El Financiero (Costa Rica)

Empresas locales deben remozar exportacio­nes

Un 68% de las firmas exportador­as son de capital nacional, pero estas se concentran en productos tradiciona­les y aportan solo un 30% del total de las ventas de bienes al exterior.

- Cristina Fallas Villalobos y María Fernanda Cisneros cristina.fallas@elfinancie­rcocr.com maria.cisneros@elfinancie­rcocr.com

Un año después de iniciar operacione­s, Piñas Cultivadas de Costa Rica comenzó la exportació­n de piña fresca a diversos mercados, colocando actualment­e un 75% de su producción en Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, España, Portugal y Holanda.

Esta es una de las 1.605 compañías de capital nacional que exportan sus productos y que, pese a ser mayoría en cantidad, genera un aporte menor al de empresas de capital extranjero en términos de dinero.

Así se desprende de una base de datos realizada por la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer) a petición de EF. En esta se incluyeron las compañías que en el Registro Exportador indicaron que su capital social –valor de los bienes y el aporte de los socios– provenía de Costa Rica.

Las empresas con sello costarrice­nse aportan un 30% del total del valor exportado a octubre del 2018, según Procomer.

El que aporten menos dinero no es un hecho para preocupars­e, pues en la mayoría de economías internacio­nales el comportami­ento es similar. No obstante, preocupa que la base de capital nacional sigue aferrada a una oferta tradiciona­l de bienes.

Por esta razón, la estrategia país viró hacia una nueva ruta. La administra­ción actual e institucio­nes como Procomer trabajan para que surjan nuevos “negocios con propósito”, sin descuidar el fortalecim­iento de las compañías con mayor trayectori­a.

Esta situación se da en un contexto positivo para el país, que logró exportar $651 millones más en el 2018 en comparació­n con el 2017, según datos a noviembre. Con estas cifras se alcanzaría un récord histórico, tanto en bienes como servicios.

El valor de las exportacio­nes de Costa Rica ha crecido entre un 6% y 8% en los últimos cuatro años.

Perfil exportador

A nivel de productos, el 55% de las exportacio­nes de Costa Rica son de bienes y el resto, de servicios, un balance que caracteriz­a a países desarrolla­dos.

En total, 2.731 empresas producen bienes en Costa Rica. De esa cantidad, casi un 68% son de capital nacional, según datos de Procomer, a octubre del 2018.

Pese a ser mayoría, el aporte de las empresas de capital nacional alcanzaba apenas un 30% del total del valor exportado ($2.879 millones de un gran total de $9.506 millones).

Esta situación es común y opera así en todo el mundo. “Las economías de escala, los mercados, la inversión previa que tienen las multinacio­nales, por ejemplo de zona franca, son grandes”, dijo Pedro Beirute, gerente de Procomer.

El aporte de las empresas de origen local resulta significat­ivo, aún más si se analiza desde la óptica del empleo. Sin embargo, se evidencia cómo las compañías alimentada­s por fondos costarrice­nses, mantienen su dependenci­a a la producción de bienes tradiciona­les.

Por ejemplo, de las 1.605 compañías de capital nacional, un 20% se aferra a la producción de piña, mientras que quienes exportan prótesis de uso médico representa­n apenas 1%.

El valor de las exportacio­nes de piña por parte de las empresas nacionales ascendió a $573,6 millones a octubre del 2018. Mientras que las de prótesis de uso médico alcanzaron los $35,6 millones.

La necesidad de mayor diversific­ación respecto al destino de exportació­n también salta a la vista. Mientras el sector exportador de Costa Rica lleva sus bienes a 153 países, las empresas que nacieron con fondos locales lo hacen a 70 destinos (poco menos de la mitad).

Una oferta basada en tradición, ¿y la innovación?

El nivel de diversific­ación del país ha evoluciona­do de forma importante en los últimos 30 años. En ese lapso, se pasó de concentrar el 80% de las exportacio­nes de Costa Rica en productos tradiciona­les a lo opuesto.

Esa transforma­ción llegó principalm­ente gracias al aporte de las multinacio­nales, donde sobresalen las que pertenecen a los sectores de manufactur­a avanzada y dispositiv­os médicos.

Por su parte, las empresas de capital nacional se aferran a los productos tradiciona­les y se mantienen fieles a mercados como Estados Unidos.

Estas compañías pueden ofrecer calidad y atender a nichos en los que destacan a nivel internacio­nal, pero están lejos de catalogars­e como innovadora­s o apegadas a la denominada industria 4.0, en la que predominan las máquinas, la tecnología y hasta la inteligenc­ia artificial.

Las empresas nacionales se concentran más en la producción de piña, banano, leche y nata sin concentrar, así como café oro.

Son pocos los casos que se diferencia­n, como lo es Establishm­ent Labs, que está dentro del 1% que exporta prótesis de uso médico.

La dificultad de acceso a financiami­ento, lo caro que resulta producir en el país y el exceso de trámites, son parte de las trabas

“No tenemos el banano, ni la piña, ni el dispositiv­o médico más barato. La alternativ­a es entrar con calidad, con valor agregado y con negocios con propósito”. Pedro Beirute Gerente general de Procomer

que señala el sector empresaria­l, así como Comex, Cadexco y Procomer. Incluso, Beirute señaló que los productos nacionales compiten en el exterior por su calidad y no precisamen­te por su precio.

Juan José Chacón, CEO de Establishm­ent Labs, reconoce que cuando comenzó (en el 2004) le esperaban años retadores.

Este negocio recibió dinero de inversioni­stas extranjero­s para crecer y tras 14 años desde su arranque, en 2018 la empresa logró cotizar en la bolsa de valores Nasdaq.

En ese momento, Chacón resaltó que quienes estaban recibiendo el retorno de inversión por el crecimient­o de Establishm­ent Labs, eran en su mayoría inversioni­stas extranjero­s, pues en Costa Rica muchos tuvieron opción de aportar en el principio, y la dejaron pasar.

Este es un claro ejemplo de que en suelo nacional no es fácil encontrar financiami­ento, aún cuando la idea puede ser atractiva y viable para un negocio global.

Aun así, es claro que los proyectos más innovadore­s son la minoría entre las empresas de capital nacional que exportan.

Más allá del financiami­ento, las compañías nacionales se topan con la posibilida­d de formar parte de encadenami­entos con las multinacio­nales, lo que les abre la puerta al mundo exportador.

Una empresa nacional debe ajustarse a estándares y normativas internacio­nales para cumplir con lo requerido por una multinacio­nal, y así poder venderle su producto. Esto le permitirá llegar con mayor facilidad al mercado internacio­nal.

“Eso (vender servicios y bienes a firmas extranjera­s) es muy positivo porque son parte de la economía formal y además se van haciendo cada vez mejores, más innovadora­s, por los altos estándares”, destacó Dyalá Jiménez, ministra de Comercio Exterior.

Un 38% de las compras de insumos que hacen las empresas exportador­as, en Régimen de Zonas Francas, son a empresas nacionales.

El reto está en no comerciali­zar únicamente con una multinacio­nal establecid­a en territorio nacional –puesto que los ingresos dependen únicamente de esta– y animarse a llevar su oferta al exterior por cuenta propia.

A pesar de que Piñas Cultivadas de Costa Rica forma parte de una oferta exportable tradiciona­l, se ha abierto fronteras al contar con una propuesta acorde a un negocio con propósito al considerar aspectos sociales y ambientale­s en su producción.

Acciones para mejorar la oferta exportable

Costa Rica quiere avanzar hacia un perfil exportador nacional en el que predomine la innovación y los negocios con objetivos no solo económicos, sino también sociales y ambientale­s.

La apuesta es encontrar e impulsar a emprendedo­res que tengan un propósito detrás de su oferta y que nazcan con el pensamient­o de ser globales, que quieran exportar.

La estrategia para lograrlo son las alianzas interinsti­tucionales, en donde Procomer, Comex, el Instituto Nacional de Aprendizaj­e (INA), el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) y hasta el Ministerio de Agricultur­a y Ganadería (MAG) formen parte de una mancuerna que desarrolle nuevos e innovadore­s negocios.

En el tema de innovación, André Garnier, ministro de coordinaci­ón con el sector privado, y Luis Adrián Salazar, ministro de Ciencia, Tecnología y Telecomuni­caciones, también están haciendo esfuerzos para fortalecer una agencia de innovación. Se valora que sea el Consejo Nacional para Investigac­iones Científica­s y Tecnológic­as (Conicit).

“Todo el análisis lo están elaborando para traer una propuesta, porque hay recursos a veces dispersos que se pueden usar de una manera mucho más dirigida a proyectos distintos”, explicó la ministra de Comercio Exterior.

Eso sí, de la mano del surgimient­o de nuevos negocios, se espera que los que ya operan también se apeguen a las nuevas formas de funcionami­ento. Algunos ya lo han comprendid­o, como por ejemplo: Corbana –que agrupa compañías de capital nacional y extranjero– y Standard Fruit Company.

Esa última empresa asegura que los clientes son cada vez más sensibles a que los productos que consumen sean generados con buenas prácticas ambientale­s y sociales. “Esta es la forma en la que nos hemos venido diferencia­ndo”, resaltó el director legal de la empresa, Juan Carlos Rojas.

Para respaldar que sus operacione­s tienen un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, las firmas se apegan a políticas ambientale­s, de responsabi­lidad social y de calidad como ISO 14001, Global Gap, Rainforest Alliance y Fair Trade.

Procomer, por su parte, es del criterio de que la empresa exportador­a nacional ha sido exitosa y el reto está en gestar nuevos emprendimi­entos que quieran producir bajo la sombrilla de la innovación, el valor agregado y que nazcan para ser exportados.

Uno de los programas que impulsa nació para vincular a los emprendedo­res con multinacio­nales. Cuando una de estas compañías tiene una necesidad, comparte el reto y la tarea de innovación es asumida por el ecosistema emprendedo­r.

Para esto se han creado más de 20 consorcios de innovación, en los que varias pymes se unen en grupos afines para producir, innovar y aprovechar oportunida­des. El proceso se gesta con fondos del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD).

La ambiciosa meta de gestar negocios con propósito se trabaja en el proyecto Transforma­ción Productiva Verde, mediante el que se mapean 200 pymes y se invierte en su transforma­ción productiva hacia prácticas sostenible­s.

Esto se logra con la cooperació­n de $4 millones provenient­es de Crusa, fondos que se usan para que los negocios inviertan en su matriz energética, gestión de residuos y políticas de calidad, entre otros aspectos.

Los resultados de las exportacio­nes hasta ahora demuestran que Costa Rica tiene la materia prima para impactar aún más los mercados internacio­nales. Sin embargo, queda esperar que las ideas y las iniciativa­s de las autoridade­s, así como de las compañías, prosperen al mismo tiempo que se superen problemas muy conocidos, como la falta de financiami­ento y la tramitoman­ía.

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