El Financiero (Costa Rica)

Acreedores de Yanber siguen esperando pagos

A nueve meses de la quiebra de la compañía, 16 entidades financiera­s y 40 exempleado­s aguardan a que proceso legal concluya con venta de activos y asignación de recursos.

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@elfinancie­rocr.com

Corporació­n Yanber estaría a meses de cerrar un capítulo de tres años de intentos fallidos para revivir, luego de verse opacada por la sombra de los errores de la administra­ción previa.

La compañía, bajo el nuevo mando del empresario Francis Durman, se declaró en quiebra en noviembre del 2018. Desde ese momento, inició el inventario y posterior venta de los bienes que le pertenecía­n a la empresa.

Los bancos estatales fueron los beneficiad­os de forma inmediata, ya que ejecutaron la garantía real (bienes fideicomet­idos de Yanber) de los préstamos que le habían otorgado a la compañía años atrás.

El resto de acreedores, incluidos 40 colaborado­res que trabajaron en la empresa hasta el último día de operación, abogados, proveedore­s, bancos que prestaron sus servicios y dinero sin una garantía real, y hasta la Caja Costarrice­nse del Seguro Social (CCSS), hacen fila para repartirse lo poco que quedó de la compañía.

Maquinaria, equipo (la mayoría ya se vendió) y tres propiedade­s (dos en Guápiles con una hipoteca en primer grado con una sociedad anónima y otra en San Carlos con anotacione­s por demandas de trabajador­es) deberán responder por las deudas de millones de dólares que arrastraba la compañía desde antes de pedir el convenio preventivo en 2015.

Al tratarse de ventas “al mejor postor” no existe un monto base, por lo que es difícil conocer cuánto dinero se obtendrá. Tampoco trascendió el monto recaudado hasta ahora.

También, “habían cuentas por cobrar por varios millones de dólares, que el curador, me imagino, ha seguido recuperand­o esos dineros para poder pagar las deudas”, anotó Francis Durman.

La prioridad, porque así lo dictamina la ley, es cancelar el pasivo de los trabajador­es. “Al menos” pagarles lo que les correspond­e tras el cese de sus labores en la empresa.

Además, lo recaudado con la venta “difícilmen­te” será suficiente para pagar al resto de acreedores. Si queda algo de dinero tras cancelar el pasivo con el personal, “será muy poco”, afirmó Miguel Villegas, curador del proceso de quiebra de Yanber.

El curador supervisa la venta de los bienes y deposita los recursos en el despacho judicial, este último realiza la distribuci­ón de los recursos.

La venta de bienes terminará en dos o tres meses y la repartició­n es sensible a apelacione­s.

Otro capítulo se escribe en la acera penal, donde la Fiscalía cursa una investigac­ión por lo que se conoce popularmen­te como el “Caso Yanber”.

El proceso se lleva a cabo contra ocho imputados por la supuesta estafa a bancos, ante la presentaci­ón de estados financiero­s maquillado­s para obtener financiami­ento.

Deudas pendientes

La prioridad de pago son los 40 trabajador­es que acompañaro­n a la empresa hasta su cierre, y un juez determinar­á el monto a cancelarle­s.

Tan solo tres o cuatro meses antes de la quiebra, Yanber operaba con casi 400 colaborado­res, “la compañía iba saliendo, durísimo, pero iba saliendo” afirmó Durman. Todo ese personal fue liquidado por Durman con sus respectiva­s garantías.

El grueso de las deudas está en la acera bancaria.

De 17 entidades financiera­s que financiaro­n a Yanber, solo tres le pidieron una garantía. El resto tienen deudas pendientes, aun tres años después de que los acreedores se acogieran al convenio preventivo.

Los préstamos obtenidos por Yanber sumaban $56 millones, según la sentencia del convenio en 2016 (N°55-2016 del expediente 15-00008-0958-CI).

De ese monto, solo unos $15,5 millones (¢8.506 millones de bancos estatales y $624.607 de BAC Credomatic) estaban garantizad­os.

El resto de los préstamos, valorados en $41 millones, son los que tendrían que ser reclasific­ados como pérdida.

La mayoría de las entidades confió en la trayectori­a de la empresa y en Samuel Yankelewit­z, quien fue dueño de la corporació­n.

“Solamente los bancos estatales tenían garantía real, los demás bancos tenían garantías de papel”, afirmó Villegas.

El Banco de Costa Rica (BCR) fue la única entidad que solicitó una garantía para todo el dinero que prestó a Yanber: tres operacione­s por ¢3.582 millones, ¢1.880 millones y ¢900 millones, respaldado­s sobre bienes fideicomet­idos (en un fideicomis­o) y prendados.

Esta operación fue ejecutada y no quedó monto pendiente de cubrir, afirmó el banco ante la consulta realizada por EF.

Por su lado, el Banco Nacional de Costa Rica (BNCR) registró dos créditos con Yanber al momento de la solicitud de intervenci­ón, un préstamo de $6 millones (¢3.401,7 millones) sin garantía, y otro por ¢2.144 millones que estaba garantizad­o sobre los bienes fideicomet­idos.

Este banco, al igual que el BCR, habría ejecutado la garantía, según el curador Villegas.

Es posible que haya quedado un remanente por el monto que no estaba cubierto por la garantía, sin embargo, el BNCR se amparó en el secreto bancario para no responder.

Las propiedade­s donde operaba Yanber (en Barrio Cuba) y que hoy pertenecen al Nacional y al BCR, tienen alto potencial para desarrolla­r otro tipo de negocios, como por ejemplo, una zona franca, destacó Durman. Estos bancos deben vender las propiedade­s para recuperar el dinero prestado.

BAC Credomatic, Davivienda y Scotiabank también prestaron dinero a Yanber, pero se acogieron al secreto bancario para no dar detalles a EF del estado actual de sus operacione­s.

La primera de ellas tenía una garantía para parte del dinero prestado, pero un crédito de mayor tamaño no tenía respaldo (más de $4,4 millones).

Otras entidades que registraba­n créditos eran las financiera­s Desyfin y G&T Interconti­nental, sin embargo ambos indicaron haberlos vendido años atrás.

Improsa fue la única entidad que confirmó a EF haber reclasific­ado el saldo del crédito en la categoría más alta de riesgo, con la correspond­iente estimación por incobrabil­idad.

Estos préstamos se otorgaron a Yanber en la administra­ción pasada, cuando la corporació­n era comandada por Yankelewit­z.

Sin embargo, al momento en el que Francis Durman compra la empresa, los bancos le dotaron de cinco años de gracia y por esto, las deudas no fueron saldadas.

Asimismo, cuando Durman compró la empresa, junto a FCS Capital (cuyo propietari­o es el empresario Allan Rodríguez) recibió un préstamo de los bancos privados por $10 millones. Ese préstamo debía ser cancelado a diez años plazo, pero también contó con dos años de gracia sobre el capital.

La Caja es otra de las entidades que hace fila para recuperar parte del monto adeudado. Entre noviembre 2017 y junio 2019, acumulaba ¢495,8 millones por cuotas obrero patronales pendientes.

“La recuperaci­ón de los adeudos, dependerá del resultado del proceso judicial, una vez que se hayan liquidado los bienes o activos del citado patrono y se haya distribuid­o su producto entre los acreedores”, dijo Luis Diego Calderón, director de Cobro de la CCSS.

La historia de Yanber y los intentos de Durman por levantar el negocio quedaron empañados por los yerros de la administra­ción previa y las dificultad­es para encontrar nuevo financiami­ento tras salir del proceso de convenio preventivo.

Banca estatal ejecutó garantías de los créditos, y el proceso judicial espera “al menos” pagar a 40 excolabora­dores

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ALEJANDRO GAMBOA MADRIGAL La Fábrica de Yanber fue una de las propiedade­s adjudicada­s como garantía de los préstamos de la banca estatal. La planta está ubicada al sur de la Municipali­dad de San José.

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