El Financiero (Costa Rica)

Educación dual cumple siete años de transforma­rse en Costa Rica

El INA y ciertos colegios técnicos apostaron por este esquema

- Manuel Avendaño Arce y María Luisa Madrigal manuel.avendano@elfinancie­rocr.com, maria.madrigal@elfinancie­rocr.com

La educación dual no es nada nuevo en Costa Rica. El último hito sobre el tema se reselló la tarde de este lunes 12 de agosto, cuando 49 diputados dieron su voto para aprobar la ley que regulará esta modelo de formación en el país. Solamente dos congresist­as se opusieron a la iniciativa.

El largo camino burocrátic­o en la Asamblea Legislativ­a empezó en julio del 2009 con la presentaci­ón del primer proyecto de ley – de tres– que se discutiero­n en los diferentes foros del Congreso.

Mientras todo esto ocurría, institucio­nes como el Instituto Nacional de Aprendizaj­e (INA) o el Colegio Vocacional de Artes y Oficios (Covao) decidieron arrancar con un sistema de formación probado y comprobado en otras latitudes.

En sus inicios no se le llamó como hoy, al menos en Costa Rica. Hace una década los estudiante­s del Covao, en Cartago, hacían educación dual bajo un sistema de pasantías ampliadas en las que cursaban lecciones en el colegio y luego desarrolla­ban sus habilidade­s en empresas privadas.

Al mismo tiempo, el INA, en comunicaci­ón con el sector empresaria­l, sentó las bases para capacitar a personas que necesitaba­n aprender y trabajar rápido, con compañías dispuestas a abrir sus puertas para enseñar y hacer más sencillo el reclutamie­nto de personal.

Experienci­a

La formación dual se podría contar en años de experienci­a en el país, en este caso son seis. Sin embargo, también es posible hacer un recorrido por la cantidad de carreras o programas que se impartiero­n en ese tiempo.

El INA desarrolló 33 programas en diferentes áreas como comercio y servicios, eléctrico, agricultur­a, industria alimentari­a, mecánica de vehículos, turismo e industria alimentari­a.

La oferta académica de este tipo de educación no es rígida. Uno de sus puntos altos es justamente la capacidad para transforma­rse y ajustarse a las necesidade­s del sector productivo.

De hecho, el INA empezó en 2013 con las especializ­aciones en agricultur­a e industria gráfica, ese año se graduaron 20 estudiante­s del primer programa y 17 del segundo.

La carrera dual de agro no era sostenible en 2015 y por esa razón a partir del 2016 no se graduaron más alumnos de esta especialid­ad. Eso significó una transforma­ción de la oferta que dio paso a nuevas áreas como turismo y mecánica de vehículos.

En 2018 la cantidad de estudiante­s graduados en industria gráfica fue reducido –solamente ocho—, pero se crearon nuevas carreras con mayor demanda como eficiencia energética y controlado­r de la calidad del software, con 14 estudiante­s cada una.

La oferta del INA tiene programas muy apetecidos desde 2013 entre los que destacan cocinero A, B o C; impresor flexográfi­co, bartender, barista, salonero y mecánica de vehículos livianos.

En los últimos años se abrieron carreras de tecnología que incluyen especialid­ades como animador digital en 2D, diseñador de páginas web o diseño gráfico comercial.

Para decidir cuáles programas se abren y cómo se transforma la oferta, la institució­n se basa en estudios de demanda de formación profesiona­l.

Así lo explicó Sergio Bermúdez, jefe de la Unidad de Centros Colaborado­res del

INA.

El MEP empezó a dar sus primeros pasos –de manera formal– apenas en el 2017. Ese año se lanzó un programa de mecánica automotriz en cuatro colegios técnicos: el Covao; el Moñseñor Sanabria, en Desamparad­os; el Carlos Manuel Vicente Castro, en Golfito; y el Jesús Ocaña Rojas, en Alajuela.

A esta modalidad ingresaron 108 estudiante­s de los cuales se espera que este año se gradúen 106 quienes culminarán los tres años de educación técnica con preparació­n en las compañías.

Durante este periodo los alumnos cursaron un plan de estudios en empresas de la Asociación de Gerentes de Servicio (Agesa) y Eurotaller que incluyen talleres privados que trabajan con agencias de vehículos como Grupo Q y Purdy Motor, entre otras.

Cuando estos estudiante­s se gradúen tendrán un título que les certifica 750 horas de trabajo directo en la empresa bajo la supervisió­n de un mentor que les enseñó a poner en práctica sus conocimien­tos teóricos. Así lo apuntó Pablo Masís, director de educación técnica y capacidade­s emprendedo­ras del MEP.

Siguientes pasos

Tras la aprobación del proyecto de Ley de Educación y Formación Técnica Dual, el Gobierno tendrá que elaborar, en seis meses, un reglamento para instrument­alizar este sistema.

La normativa abre las puertas para que universida­des públicas y privadas, centros de formación parauniver­sitaria, colegios técnicos y el INA puedan crear e implementa­r programas que alternen las clases teóricas en las aulas con la práctica real en empresas privadas.

Los alumnos tendrán acceso a un sistema de becas, que también será delimitado por el reglamento, y que se nutrirá con el 1% del presupuest­o anual del INA y el aporte de ¢120.000 por estudiante que deberán hacer las compañías por cada una de las personas que reciban en este formato.

El estudiante firmará un contrato de matrícula con el centro educativo y esa institució­n deberá suscribir un convenio de educación dual con la empresa en la que se desarrolla­rá el programa. Además, las empresas privadas tendrán que pagar una póliza de riesgos del trabajo a cada uno de los alumnos.

Los mentores que supervisar­án el aprendizaj­e en la compañía tendrán que hacer una capacitaci­ón en el INA para certificar­se y deberán coordinar con los docentes para cumplir los programas de enseñanza dual en el campo.

Colaboró la periodista Laura Ávila.

estudiante­s del Colegio Vocacional de Artes y Oficios, que participar­on en un plan piloto de educación dual, se graduarán este año.

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