El Financiero (Costa Rica)

¿Cómo trabajar con un colega difícil?

Ocho consejos para protegerse a usted mismo y, a la vez, ayudar a su compañero de trabajo

- Rebecca Knight

Ocho consejos para que usted se proteja y, a la vez, ayude a generar un mejor ambiente laboral.

Algunas personas aman hacerse las víctimas. Nada es su culpa y todos están en su contra. Tener un compañero de trabajo así puede implicar una carga. Entonces, ¿cuál es la mejor forma de protegerse a usted mismo? ¿Cómo puede ayudar a su colega a que cambie de mentalidad?

Trabajar con alguien que siempre se siente víctima es “inherentem­ente desalentad­or”, dice Holly Weeks, académica en la Harvard Kennedy School y autora de “Failure to Communicat­e: How Conversati­ons Go Wrong and What You Can Do to Right Them”.

Quizá el mayor desafío al lidiar con un colega que tenga esta mentalidad es la “negativida­d” que transmite, dice Amy Jen Su, socia en Paravis Partners y coautora de “Own the Room: Discover Your Signature Voice to Master Your Leadership Presence”.

“Cuando usted está ocupado, lo último que necesita es estar cerca de alguien que ve al mundo como un vaso medio vacío”. Aún así, usted no está indefenso. “Lo que sí puede controlar es su respuesta”, dice Su.

A continuaci­ón ocho consejos para lidiar con ese difícil colega. Sea empático

Para empezar, reconozca la perpetua victimizac­ión de su colega, “no se trata de usted”, dice Su. “Así que no lo tome como algo personal”. “Trate de postergar el juicio”. “La compasión ayuda”, añade. “Note que esta persona ve el mundo en forma distinta que usted, y debe ser difícil vivir todos los días en modo víctima”.

Weeks recomienda tratar de “cambiar cómo percibe a la persona”. Sea empático, recuerde: su colega no está tratando de enloquecer­lo a propósito. Sea positivo

A continuaci­ón, piense acerca de cómo “protegerse de absorber el comportami­ento tóxico de su colega”, señala Su. Ella recomienda pasar tiempo con colegas que puedan brindarle un “contrapeso” a los compañeros difíciles. “Necesita rodearse de personas que le den energía, lo eleven y sean fuerzas positivas”.

Cuando tenga que pasar tiempo con esta persona, encuentre formas de liberar presión posteriorm­ente, ya sea caminando, meditando o escuchando música. Algo importante, incluso si este colega en particular le cae mal, trate de encontrar algo que le agrade respecto a esa persona, dice Weeks. Una narrativa diferente

Lidiar con un colega como este puede ser mentalment­e agotador, en especial si constantem­ente escucha las quejas de la persona. Sin embargo, usted no tiene que permanecer “pasivo en este recital de aflicción”, señala Weeks.

Digamos, por ejemplo, que su colega se queja de un jefe que aparenteme­nte le da más trabajo a él que a nadie más en el equipo. Weeks sugiere algo como, “sé que es estresante. Apuesto que el jefe lo hace porque tú eres tan competente y confiable que él no cree que la carga te afecte”. Su respuesta muestra una forma alternativ­a de percibir la situación.

Recuerde: Su meta es ayudar a la persona a “elegir una mentalidad diferente”. De validación Ofrecer validación también puede ser útil en estas circunstan­cias, dice Su. “La validación suele ser el eslabón perdido para personas como estas”, explica. “No se sienten vistas o escuchadas, y por ende, piensan, “si me quejo”, o me hago la víctima, “obtendré algo de reconocimi­ento y aprecio”.

Ella explica que algunas veces estas personas solo necesitan el refuerzo positivo que no están obteniendo en otros ámbitos. No sea hipócrita, por supuesto, pero “si el halago es bien merecido podría reducir la estática”. Proponga soluciones

Otra posible respuesta ante la letanía de quejas de su colega es ofrecer soluciones a los problemas, dice Su. “Esta persona podría estar quejándose porque tiene una necesidad oculta que no está siendo atendida”, señala. En este caso, usted debería “entrare en modo instructor. Diga, ¿tienes expectativ­as de las que otras personas no están enteradas? O Escucho que estás molesto acerca de XYZ, hagamos una lluvia de ideas sobre cómo resolverlo”. Su meta, de acuerdo con Weeks, es enfocarse “no en los sentimient­os de su colega”, sino en desafíos profesiona­les. Empodere a su colega. Sea directo con su colega

El prospecto de confrontar a un colega respecto a su comportami­ento puede invocar profundos sentimient­os de temor. “Pero si esa persona está afectando los resultados del negocio, usted necesita hablar con ella acerca del impacto que está teniendo”, dice Su. Sea amable y considerad­o. Diga: “eres un líder en este equipo. Veo que estás bajo estrés, pero cuando te quejas, arrastras al equipo. ¿Podrías ser más cuidadoso respecto a lo que transmites?” .

Su objetivo es mostrarle al colega que “su humor tiene efectos secundario­s”. Su tono y elección de palabras son críticos aquí, de acuerdo con Weeks. “Si dice eres un paranoico y te quejas mucho, su colega no escuchará”. En lugar de ello, enfóquese en el compotamie­nto que él debería mostrar, no en el que usted quisiera que evitara. Hable con su jefe

También podría valer la pena hablar con su jefe respecto a la situación. Sin embargo, la decisión de ir con su jefe, no es sencilla, dice Su. “En algunas formas, si se queja con el jefe, se está convirtien­do en esa persona”, dice.

Sin embargo, si cree que la conducta de su colega “está afectando al equipo o impactando negativame­nte a la empresa” usted necesita alzar la voz. No centre la conversaci­ón en “personalid­ades”, dice Weeks. Por el contrario, “enfóquela en el trabajo”. Podría decir, por ejemplo, que esta persona es un distractor. La meta es “encuadrar el problema de una forma en que su jefe entienda que esa no es la dinámica que él quiere en la oficina”, señala. Defina límites

Finalmente, deje en claro sus límites. “Si esta persona siempre pasa a desahogars­e con usted, necesita definir nuevas reglas de interacció­n”, dice Su. No sea grosero o irrespetuo­so, pero sea directo sobre sus límites. “Quédese en silencio y use su lenguaje corporal para mostrar que no quiere participar”. Incluso si “siente que no puede resolver la situación, al menos podrá contenerla”, añade Weeks. “Tan pronto como vea acercarse a la persona, diga tengo como seis minutos para hablar”.

No es una estrategia perfecta, pero “al menos no tendrá que sufrir durante mucho tiempo”. Su meta es no ser “ni un tapete ni un cómplice”. © 2018 HARVARD BUSINESS SCHOOL PUBLISHING CORP. DISTRIBUID­O POR THE NEW YORK TIMES SYNDICATE Rebecca Knight es una periodista independie­nte en Boston y académica en Wesleyan University.

Si cree que la conducta de su colega “está afectando al equipo o impactando negativame­nte a la empresa” usted necesita alzar la voz.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF

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