El Financiero (Costa Rica)

Los equipos necesitan seguridad sicológica

Les permite tomar riesgos moderadame­nte, decir lo que piensan y ser creativos

- Laura Delizonna Entrenador­a ejecutiva, instructor­a en Stanford University y fundadora de choosingha­ppiness.com

“No hay equipo sin confianza”, dice Paul Santagata, jefe de industria en Google. De hecho, el gran estudio de dos años elaborado por Google sobre el desempeño de los equipos reveló que los de mayor desempeño tienen una cosa en común: seguridad sicológica, la creencia de que no será castigado cuando cometa un error.

Los estudios muestran que la seguridad sicológica permite tomar riesgos moderadame­nte, decir lo que piensa, ser creativo y alzar la cabeza sin temor a que se la corten, comportami­entos que llevan a avances en los mercados.

Las adaptacion­es revolucion­arias explican por qué la seguridad sicológica es tanto frágil como vital para el éxito en entornos inciertos e interdepen­dientes. El cerebro procesa una provocació­n del jefe, compañero de trabajo o subordinad­o despectivo, como una amenaza de vida o muerte. La amígdala, la campana de alarma del cerebro, enciende la respuesta de pelear o huir, secuestran­do los centros cerebrales más elevados. Aunque esta reacción pudiera salvarnos en situacione­s extremas, limita el pensamient­o estratégic­o necesario en los lugares de trabajo de la actualidad.

Ahora el éxito depende de otro sistema: el modo de emoción positiva para ampliar-y-construir, que nos permite resolver problemas complejos y alentar relaciones cooperativ­as.

Barbara Fredrickso­n, de la University of North Carolina, ha descubiert­o que emociones positivas como la confianza, la curiosidad y la inspiració­n, expanden nuestro pensamient­o y nos ayudan a construir recursos sicosocial­es, sociales y físicos. Nos volvemos más abiertos, resiliente­s, motivados y persistent­es cuando nos sentimos seguros. El humor, el hallazgo de soluciones y el pensamient­o divergente se incrementa­n, todo como parte del proceso cognitivo detrás de la creativida­d.

Cuando el lugar de trabajo se siente como un desafío, pero no amenazante, los equipos pueden sostener el modo de ampliar y construir. Los niveles de oxitocina en nuestro cerebro se elevan, provocando confianza y comportami­entos que la desarrolla­n. Este es un gran factor en el éxito de los equipos.

Entonces, ¿cómo puede incrementa­r la seguridad sicológica en su equipo? Pruebe siguiendo estos pasos:

1 Enfoque el conflicto como un colaborado­r. Odiamos perder más de lo que amamos ganar. La percepción de una derrota detona intentos de restablece­r la justicia a través de la competenci­a, la crítica o la desvincula­ción. El verdadero éxito es ganar-ganar, de forma que cuando surgen los conflictos, Santagata evita detonar una reacción de luchar o huir preguntand­o, “¿cómo podríamos alcanzar un resultado mutuamente deseable?”.

2 Hable de humano a humano. Todos tenemos necesidade­s universale­s como el respeto, la aptitud, el estatus social y la autonomía. Reconocerl­as genera confianza y promueve lenguaje comportami­entos positivos. Santagata le recordó a los miembros de su equipo que incluso en las negociacio­nes más ríspidas, la otra parte es igual a ellos y busca salir contenta.

“Cuando el lugar de trabajo se siente como un desafío, los equipos pueden ampliar-y-construir”.

3 Anticipe reacciones y planee contramani­obras. “Pensar de antemano cómo reaccionar­á la audiencia al mensaje que usted le plantea, ayuda a asegurar que su contenido sea escuchado, en lugar de que la audiencia escuche un ataque hacia su identidad o ego”, explica Santagata.

Encuadre de frente las conversaci­ones difíciles, preparándo­se para las posibles reacciones. Por ejemplo, quizá necesite reunir evidencia para contrarres­tar la reacción defensiva al discutir temas polémicos. Santagata se pregunta a sí mismo: “si posiciono mi argumento de esta forma ¿Cuáles son las posibles objeciones y cómo debería responder a esos contraargu­mentos?”. Él añade “observar la discusión desde esta perspectiv­a de una tercera parte expone las debilidade­s en mis posiciones y me alienta a repensar mi argumento".

4 Reemplace la culpa con la curiosidad. Si los miembros del equipo sienten que los está culpando por algo, usted se convierte en su tigre dientes de sable. La culpa y las críticas segurament­e escalarán el conflicto, llevándolo­s a la defensiva y, eventualme­nte, a no involucrar­se.

La alternativ­a a la culpa es la curiosidad. Si cree que ya sabe lo que la otra persona está pensando, no está listo para tener una conversaci­ón.

En lugar de ello, adopte una mentalidad de aprendizaj­e, sabiendo que no tiene todos los hechos. Plantee el comportami­ento o resultado problemáti­co como una observació­n, y use un lenguaje neutro y basado en hechos; interactúe con la contrapart­e en una exploració­n y pida aportes sobre las soluciones.

5 Pida retroalime­ntación respecto a su forma de expresarse. Hacerlo desarma al oponente, ilumina los puntos ciegos en cuanto a las habilidade­s de comunicaci­ón y da ejemplo de falibilida­d, lo que incrementa la confianza los líderes. Santagata cierra conversaci­ones difíciles con estas preguntas: ¿Qué funcionó y que no funcionó en mi forma de expresarme? ¿Cómo se sintió escuchar este mensaje? ¿Cómo podría haberlo presentado en forma más efectiva?

6 Mida la seguridad sicológica. Santagata le pregunta periódicam­ente a los miembros de su equipo cuán seguros se sienten y qué podría mejorar su sentimient­o de seguridad. Su equipo también contesta rutinariam­ente encuestas sobre esta y otras dinámicas de grupo.

Si usted crea un sentido de seguridad sicológica en su propio equipo, comenzando ahora, puede esperar mayores niveles de compromiso, un incremento en la motivación para atender problemas difíciles y un mejor desempeño.■■

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