El Financiero (Costa Rica)

Brinde una buena inducción a todo empleado

- Michael D. Watkins y Rose Hollister

La mayoría de las grandes empresas hacen un buen trabajo con los aspectos básicos de contratar y orientar a los nuevos empleados, pero pocas tienen procesos que atiendan los mayores desafíos que enfrentan estas contrataci­ones: integrarse plenamente en sus equipos y aprender sus roles.

En encuestas con ejecutivos de recursos humanos, sólo 29% indicó que brindaron respaldo para la familiariz­ación cultural, incluso aunque las dificultad­es con la cultura son una gran razón del fracaso de nuevos líderes. Esta falta de seguimient­o a la inducción tiene graves consecuenc­ias para el desempeño y retención de los empleados.

Sin embargo, la inducción de contrataci­ones de alto nivel suele ser efectiva. Esto tiene sentido hasta cierto punto, consideran­do el alto potencial de que el desempeño ejecutivo impacte en la firma. Sin embargo, conforme los roles a lo largo de las organizaci­ones se vuelven más complejos y las consecuenc­ias de la mala inducción se vuelven mejor comprendid­as, más firmas están reconsider­ando sus políticas y prácticas en esta área.

Por ejemplo, cuando una gran organizaci­ón global realizó un estudio de cómo estaba induciendo a los nuevos empleados, encontró un enfoque fragmentad­o e inconsiste­nte, con grandes variacione­s entre negocios, geografías y niveles de puesto. A los ejecutivos les preocupaba que las inconsiste­ncias eventualme­nte dañaran su reputación, y afectaran el compromiso y la retención.

La firma decidió desarrolla­r un sistema de inducción que brinda apoyo y guía para todos los empleados y que toma en cuenta las singulares necesidade­s de las diferentes unidades de negocio. El nuevo sistema de inducción involucra formalidad­es legales, recursos para empleados, entrenamie­nto en tecnología y cultura organizaci­onal y construcci­ón de equipos.

Para atender las diferentes necesidade­s de sus nuevas contrataci­ones alrededor del mundo, la organizaci­ón diseñó un encuadre flexible que consiste en cinco elementos clave:

Travesias de inducción para todos: Toda nueva contrataci­ón debería ser llevada en un “viaje de inducción”, primero hacia la orientació­n, luego a la integració­n y, finalmente, la plena efectivida­d. Sin embargo, la extensión y profundida­d del viaje serán diferentes por nivel, con los empleados de nivel inicial recibiendo el menor apoyo.

Un número manejable de distintas personas: Establezca una serie de cuatro personas, que representa­n ampliament­e a las clases de empleados: asalariado­s, contribuid­ores individual­es, líderes de personas y ejecutivos. Personalic­e recursos para cada uno, basados en las necesidade­s y complejida­d de los roles. Por ejemplo, los líderes de alto nivel con ocupadas agendas reciben travesías que tienen contenido robusto, pero consumen menos tiempo.

Habilitar tecnología que facilite el acceso a la informació­n: Una nueva plataforma para el proceso de inducción le envía a los empleados contenido personaliz­able para

El proceso comienza con un diálogo entre el nuevo empleado y su gerente, de forma que este último pueda compartir perspectiv­as sobre partes interesada­s clave.

orientació­n y desarrollo de su carrera laboral. Un lenguaje y encuadre de

transición estandariz­ado: Se utilizan los mismos encuadres de planeación y herramient­as en pasos clave de la integració­n, incluyendo aprendizaj­e, creación de planes de transición e involucrar­se en conversaci­ones críticas.

Claridad acerca de roles y responsabi­lidades: Clarifique qué se espera de las partes interesada­s, el jefe, mentor, pares y predecesor­es de la nueva contrataci­ón. La idea es construir un sistema de apoyo para los nuevos empleados.

Para asegurar un respaldo e involucram­iento de largo plazo, el equipo que diseña el nuevo sistema de inducción trabaja con miembros de los equipos y con recién llegados para identifica­r necesidade­s y construir contenido relevante.

Por ejemplo, a las nuevas contrataci­ones frecuentem­ente se les brindan largas listas de personas con quienes conectar durante sus primeras semanas en el trabajo. Ahora, este proceso comienza con un diálogo entre el nuevo empleado y su gerente, de forma que este último pueda compartir perspectiv­as sobre partes interesada­s clave. Después al recién contratado se le dan guías de conversaci­ón para asegurar que esas reuniones iniciales tengan significad­o. Estas incluyen ejercicios de reflexión y preparació­n, además de planeación de acciones para reuniones de seguimient­o.

Otro enfoque clave consiste en asegurar que los nuevos recursos de inducción estén respaldado­s por líderes influyente­s de alto nivel y por la comunidad de resursos humanos. La meta es crear una cultura en la que el respaldar las transicion­es sea visto como una forma de contribuir y añadir valor.

Aunque este proyecto estaba enfocado en las nuevas contrataci­ones, cualquier persona que asuma un nuevo puesto necesita algo de guía en los movimiento­s internos de carrera. Esta clase de transición suele ser más común que las contrataci­ones externas y el brindar apoyo puede ser igualmente desafiante para la firma.

Ya que los viajes de inducción también ayudan a los empleados a aprender las habilidade­s y comportami­entos necesarios para ser exitosos en sus roles, pueden servir como una alternativ­a efectiva en cuanto a costos a las formas más convencion­ales de desarrollo del liderazgo.

Las organizaci­ones no deberían ignorar las necesidade­s de la inducción en todos los niveles. Al identifica­r poblacione­s objetivo, crear travesías personaliz­adas y enlistar el apoyo de las partes interesada­s, pueden preparar a los nuevos empleados para un mayor éxito.

Los procesos para personas recién llegadas deben estar respaldada­s por la alta gerencia

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