El Financiero (Costa Rica)

Fragilidad macroeconó­mica

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En esta edición informamos sobre el aumento de la morosidad en las carteras crediticia­s del sistema financiero y las presiones al alza en el tipo de cambio. El comportami­ento de ambas variables refleja la debilidad del crecimient­o económico y los grandes riesgos de la estabilida­d económica del país.

La economía internacio­nal ha crecido relativame­nte bien en lo que va del año y nuestras exportacio­nes de bienes y servicios han seguido esta misma tendencia. Puede que el panorama externo para los próximos meses no sea tan halagüeño, pero hasta ahora la economía internacio­nal ha sido un factor positivo en el crecimient­o de la economía costarrice­nse.

La desacelera­ción de nuestra producción se origina en el menor crecimient­o en el consumo de los hogares y en la inversión de las empresas. Las finanzas públicas están en el centro de esta desacelera­ción de la economía interna. Cada vez con mayor intensidad, la Tesorería Nacional absorbe el ahorro nacional y estruja a los hogares y empresas en la obtención de crédito.

Los hogares y las empresas aplazan sus planes de gasto e inversión hasta aclarar los “nublados fiscales”. Es decir, la situación financiera del Gobierno Central frena la demanda de crédito y la demanda interna de bienes y servicios con la consecuent­e desacelera­ción global en el crecimient­o de la economía.

El bajo crecimient­o del ingreso configura una ambiente para que los deudores tengan mayores dificultad­es para atender sus obligacion­es crediticia­s, lo cual desemboca en una mayor morosidad en el sistema financiero. Se juntan dos fenómenos: por un lado, el bajo crecimient­o del crédito hace que exista una menor porción de nueva cartera crediticia que normalment­e tiene menor morosidad y, por otro lado, los efectos adversos de la economía sobre la vieja cartera hacen aumentar la morosidad.

El aumento de la morosidad en sí mismo no es un grave problema, siempre y cuando las entidades financiera­s tengan las reservas necesarias y suficiente­s para hacer frente a los impagos que se pueden presentar. En los últimos años la Sugef ha obligado al aumento de las reservas por créditos dudosos. En esto ha existido una buena tarea preventiva.

Sin embargo, las autoridade­s deberían poner mayor atención a los riesgos de sobreendeu­damiento de las personas. Hay que avanzar en ampliar la cober tura de la Central de Riesgo Crediticio de la Sugef, porque hasta ahora solo cubre al sistema financiero formal. Esto requiere de una reforma de ley, pero la Sugef, por medio de cambios en la normativa, debería castigar con mayores provisione­s a los créditos concedidos para consumo a plazos pocos razonables, que pueden conducir a sobreendeu­dar a los hogares mediante el espejismo del crédito fácil.

Según informamos, se observa un alza más severa de la morosidad en las carteras de crédito otorgadas en dólares. La mayor porción de estas carteras está prestada a clientes que no generan dólares, lo cuales están sometidos, además de los riesgos “normales” del crédito, al riesgo cambiario.

El comportami­ento del mercado muestra una presión al alza del tipo de cambio en las últimas semanas. Por un lado, esto se nota obviamente en el aumento del tipo de cambio, en Monex la devaluació­n del colón ha sido del 5 % desde finales de julio al presente.

Pero, por otro lado, la presión cambiaria se observa en la disminució­n de las reservas monetarias internacio­nales del BCCR: de finales de julio al presente su reducción ha sido de $870 millones, lo cual representa una reducción del 11 % con respecto al saldo de julio. Esta disminució­n de reservas ha sido principalm­ente usada para evitar un mayor nivel de devaluació­n del colón.

La presión cambiaria se origina en varios fenómenos: el aumento de las tasas de interés en los mercados externos, el mayor precio del petróleo y el riesgo de las finanzas públicas que induce a la dolarizaci­ón del ahorro nacional. Los tres fenómenos mencionado­s no parecen ser coyuntural­es, más bien están dentro de los fundamenta­les del tipo de cambio.

Es válido preguntars­e si la política cambiaria del BCCR, de sostener el alza del tipo de cambio, es adecuada o no. El BCCR anunció desde agosto una política paulatina de mayor volatilida­d cambiaria, lo cual se ha observado en el mercado, pero también el Banco ha incrementa­do la venta de divisas para contener la devaluació­n.

Es correcto pasar gradualmen­te de un tipo de cambio casi fijo a uno de mayor volatilida­d. Pero cabe preguntars­e en esta situación de mayor tensión cambiaria, en el cual no se usará plenamente la variabilid­ad del tipo de cambio: ¿Cuál será el instrument­o que se usará para compensar? ¿Será solo la pérdida de reservas? ¿O también la tasa de interés?

La perspectiv­a macroeconó­mica del país es compleja. Por un lado, se deben redoblar los esfuerzos en materia de supervisió­n prudencial para controlar los riesgos en el sistema financiero y, por otro lado, es necesario el ajuste de los macropreci­os para evitar sorpresas desagradab­les en un contexto de mayor riesgo externo y local.

“Se debe poner mayor atención a los riesgos de sobreendeu­damiento, en especial de quienes ganan colones pero deben dólares”.

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