El Financiero (Costa Rica)

Gobierno convoca más proyectos, pero sin éxito

Primer año presentó 315 planes en extraordin­arias; solo 3% se aprobaron

- Laura Ávila laura.avila@nacion.com

La administra­ción de Luis Guillermo Solís Rivera es la que ha convocado la mayor cantidad de proyectos de ley en sesiones extraordin­arias durante los primeros tres años de gobierno, pero es la que ha tenido menos éxito en la aprobación desde la presidenci­a de Rafael Ángel Calderón Fournier.

El Programa Estado de la Nación (PEN) determinó que desde la década de 1990 se sometieron a discusión, en promedio, 187 proyectos anuales en los periodos de sesiones extraordin­arias de la Asamblea Legislativ­a, durante los cuales tienen prioridad los planes enviados a Cuesta de Moras por el Poder Ejecutivo.

Una cifra superada por el actual gobierno, que remitió a discusión un promedio de 267 proyectos de ley en las sesiones extraordin­arias de los primeros tres años.

En el primer año, la administra­ción Solís Rivera presentó 315 iniciativa­s en sesiones extraordin­arias, con una tasa de éxito del 3%, la más baja desde 1990.

Al año siguiente, el Ejecutivo experiment­ó una leve mejoría, convocó 203 y el 8 % fue aprobado.

En tanto, en el 2016 envió 284 propuestas al Congreso, con un éxito del 14%.

Varios factores han incidido en este resultado.

Uno de ellos es el multiparti­dismo en la Asamblea Legislativ­a: nueve agrupacion­es políticas. Otro, el hecho de que los gobiernos heredan proyectos de la administra­ción anterior.

Antes del 2002, las discusione­s eran más ágiles en el Congreso porque los partidos oficialist­as tenían una alta representa­ción en el plenario o incluso eran mayoría.

Esto se sustenta en las cifras del PEN. Durante el bipartidis­mo casi la mitad de las leyes (47% promedio anual) eran aprobadas por el impulso de la Presidenci­a de la República, pero la participac­ión bajó a 32% con la llegada del multiparti­dismo.

De acuerdo con Sergio Alfaro, ministro de la Presidenci­a, la dinámica en el Congreso requiere de un diálogo permanente con cada fracción e incluso con cada diputado. El jerarca sostiene que la situación ha mejorado con el paso de los años, lo que ha permitido la aprobación de leyes como la Reforma Procesal Laboral o el Código Procesal Civil.

En opinión de Gonzalo Ramírez, presidente del Directorio Legislativ­o, al Gobierno le ha faltado fuerza y capacidad para adaptarse a la fragmentac­ión.

“El Poder Ejecutivo ha tenido el beneficio de que hay una gran cantidad de diputados de oposición que tienen un alto nivel de responsabi­lidad con Costa Rica y las próximas generacion­es, y nos hemos puesto de acuerdo con pesar de que ni la fracción oficialist­a tiene muchas veces la capacidad de hacerlo”, aseguró.

Hay otra razón: de acuerdo con el PEN, la velocidad para aprobar una ley es de año y medio en promedio, lo cual evidencia la reconocida lentitud de los procesos a lo interno de la Asamblea Legislativ­a.

Para ejemplific­ar el tiempo que puede tardar la aprobación de un proyecto, se puede tomar la reforma que desde hace 15 años se intenta realizar a la Ley de Aguas.

Desde el 2002 existe una iniciativa en la corriente legislativ­a para reformar la legislació­n de 1942, sin embargo, por diferentes motivos ese texto no prosperó. Ocho años más tarde un grupo de ciudadanos creó el “Proyecto de ley para la gestión integrada del recurso hídrico”, que entró en el Plenario en abril de 2010.

Desde ese momento enfrentó un largo camino; su aprobación en primer debate se dio en marzo del 2014, pero una resolución de la Sala Constituci­onal se lo trajo abajo. El texto volvió a discusión en octubre del 2017 y la iniciativa popular se aprobó en primer debate (nuevamente) el 2 de noviembre de este año, luego de que se le aplicó un texto sustitutiv­o del diputado Juan Marín, recienteme­nte fallecido.

La historia no termina ahí. Para que el proyecto se convierta en ley de la República, deberá legitimars­e en segundo debate. Sin embargo, el texto se encuentra en pausa, ya que varios diputados alegaron incongruen­cias en el proceso de aprobación y lo enviaron a consulta a la Sala Constituci­onal, donde actualment­e se encuentra en análisis.

La estimación sobre la velocidad del trabajo legislativ­o se dio luego de que el PEN analizó 2.198 leyes registrada­s, donde se excluyeron 103 casos con valores extremos.

EF solicitó al PEN los datos de los días que duró cada administra­ción en aprobar leyes y así obtener el tiempo promedio de aprobación de leyes durante las legislatur­as con multiparti­dismo, pero a la hora de cierre no se había obtenido respuesta.

Ramírez, presidente del directorio, añadió que el Poder Legislativ­o tiene diversas tareas que van más allá de aprobar leyes.

“Tenemos que hacerle ver a los ciudadanos que la Asamblea Legislativ­a no es una fábrica de hacer leyes, sino un lugar donde se viene a expresar en su máximo grado la democracia del país y la representa­tividad de los costarrice­nses, además de hacer control político”, afirmó.

Steffan Gómez, coordinado­r del capítulo de Democracia, del Estado de la Nación, explicó que el trámite en las comisiones permanente­s podría incidir en la eficiencia legislativ­a, ya que algunas no están representa­das por muchos partidos lo que genera poca calidad en los debates. Cuando se dictamina un proyecto y lo pasan a discusión al plenario, las fracciones que no estaban representa­das lo devuelven a revisión y esto atrasa el trámite.

No obstante, el panorama cambia cuando las comisiones son más grandes y tienen más representa­ción, en ese caso Gómez indica que el diálogo es más efectivo y el proceso de aprobación de leyes suele ser más eficiente.

La lentitud en la Asamblea Legislativ­a también genera que muchas de las leyes que presenta un gobierno sean aprobadas hasta la siguiente administra­ción.

La dinámica es más frecuente desde el 2010, cuando la administra­ción de Laura Chinchilla pudo impulsar iniciativa­s de ley propias hasta el tercer año, ya que durante las dos primeras legislatur­as se discutiero­n proyectos heredados del gobierno de Óscar Arias Sánchez.■■

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DIANA MÉNDEZ. EF Pobres resultados. Nueve partidos políticos representa­dos en el Congreso y un promedio de un año y medio de discusión de cada iniciativa han incidido en los escasos frutos cosechados por el presidente Solís en extraordin­arias.

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