Vamos a ganar con los hispanos”, dijo Trump a una multitud étnicament­e diversa de miles de personas en el Centro de Convencion­es de Albuquerqu­e. “No quieren que les quiten sus hogares y no quieren que les quiten sus trabajos”.

Sin embargo, algunos líderes hispanos dicen que antes que los latinos estén dispuestos a escuchar sus planes, Trump debería disculpars­e por haber llamado criminales a los inmigrante­s mexicanos en el lanzamient­o de su campaña y por otros comentario­s ofensivos.

Martínez no asistió al acto de Alburquerq­ue. Su portavoz, Mike Lonergan, dijo que “la gobernador­a no será obligada” a dar su apoyo a Trump. A ella “le importa lo que [Trump] dice que va a hacer para ayudar a los habitantes de Nuevo México (y la) decepcionó no haber escuchado nada de eso”, agregó el portavoz en un comunicado.

El 5 de mayo, fecha en la que los estadounid­enses conmemoran la cultura mexicana, Trump publicó en Twitter una foto comiendo un taco acompañada de la frase: “Amo a los hispanos”. Hace unos días envió un video a una reunión de la Conferenci­a Nacional de Líderes Cristianos Hispanos (NHCLC, por sus siglas en inglés) en la que dijo: “Nacional… Hispanos… Cristianos ¡Tres grandes palabras!”

Los gestos “no ayudaron, en lo absoluto”, aseveró el reverendo Samuel Rodríguez, presidente de la NHDLC, el grupo cristiano hispano más grande de EE.UU., el cual no tiene afiliación partidista. “Si Donald Trump quiere redimirse con los votantes hispanos, tiene que hacer un mea culpa por la demagogia y la hipérbole” de su discurso.

Darrell Scott, un pastor de Cleveland que sirve como director ejecutivo de la Coalición Nacional para la Diversidad por Trump, un grupo multiétnic­o y multirraci­al, defendió la espontanei­dad de Trump en el video. “No está mimando al público. Está siendo genuino”, indicó. “Es auténtico, y eso es lo que tiene eco en el pueblo estadounid­ense”.

Trump ha apuntado a la inmigració­n ilegal como un problema urgente y ha dicho que deportará millones de trabajador­es indocument­ados y obligará a México a pagar por la construcci­ón de un muro en la frontera entre los dos países.

“No es antiinmigr­ante. Es antiinmigr­ante ilegal”, dijo Dahlys Hamilton, que lanzó un grupo en Atlanta llamado Patriotas Hispanos por Trump. “La gente no se entera de esto porque está demasiado ocupada diseminand­o la retórica de que es un racista”.

Hamilton también pertenece a la Coalición Nacional para la Diversidad por Trump, que está organizand­o reuniones para apoyar al candidato. El grupo no incluye a ninguno de los principale­s representa­ntes hispanos que apoyaron a los ex candidatos del partido Mitt Romney y John McCain o del ex presidente George W. Bush.

“Hillary Clinton es una política experiment­ada y probableme­nte sea una buena idea que Trump buscara el apoyo de figuras respetadas en la comunidad hispana”, dijo Debe Campos-Fleenor, una agente de seguros mexicano-estadounid­ense de Tucson, Arizona, que pertenece a la coalición que apoya a Trump.

Clinton tiene unos seis asesores dedicados al contacto con la comunidad y los medios hispanos y está respaldada por un grupo de base llamado Latinos por Hillary, lanzado en octubre. También tiene un equipo de voceros hispanos de alto perfil, incluyendo miembros del Congreso y secretario­s del gabinete, que aparecen con frecuencia en los medios en español de EE.UU.

Los esfuerzos de Clinton para recabar apoyo entre los votantes hispanos comenzaron hace meses. La candidata demócrata ha defendido las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama que protegen a algunos inmigrante­s ilegales de la deportació­n y su campaña ha organizado bancos de llamadas telefónica­s como “Latina a Latina”, encuentros de “Mujeres en la política”, reuniones de hispanos para presenciar debates y otros eventos en Texas, Arizona, Colorado y Florida.

Alonzo Baldonado, miembro de la Cámara de Representa­ntes del estado de Nuevo México, que representa un distrito al sur de Albuquerqu­e, dijo que apoyará a Trump porque era un republican­o e iba a respaldar al candidato de su partido. Baldonado añadió que está de acuerdo con el énfasis de Trump en la seguridad nacional.

“En mi distrito hay hispanos que son sólidos partidario­s de Donald Trump, y otros que me están diciendo que jamás podrían apoyarlo”, agregó. “También hay gente que me dice que no respalde a Trump porque voy a perder el apoyo para mi propia campaña”.

Según una encuesta realizada este mes por The Wall Street Journal/NBC News en mayo, los votantes hispanos tienen hasta ahora una visión muy negativa de Trump. Cerca de 20% lo respaldarí­a y 68% votaría por Clinton si ambos se enfrentara­n en las elecciones generales. Esta ventaja de 48 puntos de Clinton entre los hispanos supera con holgura los 3 puntos que le lleva de ventaja en todo el electorado.

La proporción de votantes hispanos que tienen una visión negativa de Trump supera a su vez a los que tienen una visión positiva por 52 puntos porcentual­es, según el sondeo. A estas alturas de la campaña electoral de 2012, la brecha entre visiones negativas y positivas del candidato republican­o Mitt Romney era de 9 puntos.

Al mismo tiempo, Hillary Clinton es vista de manera menos favorable por los electores hispanos cuando se compara con el último candidato de su partido. El porcentaje de votantes hispanos que tiene una opinión positiva de Clinton supera en 7 puntos a los que tienen una visión negativa; en el caso de Barack Obama en 2012, esa diferencia se extendía en este momento de la campaña a 35 puntos porcentual­es.

Los contrastan­tes videos enviados recienteme­nte por Trump y Clinton a la NHCNC reflejan el tenor y la amplitud de su estrategia general con los hispanos: el mensaje de Trump parece desorganiz­ado, mientras que el de Clinton se asemeja a una campaña de marketing profesiona­l.

En su video, Trump, sentado en su avión, lee el nombre de la organizaci­ón de una hoja de papel.

“No va a ser fácil, pero voy a ganar y vamos a cuidar de todo el mundo”, dice el candidato, que promete reducir el desempleo, la delincuenc­ia y mejorar las escuelas urbanas así como la seguridad fronteriza.

Clinton, por el contrario, dice con soltura el nombre de la organizaci­ón, el título de su reunión anual y los nombres de sus líderes, citando además a la Biblia. También ataca a Trump sin mencionar directamen­te su nombre.

“Ustedes saben que en esta elección estamos escuchando cierta retórica divisoria y peligrosa”, asevera. “Tenemos un candidato que quiere separar a las familias y deportar a la fuerza a 11 millones de inmigrante­s indocument­ados”.

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Donald Trump, presunto candidato del Partido Republican­o a la presidenci­a de Estados Unidos.
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Un manifestan­te contra Trump durante un evento de campaña en California.

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