Se agota la inversión china en Estados Unidos
Las compras de casas en EE. UU. por parte de chinos bajaron un 56% en el año fiscal finalizado en marzo
El flujo de efectivo de China a Estados Unidos solía ser estable; por desgracia, la creciente desconfianza entre estos dos países ha provocado que este flujo se ralentice. La inversión proveniente de China se ha desplomado casi un 90% desde que el presidente Donald Trump asumió el poder.
Esta baja, cuyos efectos se perciben en toda la economía, se debe a que las normas estadounidenses ahora estipulan verificaciones más estrictas y la actitud hacia la inversión china es menos abierta; además, Pekín fijó límites más restrictivos a la inversión en el extranjero.
Todos estos cambios repercuten en un amplio rango de industrias, desde empresas emergentes de Silicon Valley hasta el mercado inmobiliario de Manhattan, así como en varios gobiernos estatales que trabajaron varios años para atraer la inversión china, además de hacer evidente que, tras varios años de seguir un rumbo de integración, las dos mayores economías del mundo comienzan a separarse.
La inversión china en Estados Unidos mostró una aceleración constante durante años; se inyectaron recursos en los sectores de energía, agricultura, automóviles y tecnología, por ejemplo, lo que generó nuevos empleos en Míchigan, Carolina del Sur, Misuri, Texas y otros estados. En vista del auge de la economía china, tanto las empresas estadounidenses como los gobiernos estatales y locales intentaban obtener parte de esos recursos de China.
No obstante, la Guerra Fría económica de Trump ha contribuido a revertir esa tendencia.
La inversión extranjera directa en Estados Unidos, que alcanzó en 2016 los $46.500 millones, se desplomó a $5.400 millones para 2018, una caída equivalente al 88%, según datos de la empresa de investigación económica Rhodium Group. Las cifras preliminares para las inversiones de empresas de China continental hasta abril de este año indican solo un alza moderada con respecto al año anterior, con transacciones por un valor de $2.800 millones.
Al parecer, varias fuerzas confluyen para producir estos efectos. En China, la ralentización de la economía y el reforzamiento de los controles sobre el capital dificultan a los inversionistas chinos comprar productos estadounidenses, según algunos asesores comerciales, de compras y fusiones. La afición de Trump por imponer aranceles a los bienes chinos y el fortalecimiento de un grupo regulatorio dedicado a examinar con lupa la inversión extranjera, en particular cuando hay inversionistas chinos involucrados, también han contribuido a desalentar a las empresas de ambos países.
Es posible que China, que ha
impuesto aranceles en contra de los productos estadounidenses como medida de represalia, también haya decidido reducir las inversiones en respuesta a las enérgicas medidas económicas de Trump.
Las inquietudes en cuanto a la apertura de Estados Unidos hacia la inversión china se vieron exacerbadas después de que el Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos decidió rechazar varias transacciones que no superaron su revisión detallada. Gracias a que en 2018 se le concedieron facultades más generales, este grupo, encabezado por el Departamento del Tesoro, puede bloquear un rango más amplio de transacciones, incluidas inversiones y participaciones minoritarias en tecnologías importantes como telecomunicaciones y computación.
Apenas iniciado el año, la empresa china HNA Group sufrió una pérdida de $41 millones cuando reguladores estadounidenses la obligaron a vender un edificio de oficinas en Manhattan por cuestiones de seguridad nacional, ya que les preocupaba su ubicación, a solo unas cuadras de la Torre Trump.
Menos atractivos
Ya se habían presentado otros casos destacados en los inicios de la presidencia de Trump, como el fracaso de la oferta de Broadcom por Qualcomm y de la venta de MoneyGram a una unidad del gigante chino del comercio electrónico Alibaba el año pasado. Tampoco se aprobó un contrato entre Lattice Semiconductor y una empresa de inversiones vinculada con el gobierno chino.
En algunos casos, el ambiente de desaliento ha beneficiado a las empresas estadounidenses. En junio, UnitedHealth compró la empresa tecnológica emergente PatientsLikeMe, dedicada al cuidado de la salud, después de que el comité determinó que permitir que el propietario chino de la misma tuviera acceso a datos de salud constituía un riesgo de seguridad. No se dio a conocer el precio que se pagó por la compra.
Sin embargo, el mayor escrutinio también les ha dificultado a las industrias estadounidenses establecer colaboraciones con inversionistas chinos, lo cual ha provocado recortes en ciertos sectores. El sector inmobiliario, fortalecido desde hace una década gracias a los inversionistas chinos, sufrió una caída pronunciada debido al deterioro de las relaciones y a las medidas más estrictas impuestas por funcionarios chinos a la inversión en inmuebles extranjeros.
Un informe elaborado en mayo por Cushman & Wakefield destacó un creciente “furor en las ventas” de inmuebles comerciales en Estados Unidos entre los inversionistas chinos. En 2018, se concretaron 37 operaciones de compraventa inmobiliaria con compradores chinos por un valor de $2.300 millones, pero se convinieron ventas de inmuebles comerciales por $3.100 millones. Según el informe, la forma en que se trató a HNA y la retórica hostil hacia las actividades comerciales han generado una sensación de molestia entre los inversionistas chinos.
También se ha observado que los inmuebles residenciales en Estados Unidos ahora resultan menos atractivos para los inversionistas chinos. Un trabajo de investigación dado a conocer hace poco por la Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces reveló que las compras de casas en Estados Unidos por parte de compradores chinos bajaron un 56%, a $13.400 millones, en el año fiscal finalizado en marzo.
“La magnitud de esta baja es muy notoria, por lo que es posible interpretar que estos inversionistas tienen menos confianza en convertirse en propietarios de inmuebles en Estados Unidos”, explicó Lawrence Yun, economista jefe del grupo Realtors.
No es muy probable que una menor inversión china en Estados Unidos produzca el descalabro de la economía estadounidense, puesto que solo representa una pequeña fracción de la inversión realizada por el Reino Unido, Canadá, Japón y Alemania. Además, China sigue siendo el mayor comprador de bonos del Tesoro; sin embargo, ahora solo es tenedor de $1,1 billones en títulos, según la información más reciente del Departamento del Tesoro.
En cambio, recibir menos inversiones sí podría dañar áreas que ya se encontraban en desventaja económica y dependían del efectivo de China. Estados como Míchigan habían atraído cada vez más inversión china, gracias a lo cual se abrieron fábricas nuevas y se crearon empleos en una región del país que había batallado para recuperarse de la Gran Recesión.
“RECIBIR MENOS INVERSIONES PODRÍA DAÑAR ÁREAS QUE SE ENCONTRABAN EN DESVENTAJA ECONÓMICA Y DEPENDÍAN DEL EFECTIVO DE CHINA. MÍCHIGAN HABÍA ATRAÍDO CADA VEZ MÁS INVERSIÓN, GRACIAS A LO CUAL SE ABRIERON FÁBRICAS Y SE CREARON EMPLEOS”.