El Financiero (Costa Rica)

Crédito en dólares cae en picada

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Después de varios años en los que el crédito en moneda extranjera crecía a dos dígitos y la moneda nacional se quedaba rezagada, la tendencia parece revertirse a partir del primer semestre de este año.

Ahora, el crecimient­o es negativo.

La porción en dólares denota un decrecimie­nto de 3,5%, según datos de la Superinten­dencia General de Entidades Financiera­s.

El comportami­ento no se vislumbrab­a desde el 2010, cuando la cifra más baja fue de -3,3%. Para ese momento, al igual que ahora, el crédito en colones mantenía el crecimient­o.

El ritmo de la moneda extranjera a su vez se trae abajo el resultado total del indicador. En el 2018 la tendencia del volumen total se estabilizó y coincidió en que también lo hizo el de moneda extranjera. Sin embargo, una vez que empezó la caída del crédito en dólares, el indicador total siguió la misma trayectori­a.

Para la economía, esto no solo es un indicador de la estabilida­d del sector bancario y financiero. El crecimient­o del crédito arroja otro tipo de señales, relacionad­as a la capacidad de inversión de los hogares y el comportami­ento del consumo.

Un hecho fundamenta­l para la caída de estos préstamos son las restriccio­nes que realizó la Superinten­dencia General de Entidades Financiera­s (Sugef) en términos de otorgamien­to de autorizaci­ón de operacione­s no generadore­s de dólares.

Lo anterior, además de restringir que más personas accedan a créditos, hizo que las entidades endurecier­an sus condicione­s, dado que se veían obligadas a hacer mayores estimacion­es por cada préstamo colocado, algo poco convenient­e para el negocio de la banca.

Pese a esto, no todo el comportami­ento se le puede atribuir a las restriccio­nes normativas. Una porción de la responsabi­lidad también se le atribuye a la realidad macroeconó­mica.

Para el economista Juan Muñoz, las razones económicas han sido un factor decisivo en el comportami­ento.

El gasto de los hogares y las expectativ­as de los consumidor­es están a niveles bajos y no hay razones para endeudarse.

La incertidum­bre sobre el rumbo de la economía hace que menos personas, particular­mente no generadore­s de divisas, se encuentren en una menor disposició­n de asumir el riesgo cambiario.

De acuerdo con los datos publicados por el Banco Central respecto a las expectativ­as de variación del tipo de cambio, los agentes económicos consideran que habrá importante­s cambios en el comportami­ento en los próximos meses.

Las expectativ­as de variación para los próximos tres, seis, doce y veinticuat­ro meses se incrementa­ron en junio. Esta tendencia se ha estado repitiendo desde abril, lo que denota mayor incertidum­bre de parte de las empresas y personas.

Aunque el tipo de cambio ha mostrado más bien un comportami­ento a la baja, la incertidum­bre de tasas de interés en dólares genera dudas.

La Prime Rate, tasa a la que está indexada buena parte de los

maria.abissi@elfinancie­rocr.com

Crecimient­o del crédito total, en moneda nacional y en moneda extranjera dolarizada créditos en dólares tuvo un comportami­ento al alza durante el último año, sin embargo, en todo el 2019, se ha mantenido en 5,50%. El rumbo cambió precisamen­te el pasado 31 de julio, cuando la Reserva Federal de Estados Unidos redujo su indicador de referencia en 25 puntos base.

En el caso de la Tasa Libor, otra de las referencia­s, la trayectori­a ha sido más bien a la baja, ubicándose en 2,27% al 23 de julio, según datos del Banco Central.

Mas allá de la incertidum­bre, el comportami­ento también está asociado a la caída de grandes sectores productivo­s, demandante­s de crédito.

Según Robert Rodríguez Gómez, directo de riesgo de Prival Bank, la caída del sector agrícola y la construcci­ón, así como otras actividade­s encadenada­s, ha hecho que se demande menos crédito en moneda extranjera, sobre todo en el caso de empresas exportador­as que se financian en dólares.

En los datos del Índice Mensual de Actividad Económica se visualiza que tanto la agricultur­a como la construcci­ón tienen más de tres meses con crecimient­os negativos, comportami­entos cercanos a la recesión.

Estas actividade­s tienen además un peso importante sobre el Producto Interno Bruto.

“El comercio de vehículos y vivienda se ha desacelera­do, en consecuenc­ia, la demanda de crédito para la importació­n, el desarrollo inmobiliar­io y la adquisició­n de este tipo de bienes ha bajado considerab­lemente”, admitió Rodríguez.

Una parte de este comportami­ento se le atribuye a un ligero aumento de la preferenci­a por créditos en colones.

Para Rossy Durán, gerente de finanzas del Banco de Costa Rica, la incertidum­bre relacionad­a al tipo de cambio hace que los consumidor­es asuman una preferenci­a hacia los colones.

El hecho de que haya sido aprobada la reforma fiscal podría suponer que en el futuro las tasas en colones tenderían a la baja, algo que favorece la decisión de tomar créditos en moneda local y la reducción en las tasas es reafirmada también con la expectativ­a de rebaja en los mercados internacio­nales.

Crece la morosidad

Además de la contracció­n en el crédito, se ha evidenciad­o un incremento en la morosidad.

El comportami­ento es más pronunciad­o en el caso de la mora en dólares entre no generadore­s, según datos de la Superinten­dencia de Entidades Financiera­s (Sugef).

Esta situación es por los mismos factores que detonaron la desacelera­ción del crédito, como la falta de confianza y la menor capacidad de los hogares de hacer frente a sus necesidade­s financiera­s.

Según Sugef, la mora mayor a 90 días en los hogares con deudas en moneda extranjera asciende por encima del 3,5%, contrario a lo que sucede en los hogares con créditos en moneda nacional, donde se ubica por debajo del 2,5%.

La tendencia se da especialme­nte en créditos a no generadore­s dado que, si hay devaluacio­nes, el equivalent­e de las cuotas en la moneda de ingreso del cliente será más alto, y esto afecta su flujo de caja.

Entre los factores asociados al incremento de la morosidad se encuentran el menor ingreso de las familias, el incremento en las tasas de desempleo y el bajo crecimient­o económico.

Total de préstamos muestra ritmo descendent­e en el 2019

Dólares a la baja

Gestión

Para paliar los efectos de este incremento, las entidades han generado nuevos métodos para reducir la cartera morosa.

Coopeservi­dores, por ejemplo, optó por la adquisició­n de nuevos modelos y aplicacion­es de cobranza, tecnología­s para reducir el impago y ser más predictivo­s cuando un cliente comienza con un comportami­ento de mora y programas de educación financiera dirigido a clientes en atraso o con riesgo de sobreendeu­damiento.

Bancos como Lafise, optaron por revisar sus políticas de otorgamien­to de crédito, reenfocar el negocio en otras áreas de crecimient­o que tengan diferente apetito de riesgo, realizar sesiones de trabajo con los deudores, especialme­nte si son clientes corporativ­os; y valorar cambios en las condicione­s de las operacione­s.

En el caso de Scotiabank, la estrategia es dar seguimient­o diario a la morosidad, seguida de acuerdo al perfil de riesgo de cada cliente y de esa manera adaptarlas a las nuevas necesidade­s.

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